Qué fácil resulta escribir diez renglones sobre Ray Bradbury o cualquier otro. Qué fácil resulta aventarse una necrológica sobre alguien que no has conocido, con quien no has compartido ni una charla con café y cigarrillo. Qué difícil es escribir, sin embargo, cuando muere alguien querido y muy cercano a ti, alguien a quien querías y respetabas y por quien eras respetado y querido. Cómo se traban las palabras, y el oficio que uno creía tener se hace añicos.
Llevo cuatro días peleándome a navajazos con un escrito de tres folios que ya colgaré aquí sobre mi querido amigo y colega, el "profe" Federico Ferro Gay: un humanista y filósofo italiano que llegó a México poco después de la II Guerra Mundial para quitarse de las hombreras de la chaqueta el polvo de las ruinas de los bombardeos y calmar las cornadas del hambre de la posguerra. El embajador de México en Italia le dijo: "Márchese a México, Federico. Allá está todo por hacer". Federico Ferro Gay es insustituible por muchas razones, siendo una de ellas que, recién fallecido pocos días antes de cumplir 80 años, en México todavía está todo por hacer. Sobre todo en aquellos aspectos en que Ferro Gay fue autoridad en México.
Profesor emérito de varias universidades, nadie como él ha sido profesor universitario antes que nada más en la vida. En 2000 declaró a la prensa sobre su compromiso con el mundo de la enseñanza, que es un acto de generosidad máximo, pues consiste en compartir con jovialidad el propio conocimiento: "Le pido a Dios que no me saque de este ambiente antes de morirme. No lo soportaría". Y no lo soportó. Alejado durante unos días de Semana Santa de las aulas en que impartía Latín y Literatura Italiana (por propia voluntad, impartía a sus 79 años cuatro asignaturas este semestre), las Parcas hallaron la manera de meterle en un hospital y Láquesis pudo cortar el hilo de su vida.
La noticia de su muerte, que nos llegó el martes, nos dejó a profesores, amigos y alumnos, llenos de una consternación enorme. En sus últimos momentos de lucidez sintió vergüenza de que la maldita muerte le impidiera regresar a clase para finalizar este semestre al que le quedan dos semanas. Pidió por ello, como un último favor al maestro que fue, que su féretro fuera conducido al aula para que los estudiantes y los colegas le rindieran un último saludo y para enseñarnos, en su última lección, que a un verdadero maestro sólo razones de fuerza mayor, como la maldita muerte, deberían apartarle de ejercer una de las profesiones más bellas y satisfactorias que merecen ser ejercidas. La de maestro.
En la primera foto (tomada por Manuel Parra, de El Diario), me pueden ver a la izquierda; a la derecha, Ulises Campbell; detrás de mí, Carlos González Herrera y Carlos Morales; detrás de Ulises, Antonio Muñoz. Todos nosotros, profesores de la UACJ, recibimos el féretro de Federico Ferro y lo condujimos hasta la explanada del ICSA para un emotivo homenaje antes de que el ataúd fuese acompañado al aula en que Ferro, sin pronunciar palabra alguna, nos impartió su última lección.
Federico amigo: añoraremos tu presencia de gigante que no cabía en los rincones donde te escondías por humildad. En lo personal, también extrañaré tu busto de cónsul romano y tu poderosa voz de orador. Es por esto que ahora te digo "hasta la vista" con las palabras que durante siglos fueron tradicionales entre tus antepasados itálicos: Sit Terra Tibi Levis. Que la tierra te sea leve.
7 comentarios:
Te acompaño en el sentimiento. Hace muy poco yo también perdí a uno de mis maestros.
Un abrazo
Pues yo no te conozco ni conocí a tu maestro, pero y aún a pesar de ello, siento el mismo dolor por la tristeza de alguien a quien respeto y el paso a otro "bardo" de quien fue respetado por el que yo respeto. Mi más sentído pésame Ricardo.
Aunque no me dió clase, si asistí a su conferencia magistral en Juárez en el 2004 en el II CONELL.
Pude ser testigo de su gran calidad humana y la preocupación por la correcta docencia en la universidad.
Me uno al pesar desde Yucatán, y el Mar.
Tomás.
Cómo duele cuando se va alguien que admiramos y le guardamos respeto y cariño. Descanse en paz...
Gracias a todos por vuestras palabras. Es verdad que Ferro fue un maestro en muchas facetas, y mis líneas no han podido reflejar su nobleza de espíritu. Sólo la tristeza de quienes le añoraremos mucho.
Y me da mucho gusto, hermanita, que por fin te hayas pasado por aquí. Ojalá repitas y me dejes más comentarios, carnalilla mía. Te quiero.
Un saludote a todos.
Comparto mucho de los sentimientos que expresas en tu post, definitivamente profesores y amigos como el solamente uno a lo largo de tu vida. Gracias por darle un lugar en tu blog a este gran personaje del mundo ya que con eso me has movido esa necesidad de escribir algo de el tambien. Ya lo he hecho (en mi blog) y es que no queria hacerlo puesto aun resentia mucho su perdida. saludos...Felix
comparto sentimeintos de quienes lo conocieron pero aun lo pueden conocer leyendo sus obras . yo si tuve el privilegio de compartir sus conocimientos ya que fui su alumna en la escuela de filosofia del 78 al 81 en la uach y lo recuerdo como si lo estuviera viendo sentado junto a la puerta del salon fumando sus delicados cigarrillos y explicando pausadamente la historia de la filosofia . descanse en paz doctor ferro, AURELIA GUTIERREZ H.
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