martes, noviembre 22, 2022

SANTORAL

La gran actriz española María Casares, quien nació hoy hace 100 añitos. Un buen documental sobre su vida puede ser visto en la página web de RTVE, sólo clicando aquí. 
 

domingo, noviembre 20, 2022

JEAN HARLOW, AFRODITA PANDEMOS: LA JAULA DE ORO (FRANK CAPRA, 1931)

“Cuando soy buena, soy muy buena; pero cuando soy mala, soy mucho mejor”. Esta maravillosa perla de autoconocimiento se debe a Mae West, la gran actriz del Hollywood Pre-Code junto con la rubia platino Jean Harlow, quien también podría haber firmado tal máxima con pincel de vellos púbicos. Pre-Code quiere decir antes de que empezara a ser obligatoria la aplicación del férreo código Hays creado por el apestoso William H. Hays, líder del Partido Republicano, quien ejercía una férrea censura sobre lo que se podía ver, o no, en las pantallas de Estados Unidos. En esta película contamos con la Harlow haciendo de pobre niña rica, insatisfecha en su escabeche, que se enamora y casa con un periodista de nota picante. Por supuesto, este ceniciento o Cinderella Man, dejémoslo en Cinderello, será víctima por haber entrado en una estirada clase social a la que ni pertenece ni podrá adaptarse. Los diálogos chispeantes e ingeniosos se deben a Robert Riskin, y la dirección de Capra, en esta ocasión más esmerada que genial, es capaz de sobreponerse a lo trillado y hasta obsoleto del argumento. Vibrantes y magnificas las escenas dentro de la redacción del periódico. La elegante belleza de Loretta Young se contrapone a la belleza ordinaria pero atrayente de la Harlow, una Afrodita pandemos del Hollywood clásico que, a mi entender, destacó más en el drama que en la comedia. Marilyn Monroe la consideró siempre su musa y modelo.


 

jueves, noviembre 17, 2022

AIRE DE FAMILIA: A TRAVÉS DEL PACÍFICO (JOHN HUSTON, 1942)


Hay películas que desprenden un aire de familia, como esta de John Huston. Recuerda mucho a El halcón maltés, Casablanca o Cayo Largo. No podría ser de otra manera, si tenemos en cuenta que todas ellas tenían como protagonista a Humphrey Bogart; que tres estaban dirigidas por John Huston; que en dos coprotagonizaba Mary Astor; en las cuatro aparecía como secundario Sidney Greenstreet; en dos el personaje de Bogart se llama Rick y usa la misma gabardina (en Casablanca y ésta); que las tres incurren de una manera u otra en lo que generalmente se conoce como “cine negro” (aunque sólo El halcón maltés sería una muestra pura del mismo); que en tres la fotografía fue de Arthur Edeson, en dos la música la compuso Max Steiner, y en los cuatro casos produjo Warner Bros. Podría seguir, pero no pretendo ser exhaustivo. Podríamos tirar del hilo y seguir agregando filmes. Esta razón, el aire de familia, es lo que me lleva una y otra vez a buscar las películas de Bogey y de otros artífices de la Warner de aquellos años: James Cagney, Edward G. Robinson, George Raft, Ida Lupino, Paul Muni, con directores como Howard Hawks, Raoul Walsh, Michael Curtiz… En fin, sabes que llegas a territorio seguro, y el placer está garantizado a través del reconocimiento. Llegas a un universo amado, y a ese universo amado lo llamas hogar.
        Considerada una de las películas flojas de Huston, si bien no alcanza el nivel de sus obras maestras, sí se trata de un filme de espías muy bien armado, con una calidad estándar altísima, con el encanto de señora un poco estirada de Mary Astor y buenas réplicas en los diálogos, a veces muy ingeniosos. En esta Bogart hace de falso traidor a su patria, como en otra joya olvidada hizo de falso sacerdote (La mano izquierda de Dios). En fin, buen cine, conciso y sin grasa ni manteca, no como hoy, que hacen falta al menos un dron y veinte planos para enseñarte que un personaje va a mear. Un film de espías que transcurre en un barco chino que cruza el Pacífico y acaba en un hotel de Panamá. Todo es cartón piedra, todo es símbolo, y por eso todo es eterno, vibrante y bello.