No he sido nunca un gran fan de Agatha Christie, aunque no puedo negar que algunas de sus novelas me encantan. En concreto, Diez negritos y Los trabajos de Hércules, obras que encuentro prodigiosas por varias razones. En mi niñez y adolescencia me fascinaba la edición que durante los años 70 publicó la Editorial Molino con aquellas portadas que, como esta que adjunto, resultaban tan sugestivas y evocadoras. Recuerdo que cuando de me detenía en algún puesto de libros a contemplar estas novelas me podía pasar horas contemplando una a una estas portadas tan oníricas y simbólicas. Hoy he comenzado a comprar esta colección sólo por las portadas. Independientemente de la novela de su interior. Por ejemplo, esta portada es formidable, además de lo dramático del título. Título y portada juntos dan una sensación de inquietud que me desasosiega. Poco importa que la protagonista de El espejo se rajó de parte a parte sea la chismosa metomentodo Miss Marple, quien para mí no es tan del gusto de Hercule Poirot.
Las portadas maravillosas eran autoría del pintor estadounidense Tom Adams (1926), quien hoy es considerado con toda justicia como el mejor portadista de Agatha Christie de la historia. Es más, como yo les digo, hasta merece la pena comprar todas estas novelas por las portadas de Adams.