jueves, abril 27, 2023
sábado, febrero 04, 2023
EL HALCÓN Y LA FLECHA (JACQUES TOURNEUR, 1950)
Más allá de sus grandes clásicos de culto, la película más popular de Jacques Tourneur ha sido siempre El halcón y la flecha. Dardo, una especie de Robin Hood de Lombardía, lucha sólo por sí mismo hasta que el sí mismo significa no sólo su libertad, sino la de su pueblo. Fue un gran éxito de público en la fecha de su estreno, y desde entonces se convirtió en un clásico del cine de aventuras, de esos que durante los 70 y 80 repetían a menudo las televisoras en sesiones de cine vespertino: humor, amor, crueldad, venganza, invasores, resistencia, medioevo de cartón piedra pintada con la paleta de colores borrachos de la época (gran trabajo pictórico de Ernest Haller) y bañado en la exultante música de Max Steiner y sobre todo muchas piruetas, pues toda la película es circo, acción, romance y alegría. Hay mandoblazos y hay muertos, pero también hay una joy de vivre incomprensible hoy. Y no podía dejar de mencionar a Virginia Mayo, una de mis actrices favoritas de los años 50 y amor platónico desde la adolescencia. Es una película que siempre debió de verse con sonrisa incólume, y no sabría decir si en su día era cine para niños y adolescentes, o sólo buen cine de aventuras hecho para almas menos maleadas y agrias que las de ahora. Sorprenden hoy como ayer la espléndida condición física de Burt Lancaster y su patiño Nick Cravat para llevar a cabo toda clase de piruetas sin doble. Fueron amigos toda la vida, desde que se conocieron a los nueve años en un campamento de verano; fueron pareja de circo en la década de los 30; rodaron nueve películas juntos; murieron en el mismo 1994. Circo del bueno, circo de antes, cine de antes. Tuvo una secuela que tampoco está mal, El temible burlón, que dirigió Robert Siodmak para lucimiento acrobático, de nuevo, de Lancaster y Cravat. Pocas películas transmiten como ésta la alegría de pelear, amar y vivir como si fueran dogmas de un evangelio perdido.
jueves, enero 26, 2023
CORDIALMENTE INVITADOS: MAGO EN LA MIRADA DE LA LUNA
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Esta obra ha sido editada por la Secretaría de Cultura del Estado de Chihuahua gracias a una beca PACMyC concedida a Aquí CUI: Escuela libre de arte y permacultura. Fueron responsables del proyecto Julio César Morales y Juan José Villagrán; coordinadoras del proyecto Diana Ginez y Laura Elena Ochoa.
lunes, diciembre 05, 2022
EL HUNDIMIENTO DEL MARY DEARE (MICHAEL ANDERSON, 1959)
El inglés Michael Anderson fue un cineasta eficiente, no siempre inspirado, a quien debemos películas muy populares entre los 50 y 70, como las agradables La vuelta al mundo en ochenta días (1956), Las sandalias del pescador (1968) o La fuga de Logan (1976). En esta ocasión adaptó un guión escrito por Eric Ambler sobre el misterioso muerte del capitán Taggart del barco Mary Deare y el supuesto hundimiento de su barco, que transportaba tecnología de contrabando a la China comunista. Ambler fue un importante autor de novela de espías de la segunda mitad del XX y autor de la famosa La máscara de Dimitrios, pero en este caso adapta una novela de Hammond Innes. Hilvana muy bien la trama de la novela original y la presentación y desarrollo de personajes, donde sobre todo destaca un maduro Gary Cooper como el capitán Patch y Charlton Heston como el salvador de navíos John Sands, en una interpretación mucho más discreta, pero tocada siempre por la fuerza y mal genio que aquel actor solía tener en sus actuaciones. Película masculina, casi sin mujeres, la discreta presencia de Victoria McKenna como la hija del capitán Haggart se queda más en lo testimonial que otra cosa. También ayuda a redondear la calidad media del film un Richard Harris en el papel del cínico teniente Higgins. Una película más bien rutinaria para fans irredentos de Cooper o Heston.
martes, noviembre 22, 2022
SANTORAL
domingo, noviembre 20, 2022
JEAN HARLOW, AFRODITA PANDEMOS: LA JAULA DE ORO (FRANK CAPRA, 1931)
“Cuando soy buena, soy muy buena; pero cuando soy mala, soy mucho mejor”. Esta maravillosa perla de autoconocimiento se debe a Mae West, la gran actriz del Hollywood Pre-Code junto con la rubia platino Jean Harlow, quien también podría haber firmado tal máxima con pincel de vellos púbicos. Pre-Code quiere decir antes de que empezara a ser obligatoria la aplicación del férreo código Hays creado por el apestoso William H. Hays, líder del Partido Republicano, quien ejercía una férrea censura sobre lo que se podía ver, o no, en las pantallas de Estados Unidos. En esta película contamos con la Harlow haciendo de pobre niña rica, insatisfecha en su escabeche, que se enamora y casa con un periodista de nota picante. Por supuesto, este ceniciento o Cinderella Man, dejémoslo en Cinderello, será víctima por haber entrado en una estirada clase social a la que ni pertenece ni podrá adaptarse. Los diálogos chispeantes e ingeniosos se deben a Robert Riskin, y la dirección de Capra, en esta ocasión más esmerada que genial, es capaz de sobreponerse a lo trillado y hasta obsoleto del argumento. Vibrantes y magnificas las escenas dentro de la redacción del periódico. La elegante belleza de Loretta Young se contrapone a la belleza ordinaria pero atrayente de la Harlow, una Afrodita pandemos del Hollywood clásico que, a mi entender, destacó más en el drama que en la comedia. Marilyn Monroe la consideró siempre su musa y modelo.