martes, agosto 24, 2004

GARCILASO DE LA VEGA. LA PELÍCULA.

No, que nadie se haga falsas ilusiones. No va a rodarse ninguna película sobre el gran lírico castellano Garcilaso de la Vega. No creo que a los mercachifles que dirigen el mundo cinematográfico hoy en día se les ocurra la fantástica idea de recrear en la pantalla de plata la breve vida, intensa y lacerante en el amor, agitada y valiente en la guerra, del gran Garcilaso de la Vega. Nada menos que el poeta con quien empieza en España la mejor poesía de la edad moderna. No, los productores de ahora siguen empeñados en proporcionarnos las clásicas comedietas, los thrillados thrillers de siempre, las somnolientas películas de catástrofes (éstas, además, tienen la nefasta utilidad de proporcionar ideas al terrorismo internacional), etcétera. El cine de aventuras ya no es lo que era; el western ha desaparecido prácticamente del mapa porque los americanos no tienen memoria y se han olvidado de su propia épica; el musical ha sido encobijado, entambado, encajuelado, y cuando resucita nos proporciona bodrios infumables como Chicago. Sólo en estos tiempos oscuros y groseros el cine negro parece gozar de buena salud, pero quién sabe por cuánto tiempo. De Francia nos llegan a veces buenas películas históricas y de aventuras, como las que antes nos proporcionaba Hollywood (Pacto de lobos, por ejemplo), y quizá por ahí se halle la esperanza. Dicen que hay crisis de ideas en el sector cinematográfico, y en estos casos muchas veces es mejor tirar de la Historia y de la literatura en busca de argumentos novedosos e interesantes. La vida agitada de Garcilaso de la Vega daría para una gran película, pero nadie se atreve. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

Garcilaso es una de mis pasiones líricas. Recientemente he concluido la lectura de una biografía revisionista de nuestro poeta: Garcilaso. Poeta del amor, caballero de la guerra (Espasa, 2002). Su autora es la toledana M. Carmen Vaquero Serrano, quien basa el carácter revisionista de su biografía en un importante descubrimiento y en una poderosa intuición no confirmada todavía con pruebas irrefutables. El descubrimiento es el de la existencia de la desconocida Guiomar Carrillo, quien fue la madre del hijo ilegítimo del lírico y el primer amor de su vida, un amor que nació en la infancia o adolescencia y fue interrumpido por el matrimonio del poeta con Elena de Zúñiga. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

La intuición, aún no demostrada pero sugestiva y poderosa, se basa en que la mítica Elisa, una de las musas más importantes de la historia de la literatura, no fue en realidad la lusitana Isabel Freyre (como afirmó el Brocense), sino la también portuguesa Beatriz de Sa, cuñada del propio Garcilaso de la Vega. Así, los versos angustiados de Garcilaso, cuando confiesa amar a quien no debe y sufre por un amor que le atormenta, comienzan a cobrar todo su sentido. Como argumenta la doctora Vaquero, si en aquel tiempo los hombres podían gozar de una amante con naturalidad, el amor atormentado de Garcilaso no podía deberse a una amante cualquiera fuera de su insatisfactorio matrimonio, sino a un amor prohibido dentro de la misma familia de los Laso de la Vega. Así, la obra lírica de Garcilaso deambula entre el amor perdido de Guiomar (la Galatea de la Égloga I) y el amor prohibido de Beatriz de Sa (la Sa, esto es, Elisa), un amor prohibido que rozaría el delirio necrófilo y las más altas cumbres de la expresión lírica cuando Beatriz fallece de parto a edad temprana. La segunda parte de la Égloga I es el mayor monumento literario levantado sobre una tumba durante todo el siglo XVI. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

Garcilaso, caballero de la pluma y de la espada, ideal de hombre del Renacimiento, no fue sólo el crisol del soneto en la temprana poesía moderna española; no fue sólo un poeta prístino, sencillo y transparente como las aguas de los límpidos riachuelos que él cantó, sino que además fue un aristócrata muy cercano a Carlos V cuando España era el más grande imperio que ha conocido el hombre, un cortesano arrojado y valiente en las campañas (estuvo en muchas de su tiempo), pero no lisonjero (el emperador lo desterró dos veces). Garcilaso de la Vega, hombre con el corazón dividido, fue algo así como el James Dean del dolce stile nuovo. Murió en la cima de su grandeza a los 35 años, cuando ya era considerado el mejor poeta de España y uno de los más grandes de la Europa de su tiempo. En su muerte absurda, después de haber sobrevivido a tantos avatares y refriegas (a punto estuvo de caer luchando contra los turcos comandados por el pirata Barbarroja) hubo algo de desesperación y quizá de suicidio. Murió de las heridas que le produjo una caída fatal al intentar escalar la torre de Le Muy durante la campaña de Provenza. Una osadía absurda condenada al fracaso. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

No. Nadie va a rodar una película sobre Garcilaso de la Vega. Salid fuera sin duelo,/salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

4 comentarios:

Artabro dijo...

Estimado amigo:

Después del gran Garcilaso de la Vega, a Dios gracias, o a los dioses si usted quiere, y siempre que ellos nos sean propicios y los ados no lo impidan, a gusto de todas las creencias, la lengua castellana tiene poetas de todo tipo, un ejemplo:

Jorge Manrique, "Coplas a la muerte de su padre":

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
como se pasa la vida,
como se viene la muerte,
tan callando.

Cuan presto se va el placer,
como después de acordado da dolor,
como a nuestro parecer cualquier tiempo pasado,
fue mejor.

........ (Le recomiendo su lectura).

Otro abrazo.

El Pobresor Gafapasta dijo...

Fantástico Jorge Manrique. Una lectura que acompaña desde la infancia. Sí, y Fray Luis, San Juan, Góngora, Quevedo... De cuando el pueblo no daba la espalda a los poetas, o viceversa.

Ricardo.

Anónimo dijo...

Este libro, además de mal documentado, me parece infumable, sinceramente. Sobre Garcilaso hay biografías mejores, más asequibles al lector y menos toledanistas.

El Pobresor Gafapasta dijo...

Amigo Anónimo: No discutiré tu opinión, que parece bien fundamentada. Como apasionado garcilasiano que soy, quisiera saber, ¿qué biografías de Garcilaso me recomiendas?

Un saludote.