Howard Hawks fue
el gran director de la aventura, pero entendida en una dimensión de
trascendencia del ser humano, no de concatenación de peripecias que tras mucha
vuelta y maroma conducen a un final, más o menos feliz o predecible. Hawks era
un hombre de personalidad vigorosa y realizó un cine vigoroso en forma y fondo,
era un hombre de acción al que le entusiasmaba hacer películas sobre aquello que
lo entusiasmaba: el conflicto del hombre con la vida, la lucha del individuo
contra las adversidades y el triunfo de la voluntad de elegir luchar y vencer.
Sus hombres asumen un destino que a veces los sobrepasa, pero luchan por vencer
en la defensa de sus propios puntos de vista, de su idiosincracia. Y en cuanto
a sus mujeres, fue un director moderno: las mujeres de Hawks son
individualistas, temperamentales, obcecadas, persistentes, son mujeres en un
sentido tan moderno que hoy podríamos decir que, además, las mujeres de Hawks incluso
parecían mujeres.
Tras la cápsula biográfica, comenzamos comentando Bringin´Up Baby, conocida en España como La fiera de mi niña. La screwball comedy por antonomasia.
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