Peckinpah vino a revolucionar el western
de su tiempo con nuevos bríos (no en vano, tenía sangre india), pero también
todo el cine de su época. Al contrario que Sergio Leone y otros europeos, que
incidían en el aspecto fársico, estridente,
casi operístico, de sus western, Peckinpah nunca deja de concederles una
dimensión profundamente real, aunque comparta con los italianos el gusto por el
detalle y los rasgos de decadencia: el sudor de los personajes, su suciedad,
los entornos polvorientos, los dudosos móviles de personajes buenos o malos, su
ambigüedad moral. Grupo
salvaje (1969) ha generado ríos de tinta. La reputada crítica de cine Pauline
Kael llegó a afirmar que Grupo salvaje había sido para su año lo que Ciudadano
Kane fue en el suyo. Es una de las obras maestras del cine norteamericano de la segunda mitad del siglo XX y todavía hoy puede interpretarse como un compendio de elementos mitológicos a partir de los cuales interpretar el wéstern y aquella época de Estados Unidos.
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