Quiero
la cabeza de Alfredo García (1974) es la última de las grandes películas de
Peckinpah, y un pequeño film que con los años ha ido volviéndose de culto: un
film seminal con esa imagen, la de Oates abriéndose camino entre la tierra de
una tumba, que atisbamos en otras como Sepultado vivo o Kill Bill 2. No es una
obra realista, sino que ha sido definida como fantasía mexicana, pues Peckinpah
fue uno de los mejores en retratar México como espacio mítico, un país
decadente, barroco, de grandes extensiones y desiertos, que le hacía recordar
el viejo y mítico Oeste, la lucha por la vida, el hombre enfrentado al entorno
hostil y la naturaleza salvaje
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1 comentario:
Gratísimas y siempre ilustrativas charlas las de Cinemático. ¡Gracias!
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