jueves, octubre 14, 2021

HUGO (MARTIN SCORSESE, 2011)

Scorsese podría haber logrado un gran clásico de la Navidad si hubiera sacado unos cuantos abetos adornados y trampeado las fechas para hacer coincidir los acontecimientos con el reinado de Santaclós. Total, puestos a contar fantasías, nada le costaba una más, pero claro que no quiso. Concebida para exhibirse comercialmente en 3-D (la apertura de la película corta el aliento y te hace, literalmente, volar sobre París), el genio neoyorkino supo cómo extraer todas las posibilidades y convertir esa limitación en virtud. Antes que nada, consiste en un emotivo homenaje al cine, al arte de sus pioneros y, como no podía ser de otra manera, a George Méliès, fundador del cine como espectáculo de creación narrativa y visual (aunque existieron antecedentes, Méliès fue el Cristóbal Colón del cine como ensueño). Lindos los niños protagonistas, y muy bien arropados por Ben Kingsley, un estupendo guión “de receta” (a cargo de John Logan, creador, productor y escritor de la magistral serie Penny Dreadful, con Eva Green) y estupendos actores haciendo un desempeño, si bien no muy inspirado, sí al menos muy profesional. La muy llorada Helen McRory (1968-2021), quien estuvo divina en la serie inglesa Peaky Blinders es un aliciente más para disfrutar con Hugo.  


2 comentarios:

Alexander Strauffon dijo...

No me llama, de plano. No sé por qué.

El Pobresor Gafapasta dijo...

Porque desde el principio sabes que va no va a tener la garra que uno le pide a Scorsese. Está bien para ir llenando huecos scorsesianos. Saludotes.