miércoles, octubre 06, 2021

CIELO AMARILLO (WILLIAM WELLMAN, 1947)

Magistral película, cine de antes, sin grasa ni manteca. Los actores son de los que llenan la pantalla con interpretaciones duras, concisas y vibrantes. Y cuenta con Anne Baxter, la nieta de Frank Lloyd Wright: una de esas actrices complejas y versátiles que conocieron la fama pero a quienes el tiempo escamoteó su propia mitología. El guión lo firmó Lamar Trotti sin coautoría, basado en una historia del gran autor de novela negra W.R. Burnett, y también fue el productor, de lo que se deduce que la solidez del trabajo vino acompañada de esa responsabilidad autoral. Trotti ya había colaborado con Wellman en otro wéstern maldito considerado hoy entre los mejores de la historia: el duro alegato contra el linchamiento Incidente en Ox-Bow (1942). Además, Wellman está soberbio en el uso de la cámara y de los escenarios (el desolado pueblo Cielo Amarillo) y saca un provecho enorme a las posibilidades expresionistas de interiores en la fotografía, así como en los exteriores quemados por ese cielo amarillo, como en las agónicas escenas que transcurren en el desierto salino. No lanzaré parabienes de Gregory Peck o Richard Widmark, que están inmensos como casi siempre, sino del magistral John Russell en el que, para mi gusto, es el mejor personaje masculino de la película: el maníaco sexual Lengthy, que sólo piensa en lo que esconden las mujeres y que se la tiene jurada a la Mrs. De Winters que Hitchcock descartó por jovenzuela.



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