Me entero con gran pena del fallecimiento reciente (14 de noviembre de 2014) de José María Latorre. Durante muchísimos años fue el redactor jefe de Dirigido Por..., no sólo mi revista de cine favorita, sino la mejor revista de cine mundial. Sin duda, mucho mejor que otras en activo que he leído, entre ellas las prestigiosas Cahiers du Cinéma, Cineaste, Sight and Sound, Cinema Scope. ¿La razón? Además de las consabidas entrevistas a directores, críticas y tal, Dirigido Por... está caracterizada por algo fundamental: los estudios de directores y dossiers sobre géneros. Algunos de ellos, repartidos en varios números, son tan extensos como libros. Una herramienta de conocimiento fundamental. No hay otra revista en el panorama mundial que haga esto.
José María Latorre estaba un poco apartado de las novedades, pero número tras número gozaba su sección (de no pocas páginas) Pantalla Digital, donde comentaba de manera exhaustiva algunas novedades aparecidas en formato DVD. Me gustaba su defensa encendida de los clásicos, y me complacía su mirada desmitificadora de los mismos. Me fascinaba su buena prosa, bien templada y culta, nunca pedante, los múltiples vínculos que establecía con la literatura, las música y otras artes plásticas. Daba la impresión de que ver cine era, no una actitud pasiva como es para la mayoría de la gente, sino un permanente acto de reflexión sobre el cine, las artes y el mundo.
Junto con el legendario y profundo Manuel Villegas López, así como el luminoso y emotivo Ángel Fernández-Santos, José María Latorre fue para mí una forma de acercarme al mundo a través del cine. Muchos echaremos de menos sus opiniones sobre cine a partir de ahora porque eran una ventana al mundo que se cierra. Otros vendrán, seguro, pero esto no nos convertirá en menos ciegos en cierto modo de ver la vida y el cine.
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