Fallen Angels fue su quinto film, una
historia inspirada en el cine de Jean-Pierre Melville donde predomina la
historia de un sicario, Wong, y su relación con la hermosa mujer que le
facilita los contactos. Ella, enamorada de él, entra en su cuarto y, en su delirio, se masturba sobre su cama.
Otra historia es la de He, el expresidiario que entra en las tiendas y roba
objetos. Es un personaje enloquecido, mudo por algo que comió de pequeño (un
bote de piña en mal estado), razón tan absurda como el propio personaje que
interpreta en la vida, el de un Harpo tan enloquecido como el hermano Marx que
vive su propia comedia de slapstick. Empezamos a ver la importancia de los
espacios cerrados en su cine, las connotaciones físicas y espirituales que
desprenden, y es la primera vez que tenemos la sensación de que Kar Wai sueña
el cine a partir de la música.
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