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Y sin desviarme del tema, pero llevando el agua a mi molino: Interesante, certera, dolorosa reflexión. Como casi siempre, la vida se explica mejor a través del arte. No en vano la vida, contrariamente a lo que se cree, imita al arte. Que de qué hablo. Pues sépalo, hombre de dios, clicando aquí. La imagen, por supuesto, procede del maravilloso film de Albert Lewin. Ay, qué tarde es ya. ¡Y mañana tengo que ver con mis pupilos The Searchers, de John Ford!
P.S: Uy, una vez un profesor exiliado en Estados Unidos me dijo que esta forma de hablar sin que nadie lo entienda, era lo que se llamaba en los años 50 libertad de expresión en el Franquismo. ¿Será? Quién sabe. Esto no es franquismo. ¿Verdad que todo el mundo me entiende? Cucú, cantaba la rana; cucú, debajo del agua.
2 comentarios:
Hola Ricardo, adoro tu humor tan loco y divertido aún cuando el tema no lo es. Tienes razón, hay que tener mucho cuidado...ese Calderón y sus secuaces tienen motivos por los cuales tener miedo.
Uff, se avecinan cosas...
Suerte en su clase, maestro!
Ricardo, de que se entiende, se entiende, y se agradece la agridulce descripción. Claro que no sirve de nada el turismo político con que ahora nos honran, de nada al menos en el propósito original (si es que lo hay), pero como dices, quién sabe de rebote y sirva para algo. Por mi parte, ya estoy empezando a creer que Juaritos está destinado a ser un ave caída para que pueda pasar algo más grande con este país.
Saludos,
Rogelio
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