martes, mayo 31, 2005

656 CÓMICS


Es la venganza de Moctezuma, supongo. Uno es un profesor que tiene el feo vicio de encargar muchos trabajos escritos y reportes a los estudiantes. Claro, los chicos y no tan chicos deben de maldecirme mientras redactan sus trabajos que luego tengo que leerme. Porque pasa una cosa: no sólo encargo muchos trabajos escritos, reseñas y cuestionarios, sino que tengo el vicio de que realmente me interesa lo que mis estudiantes tienen que decirme. Y me leo lo que escriben. Y cuando leo lo que me cuentan, pasa lo de siempre: que a veces me aburro, pero que a menudo me encanta lo que me cuentan. Y les pongo una buena calificación y les doy las gracias. Tengo una pila enorme de trabajos finales y reseñas de películas y cuestionarios que leer, y estoy que no doy abasto, y las notas finales eran para ayer. La venganza de Moctezuma. Yo sé que mis estudiantes se intercambian muñequitos vudú donde me clavan alfileres, y por eso ahora tengo el cerebro claveteado de alfilersitos: cada trabajo, cada reporte, cada reseña... que, insisto, leo con gusto y siempre buscando divertirme, que es de lo que se trata en esta vida: de conciliar el placer con la obligación. Por eso hoy voy a tirar de archivo y voy a hablar de unos batos que me caen chido-guan: los integrantes del colectivo 656. Los chicos de 656 Cómics se están moviendo mucho, y sobre todo, están evolucionando bastante. Desde que yo publiqué esta reseña de Temporada de incendios en El Reto, semanario de Juaritos, he advertido una notable evolución y la progresión de muchos proyectos. En esta ciudad asilvestrada donde todo es novela, todo es melodrama y no pocas veces mucho es tragedia, los chicos de 656 siguen empeñados en producir tebeos que nos reflejen desde su óptica existencial esta ciudad, este país y este mundo piojosos. Comenzaron llamándose Psikótica Kómiks y se estrenaron con Temporada de incendios, un tebeo que desgraciadamente quedó inconcluso y del que esperamos la continuación para constatar que mucho se hace en Juárez, mejor o peor, pero con aliento artístico y deseos de crítica y trascendencia. La página de 656 está clicando aquí, y su desenfadado blog lo encontrarás clicando ahora aquí. Dentro de pocos días, espero, actualizaré los enlaces y los podrás encontrar en la barra lateral junto con otros pendientes. La foto que ecabeza estas líneas procede de la página de 656 y, por supuesto, me encanta: representa a la perfección el aleteo pesado y espeso del abigarrado epicentro de Ciudad Juárez.

Y como ya he dicho, lo dejo ya porque tengo muchos trabajos que leer. A ver si los de 656 me regalan pronto muchos tebeos (qué morro tengo, ¿verdad?)

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ARCHIVO: TEMPORADA DE INCENDIOS

Entre los días 31 de mayo y 1 de junio se celebrará en nuestra ciudad el COMFRON II, feria expositiva de la Editorial Vid. Esta editora nacional -que en Ciudad Juárez tiene una librería en Plaza de las Américas, donde se celebrará el evento- es la mayor editora de cómics en México, principalmente del material políticamente correcto que las casas nortemericanas Marvel y DC ponen en circulación todos los meses: Superman, Batman, Avengers, X Men… Vid tuvo el mérito de editar en el país una obra magnífica de Frank Miller titulada 'Sin City', obra de género negro o hard-boiled que desgraciadamente no tuvo continuidad, al contrario de lo que ocurre en otros países. En cuanto a la creación autóctona mexicana, Vid se ha caracterizado por reeditar su fondo clásico de Yolanda Vargas Dulché. No parece haber dentro de la editorial un intento de potenciar el cómic mexicano ni de buscar de nuevos valores.

Sin embargo, COMFRON (Cómic fronterizo) vendrá bien para que en algunos medios se hable más de cómics, para que algunos aficionados juarenses picoteen un poco entre lo que ofrecen sus stands, y para que algunos artistas locales -y las coordenadas de esta "localidad" un poco relativa implica las ciudades de Chihuahua, El Paso y Juaritos- presenten sus últimos trabajos y nos hablen de sus inquietudes artísticas y profesionales y comenten cómo está el patio de querer editar cómics, que está fatal. Uno de estos noveles serán los jóvenes integrantes del Colectivo Psikótika Cómiks, que acaban de empeñar hasta la camisa para sacar al mercado local un cómic-book titulado 'Temporada de incendios'. Bien por ellos.

El colectivo Psikótika Cómiks está conformado por Oliver Lee Arce, Marcos Porras y Alfonso Villa, que se propusieron hace alrededor de un año sacar al mercado juarense un cómic que hablase de las problemáticas juarenses, que como ustedes saben, son dos o tres docenas. Pero no querían hacerlo desde el punto de vista del cartón político o del humor, sino a través de una óptica aventurera, al estilo de los cómics que han leído y amado desde que tienen uso de razón y cambalachearon su primera teta por un comic-book de DC. La propuesta del Psikótika Cómiks es arriesgada por su localismo, y en ella nos presentan a un personaje conducido por razones aún no desveladas a tomarse la justicia por su mano y hundirse hasta el pecho en los submundos infernales que toda ciudad moderna encierra, sobre todo ésta. Se trata de una mezcla de protagónico atormentado tipo Wolverine cruzado con aquellos héroes de las películas de Bronson o Eastwood. Es de suponer que en los próximos números pondrán más énfasis en los aspectos de novela negra de un Frank Miller, por dar un ejemplo conocido, que en la estética del super héroe, algo que no encajaría muy bien con esta ciudad llena de Jokers sin un solo Batman. Por contra, el realismo negro es algo que se adapta muy bien a Ciudad Juárez, capital mundial de la violación y asesinato de mujeres, y donde los lados más oscuros del ser humano pueden ser una fuente de inspiración más creíble. No en vano, en uno de esos cochambrosos elefantes que por aquí llamamos ruteras cabe toda la Comedia Humana de la A a la Z.

El primer número de 'Temporada de incendios' se titula 'Uno de esos días', y lo peor que se puede decir de él es que se acaba demasiado pronto, cuando ya estamos picados de curiosidad. Los diálogos y textos de Alfonso Villa, escritos sobre el cómic ya dibujado a partir del plot de Marcos Porras, sirven para crear una buena atmósfera psicológica de introspección con tendencia a un desgarramiento nihilista ya clásico en esta clase de historias. Ahondando en este estilo narrativo se pueden conseguir interesantes resultados, pero contribuiría a acentuar el tono claustrofóbico de la propuesta un mayor desarrollo textual de los cartuchos de texto o cartelas. El dibujo de Lee Arce augura a un dibujante que, con la debida dedicación espartana al frente de la mesa de dibujo, puede dar notables resultados en el futuro. Es sobre todo un buen recreador de atmósferas en las que advertimos huellas de Frank Miller, un dibujante que ha popularizado un estilo de constrastes de luz y manchas de sombra que no ha inventado él, sino que se inspiraron en la serie de los años 80 'Alack Sinner', magníficas obras de cómic negro de los argentinos Muñoz y Sampayo, quienes a su vez partían del legado gráfico de otro argentino, Alberto Breccia. La otra gran influencia en cuanto a ritmo y dibujo de la figura humana, que también trasplantó Miller al cómic usaca, es la del manga japonés, una industria productora de indiscutibles obras maestras como 'Akira' o 'Ykkiu' que hoy día es referencia fundamental en los tebeos de todo el planeta. Arce, sin embargo, debería olvidar un poco esos figurines nipones para enfrentarse al retrato desolador de muchos protagonistas del submundo juarense de manera más realista. No es tarea imposible, ya que grandes artistas como Marini (de la serie francesa 'Rapaces') trascendieron pronto sus primeras influencias japonesas en busca de un estilo más veraz con su entorno.

Los miembros de Psikótika Cómics están empezando, y lo hacen con un tebeo que está muy bien para ser el primero. Es de desear que no cejen en el empeño y puedan ayudar a consolidar una presencia del cómic local en y desde Ciudad Juárez. Lo tienen en chino mandarín, pero les favorece no sólo el entusiasmo juvenil, sino un talento que tienen que ir desarrollando día tras día sin dejarse llevar por el derrotismo.

Porras, Villa, Arce, Temporada de incendios. Psikótika Cómiks. Ciudad Juárez, 2003. 32 pp. a blanco y negro más portada a color. 20 pesos.

jueves, mayo 26, 2005

ARCHIVO GENERAL


Esta bitácora cumplirá su primer año el 1 de junio, razón por la cual era preciso poner aquí un poco de orden: soy incapaz de saber dónde se encuentra cada carajicosa: dónde hablé de tal tebeo, qué dije de tal película o qué piruletas pensaba yo mientras contemplaba el sol romperse el pecho contra la cresta de la montaña Franklin. Se imponía un cierto orden. ¡Se sienten, coño!

Tras pensármelo mucho y examinar las posibilidades que se le ocurrían a mi calventurienta calvavera, decidí que lo mejor era abrir una nueva bitácora a la que titular Archivo general de Tras las turquesas cortinas, y allí enlazar el título de cada blogo con su uerreele correspondiente, que no es precisamente un barrio de mi bucólico Madrí. Así, este blog remite a otro blog que, a su vez, remite a la página concreta de cada artículo en este blog. Son, por así decirlo, vasos comunicantes, unos días de tequila y otros de vino tinto.

La plantilla general para el Archivo es distinta a la de éste, pero eso es lo de menos. Nnguna de las dos me agrada, en realidad. Los blogos están repartidos por categorías (Literatura, Cómic, Cine y Varios) y ordenados en orden decreciente según su antigüedad: siempre aparecerá el más reciente encabezando la lista. Como antiguamente tenía la mala costumbre de mandar separadamente texto e imagen, he tomado la determinación de no enlazar a la mayoría de las imágenes que vagan sueltas por el blog, imágenes que sin embargo se pueden seguir viendo sobre su texto en los Archives que Blogger presenta por mes. Algún día espero poder arreglar esto.

El enlace al Archivo general lo encontraréis en la columna de la izquierda después del botón de I Power Blogger, donde sólo tenéis que clicar en Entrar en Archivo. Y bueno, pues se admiten sugerencias y noticias de su funcionamiento.

Por cierto: la preciosa foto que encabeza este blogo pertenece a Jan Saudek. Si clicas sobre la foto, posiblemente te salga a buen tamaño para convertirla en papel tapiz para tu ordenador. Encontrarás más maravillas en su página, clicando como Fred Astaire simplemente aquí.

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martes, mayo 24, 2005

UNA ENSEÑANZA DEL SATIRICÓN


Cuando ya estaba por dar el toque final a mi tesis, el “riguroso azar” me condujo de nuevo hasta las páginas del Satiricón. Esta novela, cuya extensión original desconocemos, se atribuye a Cayo Petronio Arbiter, favorito primero del emperador Nerón y más tarde caído en desgracia. El mismo Nerón le ordenó matarse tras ganarse el odio de Tigelino, nuevo favorito del emperador. Esto lo cuenta Tácito en Anales XVI, 17-20, pero hoy parece que algunos señalan a otro Petronio (T. Petronio Niger, cónsul en 63 d.C.) como el autor de esta magna obra, quizá uno de los frutos más intemporales de la literatura latina. Hay versiones al español de Petronio que hacen creer que Petronio es uno de nuestros contemporáneos, uno de esos novelistas históricos que recrean el mundo de la antigüedad. El Satiricón es, sobre todos los otros modelos del clasicismo latino, aquel donde mejor pueden beber los modernos narradores para encontrar el espíritu de lo intemporal, el gozne exacto entre el mundo de hace dos mil años y el nuestro propio. Nunca dejará de producirme asombro el capítulo 83 del Satiricón, donde el joven Encolpio vagabundea hasta llegar a una pinacoteca, y allí conoce al desencantado poeta Eumolpo, quien se queja de que el amor al arte no ha hecho nunca rico a nadie. Eumolpo, claro, es un parisino poeta maldito en toda regla. Es apabullante la enorme modernidad de ese capítulo que fácilmente podría ocurrir en una galería del Nueva York de mañana mismo. O en Barcelona. El Satiricón es una obra que se halla detrás de novela picaresca (Quevedo mismo intentó traducirla al castellano), e incluso, de las atmósferas de la novela negra moderna. Como expresó con certeza el poeta Lucrecio en De natura deorum: Nada nace de la nada.

La novela se abre con la filípica del orador Agamenón contra la oratoria de su tiempo. Hay un momento en que Agamenón (que no se trata, como es natural, del rey mitológico que encabezó la guerra contra Troya) expresa cuál es su receta para la formación ideal del orador, y lo hace en verso. Al volver a leer este pasaje (Sat. V), no he podido dejar de sentir cuánta razón tenía Agamenón, tanto en el siglo I a.C. como hoy mismo. En román paladino, viene a decir que el escritor debe formarse estudiando a los clásicos de todo tiempo, y cuando haya absorbido cuanto los antiguos y los clásicos contemporáneos puedan enseñarle, debe empaparse de su realidad y cotidianeidad y hallar una voz propia. Reproduzco aquí el fragmento porque no tiene desperdicio. Reproduzco este texto para mis lectores más jóvenes, aquellos que sienten con sus pocos años que la literatura no les entrega todo lo que merecen, pero no reparan en que todavía no han comenzado a darle a la literatura cuanto ésta les exige. La presente traducción es de Pedro Rodríguez Santidrián (Alianza, colección Libro de Bolsillo 1279), uno de esos traductores que consiguen el milagro de trasladar la obra clásica devolviéndonos también toda su contemporaneidad.

Quien desee la gloria de un arte difícil
y pretenda alcanzar altas metas,
sepa ante todo someter sus costumbres
a una disciplina austera.

Bien levantada la frente, no se preocupe
de la mirada altiva de los reyes
ni sea cliente asiduo de la mesa de los poderosos.

Que la compañía de gente perdida
no ahogue en vino el ímpetu de su mente,
ni vaya al teatro para vender su aplauso
a los artistas.

Consagre a la poesía sus primeros años,
beba a pleno pulmón en la fuente meonia
sea que le sonría la fortaleza de la belicosa Minerva
o la tierra habitada por el colono lacedemonio
o la morada de las sirenas.
Saturado ya de la tropa socrática
suelte las riendas de la libre inspiración
y ejercite las armas del gran Demóstenes.

Que le rodee la hueste romana
y se libere del acento griego
para poder así encontrar la savia fecunda
de una nueva inspiración.

Lea en el foro de cuando en cuando sus escritos
y cante a la fortuna en su voluble curso.
Imprégnese de los ritmos fieros
en que fueron cantadas las guerras
y sepa encontrar la impresionante sonoridad
del indómito Cicerón..

Ciñe tu mente con estos bienes
y saciado así en el ancho río de las Musas
verás salir de tu pecho una palabra plena.
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viernes, mayo 20, 2005

BATMANÍACA OBSESIÓN, SEGUNDA PARTE.


Conclusión del blogo anterior.

The Batman Strikes # 1 es una versión de la serie animada de televisión. Se produce un camino de ida y vuelta: el tebeo inspira una serie, la serie inspira un tebeo. Ahora el tebeo se beneficia del carácter de caricatura que tiene la serie: Batman contra el Pingüino se convierte en un juego de espejos donde la imagen real reflejada sobre el espejo cóncavo se proyecta sobre otro espejo, y con buena fortuna. Si bien la historia se queda, sin mayores profundidades, en la guerra sin fin entre el murciélago y el pingüino (que se levante Esopo y lo vea) la frescura de los dibujos, tan posmodernos y tan de revista Cairo hacen que el primer ejemplar de esta nueva serie se consuma con idéntica facilidad digestiva que un bolobán de paté de pato adornado adornado con bolitas de caviar rojo. Esta versión es reciente y parece ser que tiene vida por delante.

Batman año dos es la más clásica de las tres versiones, y también la peorcita. Surgida al pairo del éxito del Dark Knight Returns de Frank Miller, ésta la escribe con eficiencia Mike W. Barr y la dibujan Alan Davis, Todd McFarlane y Alfredo Alcala. Data de 1987 (se publicó por entregas en Detective Comics 575-8) y en esta ocasión Batman se enfrenta al asesino material de sus padres, aquel salteador que asesinó a sus padres en un momento tan famoso (hoy día más) que el juramento de la calavera del Hombre Enmascarado. Hay una gran irregularidad en el dibujo: empieza maravillosamente el elegantísimo Alan Davis (primera historieta, qué siluetas tan bien tornedas, qué deliciosa expresividad la de sus personajes femeninos), pero enseguida le ceden el lápiz a Todd McFarlane y el coche comienza a hacer eses por la carretera. Mientras lo entinta Alfredo Alcala la cosa funciona, pero cuando en el último cuaderno el dibujo y el entintado los ejecuta McFarlane solito, el dibujo se vuelve grumoso y acartonado. En general es un Batman todavía anclado en la estética de los 70, y es en la gran viñeta de los dos primeras páginas del cuaderno 3 (momento álgido del dúo McFarlane-Alcalá donde presentan a Batman ante la tumba de sus padres) donde la estética predominante remite claramente a Neal Adams.

Por fin, Cuatro de una especie narra el primer encuentro de Batman con Hiedra Venenosa y Acertijo (tomo 1) y con el Espantapájaros y Man-Bat (tomo 2). Otra vez parte de la misma historia, pero con el acierto de un enfoque nuevo y fresco que a veces tiene ritmo de jazz. La historia de Hiedra la dibuja Brian Apthorp y entinta Stan Woch. Se trata de un trabajo delicado, casi art-decó, que se pasea por las curvas de Hiedrita clorófilo y juguetón. El enloquecido Acertijo es confiado a Kieron Dwyer, artista impresionista que sabe adecuar su trazo grueso y desgarbado a la enloquecida y casi caricaturesca personalidad del “pillo” (pillo: homenaje a aquellas traducciones de Novaro que nos doblaban como si fuésemos de hule). Alan Grant y Chuck Dixon se encargaron de los guiones.

En el tomo dos, Brett Blevins y Mike Mantley abordan la personalidad del Espantapájaros, y hacen solvente la historia por medio de la caricatura y de la farsa, con resultados más mustios en la parte realista. Es la más efectiva historia, escrita por el clásico Doug Moench. En cuanto al enfrentamiento con Man-Bat, el murciélago humano que se convierte en el espejo animal de Batman, es la historia donde la iluminación baja para que los rayados y las atmósferas de Quique Alcatene nos entretengan en una línea más cercana al tebeo de terror tipo Hellblazer.

Como ven, algunos mitos gozan de buena salud, y de este hombre murciélago todavía sigue habiendo versiones muy distintas para que el lector bien advertido las disfrute como mejor le parezca. Fin de la disertación. Ayer colgué la portada correspondiente a la historieta dedicada al Espantapájaros y cuya autoría desconozco, aunque la B que luce en portada parece remitir a Brett Blevins, ilustrador de las páginas interiores. Corresponde a Batman Annual # 19. La de hoy, simpática más que nada, corresponde a The Batman Strikes # 1.

The Batman Strikes # 1 (June 2005). Guión de Bill Matheny. Lápices de Christopher Jones. Tintas de Terry Beatty. DC Comics. (***, de 4)

Batman Año Dos. Guión de Mike W. Barr. Dibujos de Alan Davis, Todd McFarlane y Alfredo Alcala. Un tomo en formato prestigio. Ediciones Vid (comprende Detective Comics 575-578). (**, de 4).

Batman: Cuatro de una especie. Guiones de Alan Grant, Chuck Dixon y Doug Moench. Dibujo de Brian Apthorp & Stan Woch, Kieron Dwyer, Brett Blevins & Mike Manley y Quique Alcatena. Dos tomos en formato prestigio. Ediciones Vid. (***).
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jueves, mayo 19, 2005

BATMANÍACA OBSESIÓN, PRIMERA PARTE.


El siglo XX vio nacer un par de mitologías consistentes que vinieron a ocupar el papel popular que sus respectivas mitologías tuvieron en la civilización griega y romana. Cuando los atenienses acudían en masa al teatro sabían perfectamente qué historia iban a contemplar. Para nadie era un secreto la muerte de Heracles en las Traquinias, de Sófocles, ni el asesinato de Agamenón en la primera parte de la Orestiada de Esquilo. Las piñaventuras de los dioses y de los héroes fueron conocidas de todos durante siglos, y lo que a los antiguos les interesaba era ver cómo se les contaban de nuevo las mismas historias con diferentes tratamientos. Qué muermo, ¿verdad? Pues no. Aquella mitología no sólo estaba llena de fantasía popular, sino que estaba íntimamente ligada al fenómeno religioso. Quien sea católico practicante y siga con gusto las distintas versiones de la pasión de Jesús puede entenderlo perfectamente. Y el que no sea creyente, que se lo imagine.

El cristianismo acabó por relegar aquel caudal casi infinito de aventuras, y éste pasó del conocimiento popular para establecerse en la prosapia y facundia de los doctos, donde también medró durante siglos hasta que los nuevos planes de estudio han relegado el latín, el griego y la cultura clásica a competir en los sistemas educativos con Sexualidad Práctica I y II o Plastilina Creativa. Los modernos liberales han conseguido lo que no consiguieron los feroces papas de Roma.

Todo este rollo viene a cuento porque acabo de leer con gusto algunos tebeos de Batman, que es uno de los grandes héroes surgidos de una de estas dos mitologías populares del siglo XX, la de DC y la de Marvel. Es verdad que a ningún pirado se le ocurre creer en Batman o Spiderman como en otro tiempo sí creyeron en Hércules o Ulises, pero tal y como está el patio y puestos a echarle imaginación, uno no puede asegurar que dentro de 300 años, en un mundo dominado por el fundamentalismo talibán, los supervivientes de la civilización occidental no se refugien en las alcantarillas de Nueva York para levantarle templetes a Supermán, Wonder Woman o Lobezno guiados espiritualmente por sacerdotes vestidos como John Constantine.

Una de las propiedades del mito es que resulta resistente a la metamorfosis y al replanteamiento. Con el tiempo se modifican parcialmente sus vestimentas, se acentúan ciertos rasgos de personalidad y otros son relegados al olvido, o bien son voluntariamente ignorados. No es lo mismo el Zeus de Hesiodo (cuya gravedad lo parangona con el Yahvé del Antiguo Testamento) que el Zeus de Homero (un tingolilingo y cascarrabias cuya mayor diversión en la Iliada consiste en sentarse en el monte Ida a contemplar la guerra de Troya cual Homero -Simpson- delante de la tele). Uno lleva toda la vida leyendo libros y tebeos, también sabe que no es lo mismo el Batman de Bob Kane que el de Frank Miller o el de Dave McKean en Arkham Asylum. Tampoco es lo mismo leer las leyendas de las Metamorfosis de Ovidio en la ríspida prosa de las Fábulas de Higino.

Acabo de leer unas historias de Batman. Dos de ellas las tenía relegadas al olvido desde hace años porque en su momento no las leí: Batman Año Dos y Batman: Cuatro de una especie. Ambas en las lindísimas ediciones mexicanas de Vid que hicieron las delicias del lector ibérico de pata negra. El tercer Batman (The Batman Strikes # 1) me lo regalaron el Free Comic Book Day, y si no llega a ser por esto no lo hubiera comprado nunca (las cosas como son). Los tres tratamientos son muy distintos, pero en ellos se nos vuelve a contar de nuevo parte de la misma historia conocida de todos.

Continuará...
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martes, mayo 17, 2005

CHIHUAHUA PEARL EXPULSADA DEL CLUB.


El Club de los Mejor Informados publica un nuevo coleccionable a partir del 22 de mayo, y ahora toca de tebeos. Mandrake, Blueberry, El hombre enmascarado, el Capitán Trueno, Mafalda... Es fácil encontrar la lista, repetida en varias páginas españolas dedicadas al cómic, entre ellas la del propio Club. La selección no está mal, ya que no sólo incluye clásicos del tebeo europeo, como Blake y Mortimer, o del tebeo usaca (Flash Gordon o The Spirit) sino obras contemporáneas de gran personalidad (Rapsodia húngara, de Giardino; Persépolis, de Marjane Satrapi)... La selección, como todas, es discutible, pero es un buen intento de congeniar lo disponible y/o negociable con editoriales, el intento de dar a conocer unas obras ya clásicas que el neófito comprador de periódicos desconoce, ya que, como es natural, quienes llevamos toda la vida leyendo cómics y tenemos cierta edad ya tenemos los títulos más representativos (si no todos) de esta colección. El cómic de turno, en formato álbum y tapa dura costará 2´50 euros con el periódico, poco más de lo que en México o Estados Unidos viene a costar un comic book cualquiera. Y la diferencia de presentación será notoria. O sea, una ganga.

De manera objetiva, sólo me queda ponerle una pega a la colección. Ya se ha comentado en algunos foros, pero conviene insistir. Se anuncian dos volúmenes del Teniente Blueberry, el prodigioso western de Giraud a los pinceles y Charlier en el guión. Los títulos son El hombre que valía 500. 000 dólares y Balada por un ataúd. Obras maestras absolutas, por supuesto, pero... ¿qué pasa con Chihuahua Pearl, que es el volumen de 45 páginas que abre esta genial trilogía que concluye en Balada por un ataúd? Puestos a limitarse como máximo a dos títulos por personaje, ¿no hubiera sido mejor publicar La mina del alemán perdido y El fantasma de las balas de oro, dístico protagonizado también por el Teniente Blueberry y que es de lo mejor de su trayectoria? Chihuahua Pearl es uno de los personajes emblemáticos de la serie (he colgado la fantástica portada de Giraud/Moebius que siempre me ha impresionado), y en concreto esta trilogía representa, no sólo el momento más álgido de toda esta serie ya mítica, sino también uno de los momentos álgidos de toda la historia del western. Escrita con el largo tempo narrativo de una gran novela y dibujada por Giraud en uno de sus grandes momentos creativos, la trilogía representa alrededor de 150 páginas a la altura de Ford, Leone o Peckinpah. Y no exagero. Más diversión que en la las películas, como rezaba la publicidad del Preacher de Garth Ennis. La presentación de la trilogía incompleta es una mutilación que sólo puede comprenderse como un acuerdo entre los del Club y Norma Editorial (que ahora detenta los derechos de edición en España) para que los interesados acudan a las librerías a comprar Chihuahua Pearl a su precio, que no es precisamente barato, aunque por esta trilogía se paga lo que haya que pagar. Incluso pensando en esta posibilidad, hubiera sido más sensato dejar colgando la conclusión de la trilogía, esa Balada por un ataúd que conduce la narración hacia uno de los momentos más álgidos, literarios y novelescos de la historia del cómic mundial.

Otra razón puede encontrarse en que, teniendo en cuenta la reciente beatería que demuestra el Club contra el tabaco y los fumadores, hayan desestimado esta gran obra de arte para no reproducir una portada que, como ven, es toda una apoteosis erótica del vicio humeante y malsano. Esto hoy día se ha convertido en algo políticamente incorrecto que la actual caza de brujas ha transformado ya en fetiche sexual, un fetiche que genera, como todas las pasiones placenteras, sucias y más o menos pecaminosas, jugosos dividendos económicos que un diario tan amante del dinero como el del Club no se permitiría nunca proporcionar gratis.

Como es habitual en esta clase de coleccionables de periódico, éste también se venderá sólo en España, por lo que los lectores de la edición impresa del Club en otras latitudes (y lo lamento sobre todo por los de América Latina, que tanta falta les hace) no podrán tener acceso a enriquecer su conocimiento con algunas de las mejores obras del cómic europeo y estadounidense. Y es que no todos podemos pertenecer a según qué clubs. ¡Ah, Chihuahua!
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jueves, mayo 12, 2005

JOURNEY INTO FEAR (1943)


Cuando Orson Welles no podía pensar en ser Orson Welles, hacía películas como Journey Into Fear (en España se tituló Estambul). Xavier Villaurrutia, el gran poeta mexicano que, como el extinto novelista Guillermo Cabrera Infante, picoteó en la crítica cinematográfica, emitió un juicio contundente y desazonador sobre el film. Cito: Consignemos, abiertamente, que, atendiendo al proloquio: “la tercera es la vencida”, Orson Welles aparece, como actor, en una película vencida. El éxito, ese objetivo del arte dramático y, en consecuencia, del arte cinematográfico, se escapó esta vez. Fin de cita.

Villaurrutia era un “"contemporáneo"” y tuvo la suerte de vivir en un tiempo en que Orson era todavía (cito) uno de los hombres más inteligentes con que cuenta el cinematógrafo norteamericano en la actualidad, y una de las más inquietantes promesas para la renovación de los moldes cinematográficos (fin de cita). Felices y juveniles tiempos aquellos, donde Orson Welles reaparecía ante el mundo sólo como actor (¿sólo? Naaa...) en esta película que en México se tituló Jornada de terror. Lo hacía por tercera vez (de ahí el proloquio invocado por Villaurrutia) tras Ciudadano Kane y The Magnificent Amberson. Welles rodaba esta última película por las mañanas y Journey Into Fear por las noches mientras hacía las maletas vertiginosamente para marcharse a rodar All It´s True en Brasil. En cuanto Welles se dio la vuelta, sabido es de todos, la RKO extrajo las tijeras y comenzó la operación quirúrgica de las dos películas. Bueno, operación quirúrgica es demasiado fino. Llamémosle cirugía plástica a machetazos.

Journey Into Fear tiene mucho de comedia wellesiana. La comedia wellesiana no existe más allá de la ingerencia mayor o menor que el titán del cine pudiera tener en esta obra que al final firmó Norman Foster. Comedia, porque un extravagante sentido del humor recorre este thriller donde Howard Graham, ingeniero norteamericano experto en armamento, se encuentra en la mira de Peter Banat, un obeso espía de la Gestapo que le persigue para darle matarile. El mismo Banat es un personaje excéntrico, a quien Welles desde el guión caracteriza con el acompañamiento musical de un disco rayado. En este aspecto es un característico eisneriano (de Will Eisner) que podría haber salido perfectamente de las páginas del The Spirit de los años 40. Peter Banat tiene también algo de cómic y de caricatura, como también lo tiene el mismo Welles, caracterizado como el coronel Haki, el jefe de la policía secreta turca. A pesar de que la publicidad de la época lanzó la película aprovechando el interés del público por los amores entre Dolores del Río y Orson (“"¡Dolores y Orson juntos por primera vez!"” Bramaba la publicidad como si fuese una portera), lo cierto es que la bellísima mexicana de estilizadas facciones tiene un papel secundario y difícilmente justificable. La broma de vestirla disfrazada de leoparda, que hoy nos parece tan sexy, debió de parecer a estudio otra estrafalaria e imperdonable ocurrencia de Mr. Welles. La culpa del desbalanceado final la tuvo de nuevo la personal inquina que la RKO mostraba hacia los proyectos de Orson desde el fracaso de Ciudadano Kane, así que el estudio redujo el metraje original de Journey Into Fear a 69 minutejos. Ya afirmó Guillermo Cabrera Infante a la muerte de Orson que cuando los genios parten para siempre podemos decir a manera de consuelo: Nos queda al menos su obra. Salvo en el caso de Welles, apunta el cubano en su artículo Oso Welles (sí, Oso y no Orson) publicado en Cine o Sardina (Punto de Lectura, Madrid, 2001): de Welles, concluía, sólo nos quedan fragmentos de obra.

Esos fragmentos constituyen, incluso en el caso de Journey Into Fear, la punta de iceberg del talento sumergido o mutilado de uno de los grandes genios del siglo XX.

Estambul (Journey Into Fear, 1943). Dirección: Norman Foster. Guión de Joseph Cotten y Orson Welles sobre una novela de Eric Ambler. Fotografía de Karl Struss. Música de Roy Webb. Montaje de Mark Robson. Intérpretes: Joseph Cotten, Orson Welles, Ruth Warwick, Agnes Moorehead, Jack Durant, Everett Sloane, Jack Moss. 68 m. B/N. USA. (***, de 4).
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miércoles, mayo 11, 2005

SOLO: HOWARD CHAYKIN


DC tiene una serie bimensual titulada Solo. Solo es una interesante propuesta donde cada número es escrito y dibujado por un solo artista, portada incluida. El último número lo componen seis historietas de Howard Chaykin, aquel revolucionario autor que tanto disfrutamos en los 70 y 80 con series como American Flagg, The Shadow o Blackhawk, estas últimas para DC. Y de una miniserie inolvidable que hoy merece una revisión para ver si ha aguantado el paso del tiempo: Black Kiss, aquel abordaje a los abismos sexuales. Hoy, por supuesto, su estilo ya está completamente asimilado, pero no por ello deja uno de apreciar su peculiar composición de página que ha marcado la industria enormemente. Las seis historias que nos presenta en Solo # 4 tienen su gran oficio como dibujante, pero, la verdad, como historias no dicen ni fu ni fa. Chaykin intenta hacer un homenaje a aquellas mystery stories un poco blandengues de los 60 que publicaban Marvel y DC antes de la revolución de Warren. Compartían con éstas últimas ese twist at the end o final sorpresa tipo O´Henry cuya honda raigambre y empleo magistral en los tebeos usacas parte cuanto menos de la época de la EC, cuyas revistas ahora se están editando en España en edición para completistas. Quizá la mejor historia, la más sabrosa por el juego de homenajes que permite a Chaykin, sea la última: Horrors! En ella el propio Chaykin nos cuenta su larga relación de amor con los tebeos y su miedo, valga la redundancia, a los tebeos de miedo. Fresca y simpática, Horrors! viene a cerrar un Solo de 50 páginas con más oficio que inspiración.

Solo # 4: Howard Chaykin. Guión y dibujos de Howard Chaykin. Este número contiene seis historias: The Last Time I Saw Paris; Upgrades; Talla in the Saddle; Breaking and Entering; Bad Blood; Horrors! DC Comics. Junio 2005. (**, de 4)
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lunes, mayo 09, 2005

HELLBLAZER Y WONDER WOMAN: DESCENSUS AD INFEROS


John Constantine y Wonder Woman comienzan este mes nuevo arco argumental. Los dos se van al infierno. Hellblazer 207 nos propone un sugestivo descensus ad inferos de John Constantine que durará seis números. Excelente portada (como siempre) de Tim Bradstreet y atmosférica ambientación de Leonardo Manco en las páginas interiores. Este dibujante contradice su apellido: sin ser Da Vinci, también es Leonardo y no es manco. Un tebeo que se lee con gusto, y con el que recuerdo aquellos mis queridos tebeos de horror de la Warren que en España editaron Garbo Editorial y luego Toutain. Hoy día toda aquella estética ha sido asimilada perfectamente por la tebeíza mainstream, aunque algunos dirán que Vertigo no es mainstream. Será en Disneylandia.

En cuanto a Wonder Woman, es una serie que ahora me resulta fácil seguir. Lo hago con interés, aunque los escasos tres números que llevo leídos no me invitan a hacer palmas con las orejas. A pesar de todo, disfruto mucho viendo estas nuevas versiones de los viejos dioses griegos: Hades, Atenea, Ares, Poseidón y Zeus se pasean por las páginas de este número 215. Wonder Woman desciende al Hades por orden de Atenea (que ahora gobierna en el Olimpo) para rescatar de un calabozo nada menos que a Hermes, aquel mercurial doncel que robó las vacas de Apolo. Lo hará acompañada de una tal Casandra (no confundir con la troyana) y de un minotauro que no es aquel Asterión del laberinto cretense. Éste se llama Ferdinand, y a pesar del nombrecito que le han endilgado, es un personaje dramático y no la versión masculina de La vaca que ríe. Correctito guión de Georg Rucka y apañaditos dibujos de Rags Morales (lápiz) y Michael Blair (tintas). Lo más destacable, la estupenda portada de J.G. Jones.

Hellblazer # 207. Guión de Mike Carey. Dibujo de Leonardo Manco. Vertigo. Junio 2005. (***, de 4)
Wonder Woman # 215: The Bronze Doors I. Guión de Greg Rucka. Lápices de Rags Morales. Tintas de Michael Bair. DC Comics. Junio 2005. (**, de 4).
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sábado, mayo 07, 2005

FREE COMIC BOOK DAY


Hoy sábado ha sido el Free Comic Book Day, una iniciativa la mar de simpática de la que no había oído hablar anteriormente (es la cuarta vez que se lleva a cabo en Estados Unidos). Consiste en que acudes a tu librería de cómics habitual y te regalan un tebeo. Se trata de un detalle majo, porque las editoriales estadounidenses editan para este día un tebeo especial que distribuyen entre las librerías especializadas, un tebeo que sólo se va a distribuir este día y que va a ser gratis. Llegas a tu librería, eliges el tebeo o tebeos que más te interesan, y después de eso, a leer que son dos días. Claro, no se trata de que llegas a tu librería y te llevas un tomo de Akira o un volumen de Sandman. Todavia somos muy niños para cumplir con las utopías pendientes del siglo XIX. Se trata de que llegas a la librería y te llevas lo que más te gusta de las editoriales que más te interesan, siempre y cuando no llegues cuando ya se han agotado existencias. La idea es buena por dos razones: primera, a las editoriales les sirve para hacer publicidad gratis de sus productos y captar lectores futuros; segunda, sirve para que más de uno se anime a entrar en una librería especializada, elija sus tebeos gratis, y de paso, hurgue a ver qué más le puede interesar en el futuro. Como quiera que sea, es una inteligente manera de promover el cómic y el negocio de las librerías especializadas.

En cuanto al material que me llevé de La Cripta, librería juarense especializada en tebeos usacas mainstream, pues salí con cinco ejemplares que, precisamente por ser gratis, no dejan de tener su gracia: el número 1 de The Batman Strikes (DC), versión cómic de los cartones de televisión; un especial Bongo Comics de Los Simpson donde se llevan a cabo diversos homenajes al tebeo clásico (es la portada que pueden ver más arriba); una historieta muy bien ejecutada de Star Wars (Dark Horse) escrita por Miles Lane y dibujada por Nicola Scott; un Marvel Adventures con Spiderman y Los FF (infumable, no puedo callármelo) y, lo más interesante de todo, un comic book titulado Impact University presentado por la editorial Impact donde se presentan varios fragmentos de algunos de sus libros dedicados al how to write and draw comics and graphic novels. El prólogo, que debería haber sido escrito por Will Eisner (fallecido hace unos meses) ha sido finalmente firmado por Peter David. Dentro se incluyen también unas páginas del gran Eisner reproducidas de su imprescindible Comics and Sequential Art. No fueron los únicos tebeos editados por casas americanas, pero esos fueron los que encontré cuando llegué a mi librería tex-mex.

Como digo, una interesante propuesta la del Free Comic Book Day, no sólo porque los materiales que se editan para este día son todos originales y están fuera de catálogo, sino también porque ahora las librerías especializadas de Estados Unidos ya tienen su propio día de Sant Jordi: ya sólo falta que te regalen el tebeo con una rosa.
Posted by Hello

jueves, mayo 05, 2005

AHÍ ESTÁ EL DETALLE, PERO NO SE VE.


No deja de causarme estupefacción que Ahí está el detalle, dirigida en 1940 por Juan Bustillo Oro a mayor gloria de Mario Moreno, Cantinflas, ocupe el lugar número 10 en el ranking de la revista Somos. Este ranking, tan válido o minusválido como cualquier otro, se encuentra en la imprescindible página que el Tecnológico de Monterrey dedica a un cine imprescindible como el clásico mexicano. Que este film se encuentre como punta de lanza entre un decálogo poco discutible me perturba. ¿Qué ven a este film de planificación escénica torpe, de interpretaciones pobres y de predecibles consecuencias? Es verdad que, si bien la película tiene el mérito de haber sido el parto del personaje Cantinflas, su valor enormemente sentimental no se ve correspondido al mismo tiempo por una calidad dramática o interpretativa de altura. También es verdad que una película de Cantinflas tenía que ser una película para Cantinflas, ídolo procedente de la carpa y lenguaraz como él solo (pero sólo después de Groucho), pero el especial brillo de sus apariciones no consiguen salvar el desastre absoluto de una película que hace aguas por todas partes. Es más, la precariedad de la obra completa daña enormemente la proyección de su trabajo, que alcanza el apogeo en la escena climática del juicio, donde la cantinflada se convierte en exuberante, surreal, divertidísima y canónica. Sin embargo, la exigencia de la construcción dramática exige mucho más ordenamiento y cuidado de las partes (y de sus actores) hasta llegar a un clímax fílmico. Mi desconocimiento del cine de Cantinflas es absoluto, por lo que no deseo hacer juicios previos partiendo de la declaración de la página antes mencionada: “la mejor película de su larga carrera ante las cámaras”. Pues algo no encaja.

Para colmo de males, la copia en deuvedé que circula por los Sangron´s, Ínfulas de Francia y otros molecillos es la editada por Telele-visa dentro de su colección ¡Vive México! La calidad general de las copias sin restaurar que pone en circulación esta casa aconsejan cambiar el nombre de la colección a ¡Muere, México! La edición de esta cantinflada, en concreto, constituye una vergüenza absoluta y un atentado criminal contra la obra de arte: los créditos originales han desaparecido (¿se los comerían los ratones?) y han sido sustituidos por unos horroroso créditos de videaficionado que hubieran avergonzado a Ed Wood; la banda sonora de los años 40 ha sido reemplazada por una música setentera tipo Polivoces que produce espasmos de repugnancia; la fotografía de Jack Draper en esta copia no restaurada parece un abrigo de visón apolillado que luce una mendiga que sorbe sopa Cup Ramen a la lumbre de la fogata de un tambo debajo de un puente durante una noche oscura. Ahí está el detalle, sí, pero no hay quien lo vea. Y por supuesto, ni documentales sobre el film, ni información destacable sobre lo que se supone que es una joya clásica. A ciento cincuenta pesitos. Ya he comprobado que estas películas clásicas editadas por Telele-visa son las únicas del mundo que NO se ven peor compradas por 25 pesos en los tenderetes de los piratas. No me extraña que a veces la piratería entrañe filosofía: ladrón que roba a un ladrón... Ahí está el detalle.

Ahí está el detalle (1940). Director: Juan Bustillo Oro. Guión de Humberto Gómez Landero y Juan Bustillo Oro. Fotografía de Jack Draper. Música de Raúl Lavista. Escenografia de Carlos Toussaint. Montaje de Mario González y Juan Bustillo Oro. Intérpretes: Mario Moreno “Cantinflas”, Joaquín Pardavé, Sara García, Sofía Alvarez, Dolores Caramillo. 112 m. B/N. México. (**, de 4). Más información, aquí. Posted by Hello

miércoles, mayo 04, 2005

VOLVER

No con la frente marchita, aunque nieves de friega platearon mi sien. Un poquito nomás. Ya quisiera mi monda calavera, sobre la cual ladra el can de mis estíos, cabellos para platearse. Cero patatero, que dijo aquel monarca filósofo conocido de todos los españoles. Y que conste, lo que más me molesta no es el ser calvo, sino el no ser calvo del todo: donde debiera lucir una hermosa y relumbrante calva, tengo todavía una pelusa resistente al tiempo como los pelos de una momia de Guanajuato. Yo quisiera ser calvo-calvo, lucir una calva lisa y perfecta: una calva prepucial, como la de mi querido Henry Miller. Una calva a la que pudiera sacar brillo por las mañanas, para llegar a la isla de Tomis resplandeciente como un Febo Apolo en versión Febo Pelón.

Me entretengo en naderías ante ustedes, cuando debiera lanzarme al grano como gallina bloguera. Vuelvo a este Alcatraz público porque, como quien dice, alea iacta est, la tesis está echada. Me queda transcribir las correcciones de doce páginas, y se acabó la redacción de la tesis. Doce páginas no son nada frente al volumen de 768 (a un espacio) que por estas fechas estoy acabando de parir. Con un poco de vaselina para que duela menos. Ésa es la tesis, a la que acompaña un segundo volumen de otras doscientas páginas con las sinopsis de quince novelas. Casi mil blanquitas (a un espacio) a quienes tendré que comprar una cuna para que le sonrían las visitas (que son casi ninguna) y un biberón con leche de la ubre galáctica de Juno. No es que yo tenga cosas muy importantes que decir (en realidad, todo estaba dicho), pero se trata de mi maldita enfermedad crónica que quizá ustedes sospechan. ¿No les he contado que padezco logorrea? La logorrea es una enfermedad consistente en no poder parar de escribir. Se trata de la pretensión de reescribir la vida y la historia con la ilusión de, un día, reescribir el mundo. El enfermo de logorrea se convierte en novelista, en profesor, en bloguero. Sólo bajo estas condiciones es concebible la inmersión absoluta en una realidad paralela: la realidad fantasmagórica de la literatura, entendida, como bien sabrán quienes lean la cartela introductoria de esta bitácora, en un sentido siempre amplio. Porque en la variedad está el gusto.

Vuelvo con el placer de comprobar que, escriba o no escriba, tengo el mismo número de visitantes. Es decir, que más vale seguir escribiendo para ahorrarse el doloroso esfuerzo de callar, puesto que, a pesar de todo, nada se transforma con el silencio. Gracias por estar ahí, quién sabe quién y dónde. Mañana volvemos con más flexiones y menos reflexiones, pero no esperen que les hable del nuevo Papa.

Dixi, et animam levavi. Porque para eso escribe uno.