Sergio Leone fue un cineasta minusvalorado en su época. Empezó como operador de segunda unidad en productos hollywoodenses rodados en Italia para pronto saltar al rumboso cine péplum y del Oeste italiano, despectivamente llamado "spaghetti wéstern". En él rodó sus grandes éxitos que la crítica despreciaba y, en gran medida, sigue despreciando por su estilo enfático y grandilocuente, con mucho de drama bizarro y de comedia. Su reivindicación crítica sólo llegó con la magistral Érase una vez en América, melancólico retrato del mundo del gangsterismo neoyorkino, que, como en sus particulares y gozosos wésterns, sólo conocía desde la ensoñación romántica que la vieja Europa hizo de la mitología norteamericana. Por desgracia, el sufrimiento que le ocasionó sus batallas con la productora de Érase una vez en América, nos lo arrebataron para llevárselo pronto a la tumba. Las películas de Leone siempre fueron favoritas del gran público de los cines de verano y maratones de barrio, y por eso el desdén de los críticos lo hizo más grande que pequeño en nuestros corazones infantiles donde Leone siempre tuvo (y hoy tiene, más que nunca) su reino de fantasía y de suciedad poética sin las cuales no hubiéramos tenido El Teniente Blueberry ni las novelas de Silver Kane. No poco hizo por su cine la música de ese genio luminoso recién fallecido, Ennio Morricone, que fue al spaghetti de Leone su coro de ángeles con barba de siete días. Por todo ello y mucho más, el cine de Sergio Leone trascendió todas las fronteras y quisimos hacerle su homenaje tan sentido en este Cin3mático número 69. Prosit!
domingo, octubre 11, 2020
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