sábado, julio 15, 2023

EL VIEJO Y EL MAR (JOHN STURGES, 1958)

Bueno, qué decir de todo un clásico por los cuatro costados: novela de Hemingway (quizá la más famosa, breve y contundente: con ella ganó el Pulitzer), protagonismo de Spencer Tracy, música de Dimitri Tiomkin ganador del Oscar aquel año, fotografía en Technicolor (in sensu estricto, Warnercolor) a cargo de James Wong Howe… Una horita con veintidós minutos de borrachera cinematográfica old fashion. Un muy emotivo Spencer Tracy en su madurez borda su personaje de Santiago, el anciano pescador que durante cuatro días vaga en su barquichuela arrastrado por un enorme pez espada, que tras su captura es devorado por los tiburones. Una fábula agridulce sobre cómo el éxito se puede convertir en fracaso, o bien sobre cómo el fracaso te puede convertir en héroe. Aunque la dirección fue firmada por el vigoroso John Sturges, parece ser que también intervinieron otros dos grandes: Henry King y Fred Zinemann. Sólo podríamos recriminar a este clásico la voz narradora omnipresente de principio a fin, pero se trata de un tributo a la prosa tersa y poética de Hemingway. Hay otra versión con Anthony Quinn que no he visto, y un precioso cortometraje animado de veinte minutos firmado por Alexander Petrov.

jueves, julio 13, 2023

MISTERIO EN LA MARISMA (CLAUDIO DE LA TORRE, 1943)

 

Cuando yo era pequeño, llamaba mi atención una sección de pasatiempos en El País Semanal titulada El Damero Maldito. La firmaba una tal Conchita Montes, cuyo nombre nada me decía, pero intuía que algo singular debía de relacionarse con aquella dama, como algo singular flotaba alrededor de nombres como Corín Tellado, Margarita Landi o Gloria Fuertes. Muchos años después descubrí que aquella Conchita Montes había sido una de las actrices más embrujadoras del cine clásico español, sobre todo por las excelentes películas que rodó a las órdenes de su director bienamado y pareja sentimental: el conde Edgar Neville. Conchita es objeto de mi devoción: licenciada en Derecho, empresaria, actriz de teatro y cine, traductora…, y delgada, bonita, graciosa, con una chispa de ironía como pocas, hablaba como ametralladora y podía decir sus diálogos con una rapidez y claridad sorprendentes. Y tenía una hermosa nariz, señoras y señores, ¡una nariz que no era nariz!, ¡una nariz que era pirámide de Egipto! En Misterio en la marisma no brilla tanto como en La vida en un hilo (Edgar Neville, 1944) o Nada (Edgar Neville, 1947), pero no por ello se desprende de su gracia personal y su gracejo. Es una discreta producción dirigida por Claudio de la Torre, artista inquieto y trotamundos formado en Inglaterra y Francia, donde dirigió a la gran Simone Simon. En esta película nos entrega una finísima mezcla de melodrama gótico “con fantasmita” y comedia de costumbres, donde nos sorprende ver a la reina del tronío ibérico, más conocida como La Faraona, en los tiempos en que todavía era remera del Nilo y bailaba bajo el nombre de Lolita Flores. Destaca también la Sinsombrero Josefina de la Torre, hermana del director, novelista y poeta de la “otra generación del 27”, como la desafortunada en juego y amores Arlett. Recomendable para estudiosos del proto-policiaco español y enamorados de Conchita Montes.