martes, julio 19, 2005

TÉCNICAS DEL GUIÓN XI (DE XIX): IRONÍA DRAMÁTICA.

Hitchcock, como otros grandes autores de la historia del cine, nunca firmó solito el guión de ninguna de sus películas. Por lo general firmaban otros, pero él trabajaba el guión codo a codo con el guionista de turno, y no pocas veces introducía importantes modificaciones que configuraban el resultado total. Escritor en la sombra, artífice casi total de la película como objeto de manipulación de masas, de mentes y de almas, su cine se caracterizó sobre todo por el arte del engaño: era capaz de llevarte al huerto y engañarte una y mil veces. Engañador y manipulador como pocos, recurrió muchas veces con gran sabiduría al artificio estructural de la Ironía dramática, que hoy ocupa el humilde espacio de esta bitácora. Como hasta ahora, el término Ironía dramática está tomado del libro de nuestro cursillo de verano: The Tools of Screenwriting, de Howard y Mabley. St. Martins Press, New York, 1995.

11. Ironía dramática (Dramatic irony, p. 68).

Es cuando sabemos algo que un personaje (o todos los personajes) ignora. Un hombre que camina por la vía de un tren no tiene nada de dramático, pero si sabemos que ese hombre es sordo, y que un tren se aproxima detrás de él la situación se convierte en claramente dramática.

Cuando Romeo encuentra a Julieta aparentemente muerta, sólo nosotros sabemos que su muerte es aparente, por lo que tenemos fuertes sentimientos de temor y esperanza cuando él está a punto de beber el veneno. Si no lo supiésemos, la escena no resultaría tan dramática para nosotros.

Si nosotros no conociéramos quién es verdaderamente el asesino de Layo en Edipo rey, si no supiéramos que Edipo ha tomado a su madre por esposa y que él es el único culpable de la peste en Tebas, no habría la suficiente implicación por parte de la audiencia hasta el trágico final, que llegaría como el de una novela policiaca.

Una de las grandes aportaciones del especialista Frank Daniel a la teoría del guión cinematográfico es el principio de Revelación y Reconocimiento. Cuando el espectador sabe algo que uno o varios personajes desconocen (y esto constituye una Ironía dramática), ese momento es llamado Revelación. Cuando se permite una Revelación de esta clase a la audiencia, el escritor tiene la necesidad de crear un momento de Reconocimiento, es decir, cuando el personaje averigua lo que nosotros ya sabemos. La Revelación pone al espectador en una posición de superioridad con respecto al personaje que desconoce algo importante, y esto se traduce en un sentimiento de mayor participación del espectador en el transcurso de la historia. La Revelación y el Reconocimiento van directos al grano de la esencia del drama, ya que sin ellas la historia es más narrativa que dramática. Sin la Revelación y el Reconocimiento, el espectador asiste como mero testigo que contempla la sucesión de acontecimientos, pero no disfruta de la anticipación de acontecimientos futuros que constituye el centro de la experiencia dramática.

El escritor debe decidir si va a recurrir a la Sorpresa o a la Ironía Dramática: si va a dejar que el espectador participe de los secretos que la historia encierra para los demás personajes o bien va a querer sorprenderle al final. El uso de la sorpresa puede llegar a ser muy efectivo en cine, como hemos visto en tantas películas (como en Los otros, de Alejandro Amenábar). Muchas veces ambos se combinan en el film para obligarnos a experimentar distintas emociones.

La Sorpresa puede crear un momento de gran fuerza, pero el suspense se crea a través de la Ironía dramática. Alfred Hitchcock proporcionaba un ejemplo, hoy famoso: la bomba bajo la mesa. Si un grupo de personajes está sentado alrededor de una mesa, y debajo hay una bomba pero no lo sabemos nosotros ni los personajes, entonces habrá un gran momento climático de Sorpresa cuando la bomba estalle. Sin embargo, si nosotros sabemos que debajo de la mesa hay una bomba, pero no lo saben los personajes, durante un buen rato permaneceremos en tensión mediante el Temor y la Esperanza. En el caso del uso de la Sorpresa, la audiencia pronto perderá interés por cuanto sucede alrededor de la mesa (a menos que lo que suceda sea interesante en sí mismo).

El Suspense se consigue al dejar conocer a los espectadores algunos detalles antes de que los conozcan uno o más personajes de la película.

4 comentarios:

Flakushis dijo...

Después de haber estado ausente de la red durante tantos días, es bueno encontrarse con estos textos al volver.
Un saludo.

nacho dijo...

Leyendo todo... sigo archivando todo lo concerniente al guión... a ver que aprendemos... El concepto de ironía dramática no terminó por convencerme... tenía otra idea... luego trataré de abordar este rollo. Saludos desde Beautyfulville y mucho gusto, ya vi tu foto (por favor no consuman Sauza hornitos, habiendo tequilas tan buenos, je).

El Pobresor Gafapasta dijo...

Yo creo que el concepto de ironía dramática está chulo porque sale hasta en la sopa de la sopa fílmica, aunque el nombrecito no me gusta mucho. Es de esos artefactos estructurales que uno conoce, pero no sabe que tienen nombre y apellidos hasta que lo lee.

Sí, el Hornitos es un tequila de batalla que a mí no me chifla precisamente. Ya que te pones, recomiéndame tus marcas favoritas, que las comentemos.

Un saludote.

Anónimo dijo...

Entrando en el comentario general, definitivo, hay mejores tequilas. Pero aguanta vara el hornitos y no hay que hacerle mala cara ya que es el patrocinador oficial de todas las fiestas familiares en fin de semana.

Respecto a ironía dramática, sí, suena como si un cabrito saliera en un drama o en una película contando la burla de lo que acontece (chiste con referencia oscuras). Mala acuñación pero es efectivo el concepto luego de entenderlo.

/el último lugar dónde observé la ironía dramática fue en la Fedra de Racine.
//no sé por qué escribo con diagonales.