domingo, enero 31, 2010

CIUDAD MASACRE

Hay ciudades y ciudades. Existen, por ejemplo, las ciudades dormitorio. Ésta es una de ellas. Con la salvedad de que quienes dormimos aquí somos candidatos permanentes a dormir el sueño eterno. Porque esta ciudad, que ya no se llama Comalito sino Moridero, es la capital mundial del sueño eterno. Por ejemplo, la masacre de ayer donde fueron asesinados 14 adolescentes que pasaban un rato de farra en una fiesta de cumpleaños.

Las reacciones. Furia en la ciudadanía, esos candidatos eternos a soñadores del sueño eterno. Mientras tanto, los responsables políticos comparecen ante los medios para compartir el fruto de su capacidad intelectual. La procuradora, Patricia González: "Es un problema que tiene que ver con el narcotráfico y vinculado a la delincuencia organizada". Ajá. O sea, la masacre de 14 adolescentes es "un problema". Imagino que, para la funcionaria, el holocausto judío fue una migraña estacional de la historia de Europa. El alcalde Reyes Ferriz tiene otra perla para nosotros (misma fuente anterior): "El hecho que se dio en la madrugada afecta a los juarenses". Caramba carambita. Possí. Al fin y al cabo, ¿por qué tendría que afectar a los filipinos o a los murciélagos de Murcia? Claro, es el primer pensamiento lógico que se le puede venir a la olla a un individuo que no es juarense porque vive en El Paso, Texas. Qué representantes tenemos los futuros cadáveres de Moridero. Cómo se nota que son gente de poco latín y menos griego que sólo usa la cabeza para peinar el pelo. El presidente de la República nos da palmaditas en la espalda desde Japón, con un artículo publicado nada menos que en The Japan Times: "La estrategia de mi gobierno (contra el crimen organizado) va en la dirección correcta y el Estado de derecho ha sido fortalecido". Imagino que el mandatario no tenía a mano su libro de citas de Ricardo Arjona y se dejó lo intelectual para ir a lo prosaico y fácil. Cuando te matan te quedas tieso, y al quedarte tieso te pones más derecho que otra cosa. Imagino que a eso se refería ladinamente el gobernante sobre su gran éxito, que todos podemos ver en las calles de Moridero.

Y aquí lo dejo. Me voy a dormir. Ojalá me dejen despertar por la mañana para poder ver, por lo menos, la cara de mis asesinos.

P.S: Foto cortesía del Diario de Juárez. Parece ser que los chavos de la fiesta se pasaron con el Catsup de las hamburguesas.

miércoles, enero 20, 2010

DONOVAN´S REEF (1963)

He aquí lo que podriamos llamar un Ford menor, pero no menor como podríamos considerar menor The Informer en comparación con The Searchers, sino menor en sí mismo. Se trata de una versión polinésica de The Quiet man. Repite John Wayne, lo que concede al film su calidad de "film fetiche" fordiano, pero extrañamos a Victor McLaglen, y sobre todo, a Maureen O´Hara. Tampoco Ford, irlandés católico norteamericano, parecía sentirse tan inspirado por los pintorescos paisajes hawaianos como por los verdes pastos de Irlanda que constituían para él ensoñación sobre su pasado e identidad. Nos deja, que no es poco, un film amable (o sea, digno de amor) con un par de buenas secuencias de trifulca cantinera. Y sobre todo, una inspirada (y muy fordiana) misa de nochebuena en una iglesia donde sí se traspira esa atmósfera familiar tan característica de los films de Ford. Una misa lluviosa, todo sea dicho.