martes, julio 20, 2010

REFLEJOS EN UN TINTO DE VERANO



Dejé a Doña Maquila en el aeropuerto de Barajitas en Madrid el viernes 14 del presente. Por esas cosas de que la tierra gira, llegó el mismo día a Juaritos, día señalado en los anales de la Malemérita de las Américas por quedar inaugurada la nueva modalidad de narcoterrorismo con coche-bomba. Les adjunto tutubo para que sientan un poquito lo que conlleva el vivir cada día en Moridero.

Item. Hemos pasado quince días pacá y pallá, a veces con paellá. Durante nuestros periplos por el orbe de la tierra y el aire no viajamos con ordenador portátil ni solemos consultar muy a menudo el correo electrónico. Algunos amigos se mosquean porque no contestamos sus correos electrónicos, pero ni modo. Si son muy amigos o muy queridos, a veces merecen una respuesta un poco más larga que no es pertinente en periodo errante. Generalmente la dejamos para mejor ocasión. Disculpen las molestias. La bueno es que, aunque tarde, siempre contestamos.

Item. Este ha sido el mundial futbolero de mi vida. Jamás las circunstancias se habían confulado de tal modo que me obligasen a consumir tantos partidos de fúrbol (como decimos en Murcia) y tan seguidos. Primero los de la selección mexicana, luego los de la española. Doña Maquila y yo vimos el partido España/Alemania en un simpático café murciense, y la final contra la cochina selección holandesa en la localidad turística de Benidorm. Estoy contento con los resultados para España, y hay que reconocer que los chicos jugaron muy bien y dieron lecciones de equipazo en cada momento. Por lo demás, desaficionado al fúrbol como soy, debo reconocer que incluso a mí me gustaron estos partidos, pero siempre y cuando sean disfrutados en bares con mucho alcohol, tabaco y ganas de gritar. Hay que disfrutar entre el pueblo aquello a lo que el pueblo obliga.

Item. En Moridero ganó las elecciones el candidato más impresentable, si cabe, de todos los impresentables que se presentaban al impresentable cargo de chupador del bote con vivienda en El Paso, TX. Como en el viejo "vencerás, pero no convencerás", ganó levantándose con un puñado de votos entre las ruinas de una ciudad herida de muerte, capital del crimen y la desolación universal. Ganó porque quieren hacernos creer que morimos en democracia, cuando en realidad es deimo-cracia (de Deimos, dios griego hijo de Ares y Afrodita), y todavía hay un puñado de ¿bienintencionados? que acuden a las urnas para ejercer su derecho al voto. Quizá con la esperanza de, por un día, creerse suecos, o franceses, o británicos. Sin embargo, votar en Moridero es construir la muerte futura y colectiva entregando la confianza del sepelio al caradura más pintiparado o al sepulturero más hamletiano. Un entreacto donde la civilización se parodia a sí misma.

Item. Doña Maquila y yo pasamos cuatro días en Benidorm. Un lugar sin museos, sin tradición cultural, sin arco mozárabe bajo el cual ningún Abderramán VII llorase al entregar la llave de la villa a los cristianos. El lugar ideal para acostarse tarde, levantarse tarde, tomar cervecitas, comer ligero, dormir la siesta y bañarse en la playa. Porque de vez en cuando, digo yo, también mola desconectarse de la Enciclopedia Británica on-head. Cumplió su propósito. Hacía muchos años que no gozaba del simple hecho de bañarme en el Mediterráneo. No es bañarse en cualquier mar. Es sumergirse en un detritus salado habitado por siglos de griegos, romanos, egipcios, fenicios, cartagineses... Uf, dije que Enciclopedia Británica fuera.

Item. Estoy leyendo mucho. No todo me complace. Siempre es así. Cuando estoy en Murcia, prefiero leer lo que se almacena en mi biblioteca murciana y dejo para más tarde lo que compro.

Item. Siempre que llego a Murcia, lo primero que hago es seleccionar una de las novelas contenidas en la colección que yo llamo Las Sagradas Escrituras. Se trata de El Club del Misterio, publicada por Bruguera a principio de los años 80. Fue una gran selección de lo mejor de la novela policiaca y negra hasta esa fecha. En esta ocasión he leído Eleven mi horca, de Geoffrey Homes. Esta novela tuvo el honor de ser el punto de partida para una de mis dos o tres películas favoritas de la historia del cine: Out of the Past, de Jacques Tourneur.

Item. De Madrid sólo hay algo que no me gusta: nunca podrá permitirme vivir en esa ciudad que adoro. Llegamos a ella el Día del Orgullo Gay. Toda la Gran Vía estaba invadida de miles de festejantes entre decenas de chiringuitos. Doña Maquila y yo compartimos un mojito de a litro que más que mojito era una especie de cóctel mojolotov de consecuencias desastrosas a juzgar por los efectos que tenía en algunos bebe-sin-sed que nos rodeaban. Todo el desfile fue muy colorista y divertido, sin descontrol ninguno. Luego jugó España (uf, ya no recuerdo contra quién, seguro que la culpa fue del mojito) y las calles de Madrid se encendieron varias veces a lo largo de una noche que fue de trueno dorado.

Item. En el Rastro de Madrid tuve la falta de precaución de pasear sin sombrero. Mi pobre y calva calavera no puede permitirse esos excesos. A pesar de mi mareo, compré un maravilloso tebeo de los 70 escrito y dibujado por Forrest (el de la olvidada Barbarella). Edición original de Dargaud en franchute.

Item. Después de dejar a Doña Maquila en Barajitas, regresé a Murcia en autobús. Hacía mucho que no recorría la piel de toro en autobús, quizá diez años. Viajar en autobús es más divertido por las paradas, pero ya no compensa tanto: ni es tan barato frente al tren (medio de locomoción indispensable por su comodidad y eficiencia) ni ya resulta ser tan rápido (y que conste que no lo estoy comparando con los trenes de alta velocidad).

Item. Se casaron Penélope Cruz y Javier Bardem. Quién iba a decir cuando se estrenaron ambos en Jamón, jamón (Bigas Luna, 1992) que estos dos intérpretes llegarían a ser tan conocidos internacionalmente, que obtendrían sendos premios óscar y que acabarían compartiendo tálamo nupcial. Siempre he sido más de Bardem que de Pe, por cierto, que es una actriz que me incomoda de pe a pa. Ah, y recomiendo altamente Jamón, jamón, es una película que todavía hoy refleja los elementos más profundos de la España negra por medio de un humor esperpéntico, muy castizo, de obvias resonancias goyescas. Un anti-retrato de España que, curiosamente, funciona como retrato de una España dolorosamente brutal y eterna.

Item. Cadáveres ilustres como José Saramago, Carlos Monsiváis, Víctor de la Fuente o Harvey Pekar chapotean ahora en las playas del otro mundo. Ojalá que sea en las costas de la Isla de los Bienaventurados.

1 comentario:

Moriarty dijo...

Desgraciadamente, también puedes agrgar a la lista de ilustres fallecidos este verano el de Cecchi d'Amico, la guionista de "El ladrón de bicicletas", "El gatopardo", "Milagro en MIlán", "Rocco y sus hermanos", Roma, ciudad abierta" y etc, etc.
Saludos murciano