En los primeros días de enero, Federico Ferro consiguió que le cumplieran su último sueño mortal: reposar entre las aguas del Mediterráneo. Cerca de su querida Génova. Una alumna suya, Claudia Piña, llevó a cabo esta acción. Durante al menos un par de meses, el maestro Ferro recorrió Italia con ella. Claudia me preguntó si conocía un texto poético que quisiera recitar en aquel momento, y elegí éste. Es un fragmento de Teognis de Mégara (siglos VI al V a.C.) que me hubiera encantado recitarle si hubiera podido hallarme en Génova en el momento de esparcir sus restos al mar. La traducción es de Carlos García Gual. Puesto que se trata de un fragmento me tomé la libertad de interrumpirlo dos versos antes del final y de quitar y poner un par de palabrillas solamente. En su origen era un poema de amor cortés, pero esto es un detalle insignificante, pues era poema de amor al fin y al cabo. Le pedí por favor que, de ser posible, lo leyese por mí después de que sus cenizas comenzaran a esparcirse entre las olas. Sus manos mágicas que le depositaron en su último destino fueron quienes dieron sentido pleno a estas palabras que ahora transcribo. La foto fue tomada por Claudia muy cerca del lecho donde ahora reposa el maestro.
Alas a ti yo te he dado; con ellas el mar infinito
y toda la tierra en un vuelo podrás recorrer
sin fatigas. En todo banquete y festejo presente
te hallarás, albergado en las bocas de muchos.
Y al son de las flautas de tonos agudos los jóvenes
en rondas de amor, con bellas y suaves tonadas
te citarán. Y cuando a las cavernas de la oscura tierra
desciendas, a las lamentables mansiones del Hades,
ni siquiera entonces, muriendo, te ha de faltar tu gloria,
sino que conservarás entre la gente tu nombre inmortal;
y vas a viajar por la tierra de Italia, Grecia y las islas,
y a cruzar la incansable alta mar habitada por peces,
sin montarte a lomos de caballos, pues van a llevarte
los espléndidos dones de las Musas de trenzas violeta.
Y para todos aquellos que aprecien la sabiduría,
tú vivirás por igual, en tanto existan la tierra y el sol.
y toda la tierra en un vuelo podrás recorrer
sin fatigas. En todo banquete y festejo presente
te hallarás, albergado en las bocas de muchos.
Y al son de las flautas de tonos agudos los jóvenes
en rondas de amor, con bellas y suaves tonadas
te citarán. Y cuando a las cavernas de la oscura tierra
desciendas, a las lamentables mansiones del Hades,
ni siquiera entonces, muriendo, te ha de faltar tu gloria,
sino que conservarás entre la gente tu nombre inmortal;
y vas a viajar por la tierra de Italia, Grecia y las islas,
y a cruzar la incansable alta mar habitada por peces,
sin montarte a lomos de caballos, pues van a llevarte
los espléndidos dones de las Musas de trenzas violeta.
Y para todos aquellos que aprecien la sabiduría,
tú vivirás por igual, en tanto existan la tierra y el sol.
3 comentarios:
El destino hermoso de quienes han cultivado amor. Cómo son certeras las palabras del poema para este homenaje. Cómo agradezco a Claudia que haya hecho tal honor que muchos desearíamos rendir a Ferro Gay.
Excelente poema para una excelente persona (sublime persona). Realmente no tengo palabras para describir lo que siento y lo tanto que le agradezco a Claudia por haber hecho lo que hizo. No cabe duda que Claudia le ha dado mas magia a lo que ya era magico. Abrazos a ti y gracias por compartir estas bellas lineas.
Con carino...Edmond Dantes
Gracias a ti Ricardo, por tan hermosas palabras, que no fue necesario leer, aún hoy siguen imprenganadas en mi memoria.
Después te mando algo que estoy trabajando sobre el último reposo de Ferro.
Un abrazo fuerte, con mucho cariño,
Claudia Piña.
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