Estoy recopilando todos mis artículos sobre la cultura de Grecia y Roma y su pervivencia para un libro que reúna todos esas publicaciones sueltas, dispersas por muchas revistas a lo largo de quince años. Buscando mi reseña de la Historia de Roma, de Pierre Grimal, acabé por recordar que nunca la había colgado en esta mi bitácora, sino que fue primero publicada en el blog (hoy extinto) Aprés moi, le deluge, y que más tarde se publicó en papel en El Reto de Ciudad Juárez. Como es corto y me parece bonito, lo cuelgo aquí.
Cuéntame
un cuento, abuelo Grimal
Ricardo Vigueras
Existen muchas Historias de Roma, más de
las que yo podría conocer y también reseñar. Entre mis favoritas se encuentran
la Historia de Roma de Indro
Montanelli por su sencillez y amena narración, que incurre con frecuencia en la
mofa de los personajes históricos y en la ironía flemática generalizada; creo
que es un buen libro para que los estudiantes más jóvenes se introduzcan en el
conocimiento de la historia de aquella civilización. Quiero también mucho los
dos tomos que en Cátedra editó José Manuel Roldán (él fue autor único del
primero). Luego está, por supuesto, Theodore Mommsen, cuya Historia de Roma fue la culminación de una obra superlativa que le
condujo al Premio Nobel de Literatura en 1900. Pocas veces historia y
literatura se han dado la mano de esa fina manera y con tanta profundidad.
Siempre he pensado que la historia de
Roma es la única historia de una civilización o país que puede ser leída de
cabo a rabo como una apasionante novela de aventuras. Roma, protagonista de
esta trepidante novela de aventuras, siempre está por encima de los
"pequeños" personajes históricos que, poco a poco, creyendo en Roma
como una suprarrealidad y una forma de concebir la vida y moldear su entorno,
fue convirtiéndose en el Imperio del que más tarde bebieron todas las
ideologías imperiales. Sus antagonistas fueron personajes a veces exóticos y
carismáticos, como Aníbal o Mitrídates; en otras ocasiones, enemigos internos
como el esclavo Espartaco o el conjurado Catilina... Sus guerras civiles
rebosaron de una feroz crueldad propia de tiempos crueles. Es difícil que a un
buen lector aburra una historia de Roma, porque está llena de personajes con
garra y de acciones trepidantes; como una vida humana, tuvo un nacimiento, vida
y muerte perfectamente reconocibles. El recuerdo de Roma es como el recuerdo de
un organismo vivo que nos dejó un legado a veces terrible pero también
fastuoso.
No he dicho nada nuevo, está claro, pero
todo esto es una pequeña reflexión que quería hacer para presentar un libro
formidable que acabo de concluir y que releeré varias veces: Historia de Roma, de Pierre Grimal. El
prestigioso filólogo y polígrafo francés dejó, al parecer, esta obra inédita
entre sus escritos, obra que apareció en Francia en 2003 (Histoire de Rome, Mille et Une Nuits, Paris) y ahora ha salido a la
luz en español de la mano de la editorial Paidós (Colección orígenes,
Barcelona, 2005). El prodigio de esta obra consiste en que, durante poco más de
cien páginas, Grimal consigue sintetizar con pluma casi poética los avatares
existenciales y el aliento vital de aquella civilización que fue Roma y cuyo
vuelo en la Historia de la humanidad duró el vuelo de doce águilas. La
minúscula Historia de Roma de Grimal
tiene el encanto de congeniar el pesado cúmulo de conocimiento de aquella
civilización con la ligera cosquilla de una pluma. Para ello, Grimal no sólo
sintetiza, sino que cuenta aquel cuento como un hombre que llegase a las
puertas del cielo contaría sucintamente su propia historia: para pasar sobre
ella sin ocultar nada, pero con el deseo de desprenderse cuanto antes de la
pesada carga de la memoria. Pierre Grimal nos cuenta un cuento, un cuento donde
la protagonista es una antigua Urbe llamada Roma que se reencarnó en otras
Romas después de morir. Se trata de un libro ideal para que los estudiantes
inicien su conocimiento de aquella civilización, ya que la amenidad de su
relato sintetizado deja muchas puertas abiertas para la discusión en clase,
para el desarrollo por parte del profesor ante un alumnado sensible que quiera
conocer más.
Desconozco la historia individual de
este libro, de dónde ha salido o por qué no se editó antes. No sé por qué, a mí
me gusta imaginar al viejo profesor Grimal sentado en una mecedora durante la
noche, echando humo por la pipa y saboreando un pastís rodeado de nepotes. Los
niños le piden: "Cuenta un cuento, abuelo". Y Grimal consigue
contarnos la historia de Roma como lo que quizá fue y quizá deberíamos hacer
ver a nuestros estudiantes que fue: un cuento.
Publicado en Aprés moi, le deluge el 19
de agosto de 2005, y en El Reto de Ciudad Juárez, número 300, en 26 de agosto
de 2005.