Scorsese podría haber logrado
un gran clásico de la Navidad si hubiera sacado unos cuantos abetos adornados y
trampeado las fechas para hacer coincidir los acontecimientos con el reinado de
Santaclós. Total, puestos a contar fantasías, nada le costaba una más, pero
claro que no quiso. Concebida para exhibirse comercialmente en 3-D (la apertura
de la película corta el aliento y te hace, literalmente, volar sobre París), el
genio neoyorkino supo cómo extraer todas las posibilidades y convertir esa
limitación en virtud. Antes que nada, consiste en un emotivo homenaje al cine,
al arte de sus pioneros y, como no podía ser de otra manera, a George Méliès,
fundador del cine como espectáculo de creación narrativa y visual (aunque existieron
antecedentes, Méliès fue el Cristóbal Colón del cine como ensueño).
Lindos los niños protagonistas, y muy bien arropados por Ben Kingsley, un
estupendo guión “de receta” (a cargo de John Logan, creador, productor y
escritor de la magistral serie Penny Dreadful, con Eva Green) y estupendos
actores haciendo un desempeño, si bien no muy inspirado, sí al menos muy
profesional. La muy llorada Helen McRory (1968-2021), quien estuvo divina en la
serie inglesa Peaky Blinders es un aliciente más para disfrutar con Hugo.
jueves, octubre 14, 2021
HUGO (MARTIN SCORSESE, 2011)
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2 comentarios:
No me llama, de plano. No sé por qué.
Porque desde el principio sabes que va no va a tener la garra que uno le pide a Scorsese. Está bien para ir llenando huecos scorsesianos. Saludotes.
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