jueves, junio 22, 2006

EL ETERNAUTA: UNA OBRA IMPRESCINDIBLE

Durante la Semana Santa leí El eternauta, una de las grandes obras maestras de la narrativa gráfica de todos los tiempos (así, comos suena). La había comprado en Alicante, en una librería donde disponían de la edición más reciente: la versión "rascacielos" de Ediciones Récord, Buenos Aires, 1998. Estaba carilla, es cierto (30 euros), pero después de curiosear por los estantes y bostezar enormemente con la oferta habitual, decidí invertir mi consumismo en comprar esta obra de fama internacional escrita por el asesinado H.G. Oesterheld (uno de los más grandes escritores de cómics de la historia) y dibujada por Solano López.
Héctor Germán Oesterheld, guionista de tebeos, fue uno de los más grandes escritores con que el medio haya contado. Hombre culto y exquisito, de un refinamiento literario insólito, su prosa es de una sencillez abrumadora que bordea la poesía más cristalina cuando Oesterheld quiere. Su asesinato y el de sus hijas en 1977, víctimas de la represión en Argentina durante la dictadura de los militares, constituye el Gran Crimen Impune de la Historia de los Cómics. Yo a la hora de escribir sobre Oesterheld me bloqueo y prefiero dejarlo para otro día. No es raro que ese día nunca llegue. Oesterheld merece una reivindicación mundial, no sólo por ser uno de los "desaparecidos" (inmundo eufemismo) de la dictadura Argentina, sino porque con su obra, y en concreto con El eternauta, el cómic se adelantó medio siglo a su tiempo. Cuando comenzó a publicarse El eternauta en las páginas de la revista semanal argentina Hora Zero era 1957, y prácticamente nadie en el mundo escribía y dibujaba tebeos tan complejos psicológicamente, con esa riqueza de detalles y esa sabiduría narrativa que Oesterheld sabía imprimir a sus obras (lean Mort Cinder, recientemente rescatado por Planeta). Y digo casi nadie, y lo digo a propósito por no pontificar, poque debiera decir que nadie absolutamente. La narrativa gráfica moderna, un tebeo para adultos que rivaliza y compite con la mejor novela, nació en 1957, en Buenos Aires, de la mano de Oesterheld y Solano López. Nació con El eternauta.
¿Y de qué va la gran obra? El tema ha sido explotado hasta el cansancio, y casi siempre con peores resultados: que los extraterrestes invaden la tierra, y un puñado de argentinos les hacen frente en una desolada Buenos Aires que de pronto se convierte en un escenario de pesadilla, algo que los bonaerenses tuvieron que disfrutar enormemente cuando leían la historieta cada semana. Este tema, tan recurrente casi desde que el cine es cine y el tebeo es tebeo, se convierte en manos de Oesterheld y Solano López en una experiencia existencial: el ritmo pausado y detallista de Oesterheld y el dibujo de viñetas pequeñas, apretadas de texto, tan literarias, convierten la lectura de El eternauta en una vivencia personal: es fácil meterse dentro de la obra, convivir con Juan Salvo, Helena, Martita, Favalli… Volverse uno de ellos y durante 350 páginas de gran cómic sentirse teletransportado, gracias al talento infinito de un contador de historias (uno de los más grandes del cómic) y al certero y sombrío pincel de Solano, sentirse teletransportado en el tiempo hasta el lugar en que están sucediendo los hechos, ese Buenos Aires de 1957 encerrado en las páginas de esta obra. Desde este punto de vista, el poder de persuasión de El eternauta es formidable, ya que, como en el caso de las grandes películas o de las grandes novelas, es capaz de sumergirte en el interior de una historia arrebatadora.
Pero El eternauta es más, mucho más que una obra prodigiosa con un manejo del suspense que nada debe envidiar a Hitchcock o a J.M. Charlier, sino que El eternauta puede ser también leída como una alegoría política acerca de cómo técnicos o políticos y fuerzas del orden pueden organizarse para vampirizar o exterminar a un pueblo entero mientras los que mandan, los que verdaderamente mandan, los "ellos", nunca son visibles ni parecen estar presentes durante todo el proceso, pero mueven los hilos de todas nuestras vidas; incluso, de aquellos a quienes votamos en los comicios y a quienes consideramos poderosos. Es una lectura propia que no anula otras ni tiene más valor que el ser mía. Otros han visto El eternauta como una profecía de la Argentina de la dictadura. Antes que nada, es una gran historia por los cuatro costados.
El eternauta es mucho tebeo, demasiado tebeo, es una obra capital como en otras artes lo son Hamlet o el Ciudadano Kane. El eternauta, antes Juan Salvo, es el viajero de la eternidad, un hombre común y corriente condenado a ser héroe, un hombre sedentario condenado a vagar por la eternidad, de limbo en limbo y de dimensión en dimensión, en busca de su felicidad. Oesterheld, con una maestría que sólo he visto en Charlier (Barbarroja, Blueberry…) conduce a sus personajes de peligro en peligro y de azar en azar hasta el imprevisto final, una vuelta de tuerca que, como en los mejores relatos de Borges, te deja anodadado, temeroso y pensativo, mirando el abismo estrellado de la noche y pensando si ese abismo, como aseguraba Nietzsche, no serán el mismo abismo el que nos contempla. Juan Salvo diría que sí.
Es indispensable una edición en condiciones de El eternauta en español. En Italia (fanáticos de esta obra) pronto aparecerá una edición definitiva que resulta imprescindible en nuestro idioma. El arte de los cómics, sin El eternauta, no se puede conocer globalmente. Es una obra imprescindible. La última edición de Récord, que es la que yo tengo, es una edición en formato absurdo e injustificado, un volumen altísimo y extraño de leer para una obra que debería ser editada en su formato original, que es el formato apaisado en que fue publicada (como los cuadernillos del Capitán Trueno o el Jimmy Corrigan de Chris Ware). Y en solemne blanco y negro. Porque El eternauta, el Eter-Nauta, el Marinero de la Eternidad, es una sinfonía expresionista de horror y de suspense con altas gotas de lirismo y mucho de alegoría existencial encubierta. Como es difícil encontrarla fuera de la Argentina, yo recomiendo bajársela de la Mula (buen escaneado) y comenzar a leerla una de estas noches en la pantalla del ordenador, con las luces del cuarto apagadas, cuando la ciudad duerme y los sonidos que llegan de la calle son mínimos. Será todavía mucho más fácil creer que la nevada mortal ha comenzado y que nuestras horas están contadas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también la lei hace un par de años y es tremenda.
Igual que la que despues adoptó Breccia, y que se finalizó tan rápidamente.
a ver si se decide alguien a editarla en condiciones

Anónimo dijo...

Enhorabuena, muy buena reseña, a mi también me encantó...

Yo estuve en Buenos Aires en diciembre pasado y compré esa misma edición en una tienda de comics que me encontré en la calle Corrientes, "Camelot Comics".Lo mejor de todo el precio, 20 pesos que al cambio me salió por menos de 6 euros.
Así que me parece que ese librero de Alicante, o su distribuidor, merecen un tironcillo de orejas ¿no?.

Anónimo dijo...

Disculpa, yo la versión que tengo es la que de la imagen que pusiste en la entrada, que es en perfecto blanco y negro y en formato apaisado ¿no es esa la que tienes tú? ¿que es eso de edición "rascacielos"?

El Pobresor Gafapasta dijo...

Hola, Quonso. Pues tú tienes una edición anterior, mejor que esta "rascacielos" de Record donde juntan dos páginas originales en una de su edición, consiguiendo un tomo delgado pero muy largo.

Qué bien que ese ejemplar te salió tan barato. Yo tendré que esperar una edición definitiva en español. Una que sea tan buena como la de Mort Cinder.

Un saludote.

Miguel Ángel Muñoz dijo...

Apasionada defensa de este guionista, al que descubrí el otro día por casualidad en un periódico y que me fascinó por toda su historia y su contribución al cómic. Tu comentario eleva aún más ese interés por conocer su obra.

Diegogue dijo...

En Buenos Aires se consiguen sí, varias ediciones, la del formato original y esa incómoda edición rascacielos, y baratas todas, para un libro tan voluminoso, pero más allá de eso, Ricardo además de analizar en profundidad esta gran novela gráfica pone el dedo en la llaga, al referirse al crimen cometido contra el genial Oesterheld, quien fue uno de muchísimos artistas que fuera privado primero de su libertad y luego de su vida, por el solo hecho de plasmar sus ideas en sus obras, en el marco de ese siniestro proceso, que vivió la Argentina hace unas décadas.
Es hermosos, y doloroso leer esta reseña

Salud por el viejo Oesterheld