miércoles, diciembre 26, 2007

FICHAS TOUTAIN LXXXI: CHARLES SCHULZ (1922-2000)


La edición completa de Peanuts que está llevando a cabo Fantagraphics (editada en español por Planeta-De Agostini) y un reciente y polémico estudio y biografía sobre este artista han vuelto a poner en candelero a Schulz. Rey Midas de los cómics de prensa hasta su fallecimiento, Schulz bien merece una oportunidad para revisar su obra con el distanciamiento necesario a toda obra de arte. Ya pasaron los tiempos, ay, en que las niñas pijas de los años 80 convirtieron a Snoopy en mascota de su causa. Incluso los rockeros más duros con un poco de sensibilidad lloraban el secuestro de Snoopy por las chicas más bonitas del instituto y de la fiesta de turno, aquellas que, para colmo, nunca supieron quién fue Charles Schulz; aquellas con las que soñábamos, y que, por supuesto, nunca se fueron a la cama con nosotros. Hoy día, en que sabemos que nuestros odiados Mecano y Hombres G han acabado por ser los grandes triunfadores internacionales de aquella época (en la vida real, al contrario que en el cine, siempre ganan los peores), al menos hemos asimilado el fracaso de nuestras causas de adolescencia en aquel tiempo ya pretérito y lejano. Dios bendiga a Snoopy, a pesar de todo, porque él nunca tuvo la culpa. La ficha de hoy, por Miguel Ruiz Márquez.

Clicar sobre la imagen para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.

lunes, diciembre 24, 2007

ESTA BITÁCORA LES DESEA FELICES FIESTAS


Yo iba a colgarles una bonita postal de Papá Noel, pero luego pensé: "¿Y por qué Papá Noel? Al fin y al cabo, ¿qué sabes tú de ese vejete gordinflas y solitario (posiblemente con colesterol e hipertensión arterial) que no se ha casado nunca, vive en el Polo Norte entre bestias y ha hecho una fortuna explotando niños?" Es por esto que, con el permiso de mis amigas mujeres femeninas de género, he preferido felicitarles estas navidades con la contemplación de estas mamanoelias que ofrecen mucho mejor aspecto que el anteriormente mencionado viejo chivo. Y lo dicho, felices navidades tengan ustedes, y si a tanto no llegan, háganme el favor de no ser, por lo menos, muy desgraciados.

domingo, diciembre 16, 2007

PROHIBIDO EL PASO. PASAJERO EN TRÁNSITO

Qué les voy a contar que ustedes no sepan ya. La próxima vez que les escriba lo haré desde el otro lado de las turquesas cortinas. Les doy unos días de asueto. Mientras tanto, aquí les dejo al gran Juan Carlos Onetti vigilando el changarro. Gracias, maestro; gracias, lectores. Nos leemos pronto.

viernes, diciembre 14, 2007

CIRCE VISTA POR PICHARD

Para terminar con esa deliciosa visión del mito de la Odisea que le debemos a Georges Pichard y Joseph Lob os cuelgo aquí unas imágenes mas de la visión que de la hechicera Circe tuvieron estos dos artistas. A pesar del aspecto de mulier dominatrix que tiene la Circe de Pichard, tan cercana a la estética de las chicas góticas de hoy, creo que la visión de este dibujante para la mítica maga arranca del famoso cuadro de Wright Barker pintado en la última década del siglo XIX. Os adjunto una reproducción del famoso cuadro de Wright Barker, cuadro que, desgraciadamente, no he podido encontrar a mayor tamaño y resolución, a pesar de que una vez lo tuve en mejor reproducción y lo usé de papel tapiz. Lo he buscado entre mis discos y no lo encuentro. ¡Maldito de mí!

La Circe rodeada de bestias es una imagen que arranca directamente de la Odisea, pero la inspiración del conjunto en que Pichard presenta a la maga creo que procede del cuadro de Barker, sobre todo por el recargado glamour de la morada de la maga, así como por las flores diseminadas por el suelo, las pieles, la presencia de leones y lobos, y también, por la inspiración que recibe Pichard de algunos elementos ornamentales para la utiliería del entorno íntimo de Circe. Os adjunto dos viñetas más, y extraed vuestras propias conclusiones. Clicad sobre las imágenes para ver a buen tamaño.


miércoles, diciembre 12, 2007

ULISES, DE JOSEPH LOB Y GEORGES PICHARD

Les colgaba hace poco, aquí mismo, una fichita Toutain dedicada al viejo verde de Georges Pichard, uno de los maestros de la historieta francesa de los años 70. También hace muy poco encontré una obra, creo que poco conocida, dibujada exquisitamente por Pichard con guiones del francés Joseph Lob. Su título: Ulysse, una adaptación muy setentera (con claras influencias de la psicodelia de la época) del gran clásico de Homero. Lo destacable no es, claro, que tengamos un tebeo basado en La Odisea, porque de esos hay muchos, mejores y peores que éste de Lob y Pichard (por ejemplo la Odisea de Pérez Navarro y Martín Saurí, reeditada hace poco por Norma Editorial) pero si algo merece la pena destacar de esta obra de Pichard es su revisión del clásico con énfasis en dos aspectos: en el erotismo implícito que contiene la Odisea a lo largo y ancho del texto homérico, y en el rediseño de los personajes mitológicos, donde los dioses griegos se aproximan a los superhéroes Marvel y DC y se alejan de la iconografía clásica tradicional.

El Olimpo abandona las columnas de mármol habituales en la concepción tradicional, que llega hasta la moderna Wonder Woman, y sustituye el clasicismo academicista por una visión que encaja mejor con la imagen post-apocalíptica que empezó a ponerse en candelero desde Metrópolis (Fritz Lang, 1927), donde la idea de una modernidad opresiva parece estar definida por la lobreguez de los grandes factorías modernas, en las que, ayer como hoy, se sigue explotando a los trabajadores. Y si no, que les cuente Doña Maquila.

Y como no podía ser menos, en el Olimpo hallamos a los dioses: nuestro Zeus, en esta ocasión, será un moderno padre divino más joven de como solemos imaginarlo (hombre mayor, larga barba blanca…; la representación tradicional de Zeus/Júpiter fue asimilada por el Cristianismo para su representación de Dios Padre). En la obra de Pichard y Lob tenemos a un Zeus juvenil más próximo a nuestra visión de Cristo, pero sobre todo, más coherente con la imagen fabulosa y clásica de un Zeus desflorador de virgencitas y sexualmente incontenible.

Adviértase la mirada escrutadora y penetrante, los labios carnosos y sensuales y ese rostro coronado con una cabellera agreste cuyas greñas recuerdan, aunque con bastante contención, los rayos de luz que este dios proyecta en su estado natural (y si no, que se lo digan a la pobre Sémele, madre de Dioniso). En la mano derecha, una botella de Néctar, la bebida de los dioses, incorporada aquí a la tradición cocacolera. Como podemos advertir, sobre el pecho de su traje viene marcada la Z inicial de su nombre, como si fuera el Supermán de este Olimpo tan pop que nos obsequian Pichard y Lob. Los autores se toman ciertas libertades, sobre todo en la presentación de los viejos dioses del Olimpo, como podemos ver en esta viñeta donde descubrimos a algunos de ellos detrás de un Zeus que maneja el cuadro de mandos de la parte superior del Olimpo, transformada ahora en nave espacial, un poco al estilo del planeador de Koji Kabuto que se ensamblaba en el cráneo del robot Mazinger Z (¿Recordáis Mazinger Z? Otro ídolo setentero bien pop que nos llegó del país del sol naciente).

Uno de los aspectos más interesantes de la obra es la presentación de Homero como un integrante más de la expedición de Ulises en su regreso a casa. En esta obra, Pichard y Lob asumen la vieja y romántica teoría de que Homero fue algo así como un corresponsal de guerra de la antigüedad, alguien que fue testigo presencial de la guerra de Troya y que pudo escribir sobre la misma desde un conocimiento de causa de la misma. Homero, que todavía no es ciego al iniciar la acción de la obra, perderá la visión como un castigo de Posidón por haber sugerido a Ulises que ciegue al cíclope Polifemo. Cegado el cíclope, el mismo Homero se adentrará para siempre en un mundo de tinieblas. Hay que destacar que la figura de Polifemo ha sido vinculada con el destino del propio Homero en más de una ocasión. Por ejemplo, en la segunda entrega de Socrate le demi chien, de Sfar y Blaine, el mismo Homero se convertirá en Polifemo, en uno de los muchos juegos con la tradición clásica que Sfar se permite en su magnífica serie sobre el mundo heroico griego protagonizada por Sócrates, un perro filósofo.

Sin lugar a dudas, el mayor mérito de este álbum reside en el delicioso dibujo de Pichard, maestro del erotismo en la bande desinée. No van a faltar ocasiones en que el artista francés se explaye, para nuestro placer, en dibujar los golosos contornos de las protagonistas de la mitología griega, ya trátese de diosas, sirenas o la mismísima Circe, hechicera sensual donde las haya que en esta versión de Pichard y Lob tiene todo el protagonismo que este personaje merece en una recreación deudora del famoso cuadro de Wright Barker que les colgaré otro día para que sigamos disfrutando, un poco más, con la recreación de Pichard de una de las obras más emblemáticas de la literatura universal. De momento, aquí les cuelgo unas imágenes más de esta interesante obra de Lob y Pichard, que, sin llegar a ser una obra maestra, tiene todo el encanto con que pudo dotarla uno de los grandes artistas que tuvo la bande desinée para adultos durante la segunda mitad del siglo XX. A continuación, unas imágenes más de la obra.


El dios Hermes (Mercurio) según Pichard y Lob


La falsa apariencia de las Sirenas

Ulises atado al mástil de su barco para no sucumbir al canto de las Sirenas.
La verdadera apariencia de las Sirenas.

Joseph Lob y Georges Pichard, Ulysse. Dargaud Editeur. París, 1974.

martes, diciembre 11, 2007

domingo, diciembre 09, 2007

FICHAS TOUTAIN LXXX: CARLOS SAMPAYO

A veces, las mejores, hay un gran escritor detrás de un gran dibujante, y éste es el caso del tándem Muñoz y Sampayo, creadores de uno de los universos de género negro más subyugantes y sólidos de los últimos treinta años. Carlos Sampayo es el guionista de las historias de Alack Sinner que dibujó el grande José Muñoz, de quien hemos visto su obra más importante publicada en España y que, gracias a la amiga Mula, puede ser disfrutada por degustadores exquisitos del todo el mundo, tanto en francés como en español. Quienes han disfrutado la estética negra del Frank Miller de Sin City debiesen haber conocido Alack Sinner en su momento. Muñoz y Sampayo: ´nuff said! La fichita de hoy, por Moncho Cordero.

Clicar sobre la imagen para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.

jueves, diciembre 06, 2007

AUTOBIOGRAFÍA DE BUGS BUNNY EN ASIFA

Ocurre de vez en cuando que uno se encuentra en la Red un estuche de monerías. En este caso quiero remitirles al blog de la ya imprescindible página ASIFA: Hollywood Animation Archive, donde entre otros muchos tesoros podemos encontrar el curso por correspondencia que estudió el genial Segar para convertirse en el gran autor de historietas que llegó a ser (aunque ya sabemos que el genio nace, no se hace, pero hay que darle un empujoncito). Esta tarde he pasado un rato delicioso leyendo en sus archivos la Autobiografía de Bugs Bunny, deliciosamente dibujada por Virgil Ross, un maestro de la ilustración de los viejos tiempos, cuando los ordenadores no existían y tanto el cómic como los dibujos animados estaban realizados de manera más cálida y orgánica. Que ustedes lo disfruten.

martes, diciembre 04, 2007

JOACHIM LATACZ: HAY QUE TOMAR EN SERIO A HOMERO

He aquí una reseña sobre uno de los mejores libros que he leído en los últimos años sobre la "cuestión homérica". Una obra excelente, escrita por un gran especialista con objeto de divulgar los últimos descubrimientos acerca de la historicidad de Homero y de la guerra de Troya. Publicado en Revista de las Fronteras número 7. UACJ, Noviembre 2007.

Hay que tomar en serio a Homero

Ésta es la conclusión a que llega Joachim Latacz en su imprescindible y reciente libro Troya y Homero, cuya lectura resulta obligada para todos aquellos que, tanto ayer como hoy, enseñan a Homero en las aulas [1]. Siempre es fundamental que un profesor permanezca actualizado, pero en el caso de la filología clásica, un campo que aparentemente resulta más reticente a los cambios de perspectiva y a la aceptación de innovaciones de conocimiento, lo es más todavía. Es más importante porque no hacerlo conlleva repetir una y otra vez errores anquilosados en nuestra tradición en ocasiones desde hace decenios, pero en otras ocasiones, desde hace siglos. Pocos podían pensar que Homero, un autor fundamental con quien comienza la gran literatura de nuestra civilización, pudiera llegar a ser a estas alturas un objeto de conocimiento renovable, esto es, que a estas alturas de la vida todavía pudiésemos llevar a cabo descubrimientos que nos permitan comprender mejor los textos homéricos y la Historia (con mayúscula) que subyace bajo el mito de la guerra de Troya. Y sin embargo así es.

Nacido en 1945, Joachim Latacz es uno de los grandes especialistas mundiales en Homero. Profesor de Filosofía griega de la Universidad de Basilea desde 1981, Latacz ha colaborando desde 1986 con Manfred Korfmann, director de las excavaciones en la colina de Troya, y ha sido testigo de los relevantes descubrimientos llevados a cabo durante los últimos años. Asimismo, Latacz es el coeditor de la revista especializada (y por tanto, nada conocida) Studia Troica, publicación anual que desvela cada año a la comunidad científica internacional los nuevos hallazgos). Precisamente para salvar esa brecha entre ciencia y vulgo, Joachim Latacz publicó recientemente esta obra en la que, por supuesto, no replantea de arriba abajo nuestro conocimiento previo de Homero y de la historicidad de la guerra de Troya, pero sí hace pequeñas aportaciones que vienen enriquecer enormemente el panorama en que la cuestión había permanecido desde hace cincuenta años, principalmente en lo que respecta a una serie de puntos: ¿Son históricamente comprobables los nombres de Troya, Ilión y de sus pueblos invasores, aquellos dánaos, aqueos y argivos? ¿Era Troya una gran ciudad, o un simple villorrio, como muchos aseguraban hasta hace poco? [2] Si Troya fue más allá del mito y resulta ser una certeza histórica, ¿cuál era la nacionalidad e idioma de los troyanos? Procederé a exponer sucintamente las conclusiones a que llega Latacz en su libro, una obra tan valiosa como amena de leer, ya que Latacz no sólo escribe muy bien y de manera muy fluida, sino que repite a veces conceptos esenciales y resume siempre el estado de la cuestión al final de los grandes apartados en que su libro se divide.

1. Podemos estar seguros de que la ciudad excavada en los Dardanelos es la Troya homérica. Sin embargo, no podemos estar seguros de que la Troya homérica sea una recreación de la Troya que reposa en los Dardanelos, pues no podemos tener la certeza de que Homero hubiese visitado las ruinas de Troya (aunque no es descabellado pensarlo, como apunta Latacz), que permaneció deshabitada a partir de 950 a.C. (Latacz, p. 297-8) Es decir, que no podemos tomar a Homero como guía turístico. Un viejo enigma de la historia, la razón de que existiese un doble nombre para la antigua urbe hitita (pues Troya pertenecía, aunque con cierto grado de autonomía, al imperio hitita), ha sido también desvelado gracias a la arqueología, con el descubrimiento de tablillas en las cuales están escritos los nombres tradicionales de la urbe: Troya e Ilión (de donde tomó su nombre el poema homérico). Efectivamente, en las tablillas de edad micénica recién descubiertas se leen los nombres en hitita Wilusa —que pasaría al griego como (W)Ilios con pérdida de digamma inicial o W— y Taruwisa —en griego, Tru(w)isa, con nueva pérdida de digamma—, nombres que en su evolución al griego clásico darían las formas homéricas Ilios y Troia [3]. Ahora sabemos que el doblete de nombres se mantuvo en la poesía homérica con objeto de usar uno u otro por conveniencia métrica, pero, ¿de dónde surgieron los dos nombres? Latacz revela, por fin, que Wilusa era el nombre de la ciudad (Latacz, pp. 115-138), y Taruwisa el de la región en que Wilusa/Ilios permanecía. Así pues, Troya acabó por sinécdoque siendo también Ilios (Latacz, p. 148).

Ratificadas por medio de las tablillas de época micénica la historicidad de una ciudad llamada Ilios en una región denominada Troia, queda por dirimir otra cuestión: ¿existió una guerra de Troya? Con respecto a este punto, Latacz no puede emitir una afirmación categórica, pero apunta revelaciones de las tablillas que son enormemente sugerentes. Sabido es que en Homero los griegos son denominados como dánaos, aqueos y argivos. No tres familias de un solo pueblo, sino tres denominaciones del mismo pueblo conservadas también, como en el doblete Ilios/Troia por conveniencias métricas dentro del verso hexámetro. Las tablillas también demuestran la historicidad de estas denominaciones para un pueblo que se llamó desde época clásica helénico, y no griego ni de cualquier otro modo, por medio de los nombres Ahhijawa (Axaioi, aqueos), Danaja (Danaoi, dánaos) y Argeioi (argivos). El nombre Danaja está muy atestiguado en las inscripciones egipcias que aluden al pueblo griego, donde además también se consignan enfrentamientos escalonados entre Wilusa y el pueblo Ahhijawa más que una guerra, enfrentamientos que quizá condujeron, con el correr de los tiempos, a ser aglutinados en una sola guerra de Troya (Latacz, p. 382). Por si fuera poco, también están consignados en tablillas los nombres propios de Alaksando (¿Alexandros/Paris?) y Priiamuua (¿Príamo?), sin que hasta la fecha podamos saber más y mejor cuál es el alcance de estas aportaciones arqueológicas a la historicidad de los protagonistas y hechos de la guerra de Troya. De momento, la historicidad del lugar de la acción, aunque por fin confirmada, no valida la acción.

2. Si bien no hay medio de saber con exactitud cómo era la Troya real en comparación con la homérica, lo cierto es que la arqueología ha revelado, contra lo que se pensaba a mediados de siglo XX, que Troya era no sólo era una gran potencia que contaba entre siete y diez mil habitantes (Latacz, p. 112), sino que también podía responder perfectamente al tradicional epíteto homérico de “la de calles bien trazadas”. En la Troya real como en la homérica, también la ciudadela o acrópolis gozaba de una importancia destacada para la defensa de la urbe.

3. Latacz dedica la segunda mitad del libro al escurridizo Homero, quien durante siglos ha sido objeto de toda clase de atribuciones legendarias y negado multitud de veces como personaje individual. Durante los último cincuenta años ha sido considerado un fantasma, un nombre atribuible en el fondo a toda una enorme tradición de rapsodas y aedos cuyo material de canto compartían y modificaban a su antojo hasta que se dio la primera fijación por escrito, en el siglo VI durante el gobierno del tirano ateniense Pisístrato. Tal ha sido, desde siempre, la tan disputada Cuestión Homérica: ¿existió Homero, o no? Hay que decir que Latacz no puede aportar pruebas tan contundentes a este respecto, como sí ha hecho con Troya, pero de antiguo el análisis de la lengua ha aportado detalles que Latacz recopila desde un punto de vista muy sugestivo, y además, apostando por la existencia de un Homero, un poeta que debió escribir por primera vez la Iliada entre 750 y 700 a.C; un poeta que, si bien no inventó su forma artística, sí la recibió, un poeta que recopiló todo el material escrito en hexámetros hasta entonces divulgado y le dio una forma más o menos homogénea, un poeta de un tiempo de transición que no compuso improvisadamente, como los aedos y rapsodas, sino que escribió su material por primera vez (Latacz, p. 213-4), y gustó tanto que quedó para siempre (una convención en la que incurre Latacz, pues la obra homérica tal como nosotros la conocemos data de mediados del siglo II a.C.). El material con que trabajó Homero fue heredado, y al fijar por escrito y remodelar esa herencia mantuvo numerosos rasgos arcaicos (el Homero del siglo VIII a.C. no pronunciaba la W, pero la mantuvo en su obra como arcaísmo de épocas remotas: Latacz, p. 227-30); e incluso pasajes enteros, como el célebre catálogo de las naves (Iliada II, 495-759), un catálogo de los barcos y pueblos helénicos que participaron en la contienda bélica troyana y que resulta un documento fascinante que Homero no pudo escribir, un documento de naturaleza administrativa adaptado a necesidades poéticas y que viene a demostrar la enorme antigüedad de los materiales que asimiló y refundió el Homero del siglo VIII; redactado entre 1400-1200 a. C., es contemporáneo o más antiguo que la misma guerra de Troya (circa 1250 a.C.). La imposibilidad de que Homero lo escribiera radicaría, según Latacz recuerda y está suficientemente constatado, en que: a) los rasgos lingüísticos demuestran que su composición original data de los siglos XVI-XV a.C. (Latacz, p. 353 y ss.); b) la no mención de las islas Cícladas y de las colonias griegas de Asia Menor indican que el texto es anterior a la helenización de las mismas, por lo que data de época micénica (Latacz, pp. 318-9); c) la mención de ciudades participantes que ya no existían en tiempo del Homero del siglo VIII demuestran que el texto data de cuando sí existían, y esta época sólo puede ser la micénica (pp. 323-6). En definitiva, tanto la historia como buena parte de la obra homérica, antes de ser refundida por este escurridizo Homero del siglo VIII, son contemporáneas de la misma guerra de Troya, si es que ésta en realidad tuvo lugar. Tema siempre oscuro y siempre fascinante, la gestación de la obra que se constituye en el crisol de la civilización occidental todavía puede depararnos sorpresas a la luz de las excavaciones. Mientras tanto, podemos saborear gracias a la fantástica exposición de Latacz el hecho de que una historia que durante siglos pareció ser mentira, cada vez resulta más verdadera. Muy seguramente, concluye Latacz su obra, haya que tomar en serio a Homero.

[1]Joachim Latacz, Troya y Homero. Hacia la resolución de un enigma. Traducción de Eduardo Gil Vera. Ediciones Destino. Madrid, 2003. [Imago Mundi, 28]. Edición original: Troia und Homer. Koehler & Amelang. München Berlin, 2001.

[2]Las nuevas excavaciones desde 1986 hasta la fecha confirman que Troya debió de ser una ciudad importante para la época, con una población comprendida entre 7000 y 10. 000 habitantes. Cf. Latacz, op.cit. p. 112.

[3]Nombres, Wilusa y Taruwisa, de los que debemos consignar que tampoco son hititas, sino provenientes de los primeros pobladores de la región, circa 3000 a.C. (Latacz, p. 130 y ss.).

domingo, diciembre 02, 2007

FICHAS TOUTAIN LXXIX: JOSÉ LUIS SALINAS (1908-1985)

Qué buena manera de empezar la semana, que se promete llena de trabajo (para variar) que con una fichita Toutain. Y además, dedicada a José Luis Salinas, ay, otro de esos clásicos a los que hay que reeditar ya, sobre todo su Cisco Kid, serie de prensa que abordaba las aventuras de un charro, caballero andante que andaba desfaciendo entuertos por la frontera mexamericana con alegría y mucho sentido del humor. Me fascinaba el Cisco Kid cuando era niño y lo leía en los especiales de Chito. Ay, mucho ha llovido desde entonces; ay, mucho me he mojado desde entonces, pero aquellas de Cisco Kid, ay, aquellas sí que eran lluvias. La fichita de hoy, por el gran Salvador Vázquez de Parga, autor de Los cómics del franquismo, una obra que regalóme mi padre en la infancia y que leí con pasión. Ay.

Clicar sobre la imagen para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.