miércoles, septiembre 29, 2010

HUELGA GENERAL

La llamada "democracia" es una gran estafa. Ni siquiera la constatación de que ya en sus principios (en Atenas) era mentira al no incluir mujeres ni esclavos puede servirnos de consuelo. Huele a muerto y apesta. La democracia representativa (donde yo voto a un partido que pienso que me representa) es una patraña. Lo que pasa es que hay países en los que se nota más, y países en que se nota menos. Por ejemplo, es notorio que en México no existe una democracia; si acaso, una "deimo-cracia". En otros, como en Estados Unidos o los países europeos más desarrollados se nota menos el timo, pero la falacia es la misma. La crisis económica mundial es la prueba. La huelga general que hoy tiene lugar en España es la prueba. Democracia quiere decir "gobierno del pueblo". ¿Qué clase de pueblo es el que gobierna cuando gobiernos de todo pelaje que supuestamente lo representan se someten a los mandatos de grandes bancos y corporaciones transnacionales? A eso se le ha llamado siempre "plutocracia" (gobierno de los ricos). Se sabe que no es el trabajador que paga impuestos quien ha generado la crisis económica mundial. ¿Es el sometimiento de Zapatero a Estados Unidos y otros organismos internacionales una solución a los graves problemas que España atraviesa? No tengo la respuesta. Quizá sí, pero el pueblo está en las calles diciendo que no. Y ese es el pueblo (demos) que supuestamente ejerce el kratos (gobierno). Por lo menos podrían dejar de llamarlo "democracia" para llamarlo otra cosa. Sólo por cortesía con el noble griego clásico, que todo lo explica a quien lo entiende. No estaría de más que otras ciudades y otras naciones se planteasen la idea de la huelga general para hacer daño a los gobiernos desatentos donde más puede dolerles a éstos que en la pérdida de nuestras vidas: en las pérdidas económicas de un día de abstinencia laboral.

Un poco lo mismo, pero dialogado entre Joaquín Sabina y García Montero, clicando aquí.

martes, septiembre 21, 2010

VITTORIO GIARDINO AL NORESTE DE BAMBA-ISA



Estoy teniendo una semana de mucho trabajo. Entre otras cosas, estoy asistiendo a un delicioso curso de edición de textos críticos anotados. De 5 de la tarde a 9 de la noche. Además, ando muy atareado concluyendo la novela póstuma de Carlos Montemayor, Las mujeres del alba, que presentaré el viernes y a la cual ya les invitaré. He de redactar un pequeño texto sobre ella para la presentación. Por si fuera poco (además de las clases en que torturo a mis estudiantes), estoy preparando una semblanza sobre Vittorio Giardino y su Max Fridman para el Especial Espías del número 6 de Tebeosfera. Verán que no tengo tiempo esta semana ni de revisar mis textos ya escritos y actualizar el blog. Quizá una Lucy y Sophie que se dicen good-bye morreándose guay. Pero miren que revisando viejos ejemplares de la revista Cairo me encontré con esta maravillosa historia autoconclusiva de Giardino (sin Max Fridman) que cuando yo era adolescente me dejó absolutamente fascinado. Es autoconclusiva, e implica tanto un misterio como su ¿posible? resolución. Al volver a leerla he vuelto a sentir los resabios y reproches del adolescente que una vez fui. Quizá por historias como ésta soy el naufragio de hombre que soy. Como quiera que sea, lean la historia y díganme qué les parece.

martes, septiembre 14, 2010

MAD MEN

A falta de ver la tercera temporada de Mad Men, y mientras transcurre el desarrollo de la cuarta en Estados Unidos, creo que empiezo a entender que algo queda bien claro: Mad Men es la crónica de un derrumbe. El derrumbe de una época, de un tiempo en que las mujeres eran segundonas eternas (la tipología básica de La Odisea: esposas, madres, amantes, hermanas/amigas) pero comenzaron a afilar sus uñas para convertirse en nuestras contemporáneas. Esas a las que nadie puede llamar ya “pequeña” o “muñeca” ni pagarles con viril autosuficiencia la cuenta de las copas o la langosta thermidor. Mad Men es la crónica del derrumbe masculino, la crónica de la emergencia de la mujer de nuestro tiempo. Un fresco delicado y delicioso cuyos personajes complejos reaccionan y se definen ante una sociedad cambiante que al final cambió todo y nos engulló a todos.

Estamos hablando del principio de los años 60. Aquellos años previos al Women´s Lib, al furor hippy, a las comunas, al amor libre y la cultura underground. Pero también vemos cómo esa explosión de libertad ya se gestaba entonces, y sin ser protagonista, aflora cuando es debido en los momentos precisos de una serie formalmente magistral. Aquel derrumbe nos deja atónitos ahora que lo vemos con ojos nuevos, recreado de forma artística hoy mismo, lejos de la naturalidad del cinemascope y technicolor de aquellos años. Pero con ecos de todo aquello a cada paso, como la maravillosa presentación de cada episodio que se inspira en los créditos cincuenteros y sesenteros de Saul Bass. Y también nos azora comprobar que el mundo una vez fue así, que se fumaba tabaco y se consumía alcohol en todas partes y a cualquier hora, que entusiasmaban las mujeres de formas rotundas y gelatinosas. Uno se había acostumbrado a que sólo fumasen los malos de las pelis americanas, y se saca de tiesto con Mad Men donde fuma casi todo el mundo. Como alguien ha dicho, no es la serie adecuada para quien esté intentando dejar el alcohol y el tabaco, y mi caso concreto, me causa cierta desazón ver la serie sin tener cerca una botella de Jack Daniels.

Jon Hamm/Don Draper

Creada por Mathew Weiner, que se fogueó mucho como escritor al lado de David Chase en Los Soprano, Mad Men es la narración de las historias cotidianas de un puñado de publicistas de la Madison Avenue de Nueva York (de ahí el Mad Men del título: Hombres Locos, Hombres Tontos… ¿no sería mejor Hombres Necios, recordando el gran soneto de Sor Juana?). Mad Men no tiene unos inmensos índices de audiencia, pero el clamor universal de la crítica, un público obsesivo y fiel, y el nicho protector de un canal de cable de pago como AMC, donde principalmente se apuesta por la calidad, la salvan de la cancelación. Es, por tanto, una serie en la estela de las legendarias Lou Grant o Hill Street Blues. Weiner ha anunciado recientemente que este gran fresco de los 60 finalizará con su quinta temporada, lo que se hace difícil de creer cuando estamos a punto de ser testigos de la inauguración de la cuarta. ¿Ya queda tan poco para el fin del placer?

A pesar de tratarse de una serie coral, sobresale entre todos Don Draper como protagonista: atormentado, mujeriego, un hombre en perpetua confusión que se inventa a sí mismo a partir de la guerra de Corea sin saber realmente por qué asume una personalidad que no es la suya y se falsea a perpetuidad para vivir por ello una vida basada en el engaño. Draper se convierte en el gran actor de sí mismo, y es precisamente cuando se halla rodeado de los demás cuando interpreta a la perfección el papel de ser quien no es. Un Cary Grant perfecto para el siglo XXI, pero sin su alegre ironía ni sentido del humor. Recuerda más bien al Cary Grant oscuro de las películas de Hitchcok Notorious o Suspicion. Esta es una de las bazas de la serie: cómo en un mundo laboral donde, tanto ayer como hoy, la presencia es la esencia, los personajes fingen una personalidad pública que por una parte definen a la perfección y que por otra les contradice en lo más íntimo. Hay un capítulo de la segunda temporada en la que Joan Harris (interpretada por Christina Hendricks) está en casa con su marido siendo simplemente ella. Cae la máscara de la voluptuosa y de la harpía que interpreta cada mañana en la oficina. Su voz está ahora exenta de texturas cadenciosas y de terciopelo: habla con la fresca espontaneidad de cualquier chica de pueblo. En el escenario del derrumbe que cuenta Mad Men, las personalidades se construyen y se desmoronan a la vista de todos, pero también en el secreto de todos.

Interpretaciones formidables. Se trata de una serie de calidad, con todos los elementos cuidados hasta el más mínimo detalle. Una serie de elaboración reposada donde es más importante lo que se calla que lo que se cuenta, y las miradas, las actitudes, el simple hecho de estar presente en una oficina, suelen ser actitudes muy ricas en matices. No hay lugar para la estridencia. Sus actores, en perfecta y natural simbiosis con sus personajes, están mayúsculos pero siempre contenidos. Sus actrices podrían robarnos el sueño. Incluso la brillante actriz Elisabeth Moss (quien interpeta a Peggy Olsen) demuestra que, sin aparentar una belleza de época o industrial, tiene un carisma innegable y compone un personaje que bordea lo bello y lo siniestro. Más que Christina Hendricks o January Jones. Si la serie hubiera sido concebida para su personaje, sería la enésima y definitiva versión de Betty la Fea.
En este blog nos gusta Christina Hendricks

Seduce por muchas razones Mad Men: por la excelente factura visual y musical (como en Los Soprano, la música tiene la función de un coro que resalta o comenta subrepticiamente la acción); la alegría, la chispeante ligereza de sus imágenes, el alcohol que rebosa por todas partes. ¿Tendrá un final moral, como lo tuvo Los Soprano? Es casi seguro que sí, porque se trata de una producción americana, y quizá convenga un final moralista para compensar tanto exceso molesto de tabaco y de alcohol, un exorcismo de la culpa implícita que todavía siente aquel pueblo que hizo posible Woodstock, Bob Dylan y el Underground. ¿Acaso fuimos nosotros? Se preguntarán muchos decentes votantes no sólo de Bush, sino también del bienintencionado Obama. Esperemos que su final esté lejos porque dicen que la tercera temporada, que cubre el asesinato de JFK, es sencillamente de lo mejor rodado nunca para la televisión.

Más pistas:

Página oficial de la serie: AMC.
Fotos en el último número de Rolling Stone.
Reportaje sobre la serie en el mismo número

LUCY AND SOPHIE SAY GOOD BYE V

En esta ocasión Lucy y Sophie son salvadas antes de perecer ahogadas. La moral de la época jugaba con la ambigüedad de lo que se nos cuenta. ¿Son realmente tan tontas estas dos pollitas, o más bien están enamoradas?

miércoles, septiembre 08, 2010

LUCY AND SOPHIE SAY GOOD BYE IV

Clicar sobre la imagen para ver a mayor tamaño. Prosigue esta preciosa historia de amor entre tantas nubes de comedia. Sophie quiere abandonar el campo, pero la vena cómica del autor desconocido es capaz de jugar todavía con una última ocurrencia. Delicioso el uso de viñetas alargadas.

martes, septiembre 07, 2010

LUCY AND SOPHIE SAY GOOD BYE III

Clicar sobre la imagen para ver a mejor tamaño. Lucy y Sophie pasadas por agua, por platónicas. La vida natural no es para cumplidos. En esta ocasión, la página se lee de arriba abajo, siguiendo la estructura de dos columnas.

sábado, septiembre 04, 2010

LUCY AND SOPHIE SAY GOOD BYE II

Clicar para ver a buen tamaño. Lucy y Sophie vuelven a romper el buen orden establecido en una boda. ¿De veras no quisieran ser ellas las novias? Alucino con la gracia, poesía e irreverencia de este cómic que se publicaba en los periódicoso usacas de 1905. Por lo demás, hoy fue un día tranquilo y bonito donde comí ensalada y tortilla de patatas (a esto lo llamo yo hacer patria, glop...). Y en mi cinito vimos Goodfellas, de Scorsese. Qué linda película, ¿verdad? No es de extrañar que hoy día tanta gente se sume a las mafias. Es lo más bonito cuando se malvive en estados intolererantes y regentados por esos animales de bellota comunmente denominados políticos.

jueves, septiembre 02, 2010

LUCY AND SOPHIE SAY GOOD BYE I

Clicar para ver a mayor tamaño.

El revival que la reedición de cómics clásicos está teniendo lugar en Estados Unidos me tiene muy contento. Me refiero a esas nuevas ediciones de las obras maestras como Terry And The Pirates, The Phantom, Captain Easy, Prince Valiant... Sobre todo disfruto aquellas de las que había oído hablar largamente y que no había podido conocer porque no tuvo ediciones en España (o no las tuvo en condiciones): Captain Easy, Little Orphan Annie, Mary Perkins On Stage y otras delicatessen de las que siempre se habla, blablablá y nadie ha leído. Genial porque estén aquí, y las que vendrán.

Pero no es suficiente. Creo que el reciente revival se debe principalmente a que esos volúmenes no los compran mayoritariamente los estadounidenses. Creo que esta modernas ediciones se mantienen gracias a la globalización. Cualquier francés, español o moscovita que haya oído hablar de Gasoline Alley o Dick Tracy y quiera poseer estas modernas ediciones puede conseguirlas a golpe de clic y tarjeta de crédito. Son volúmenes que vuelan hacia los cinco continentes y deben ser ediciones que funcionan porque tienen un mercado global, no interno. Hoy es fácil con Internet. Hace 30 años era muy difícil, e imposible para muchos amantes del cómic en muchos países.

Pero la presencia hoy habitual de Rip Kirby, Terry, Buzz Sawyer, Julietta Jones o las faraónicas ediciones de Peter Maresca (tengo pendiente de lectura su volumen de las sundays de Gasoline Alley que no sé dónde meter porque no cabe en ninguno de mis libreros) no es suficiente. Todos los que he mencionado son los grandes clásicos. Los imprescindibles. Los superlativos. Pero no todos fueron igual de grandes ni de perfectos, ni de imprescindibles. Por eso no están por ningún sitio. O casi.

¿Dónde las ediciones de Ella Cinders? ¿Para cuándo el Terry de George Wunder? ¿Qué pasa con el Kerry Drake de Alfred Andriola? ¿Se editará un día el Popeye de Bela Zaboly? ¿Leeremos algún día el X-9 de Mel Graff? A mí me gustaría. Pero he citado obras hasta cierto punto bien conocidas, aunque sea de oídas, por los estudiosos. Hay otras que no se sabe ni dónde están, ni si existieron, y si existieron, ¿quién las dibujó? Obras a caballo entre el siglo XIX y el XX, de los albores del medio llamado cómic, narrativa dibujada, tebeos, como gusten... Obras de una época en que se recuerda que había un Little Nemo, un Buster Brown, un Happy Hooligan... De nuevo, las obras maestras de referencia. ¿Fueron las únicas? No. ¿Y las otras?

Gracias a Internet hay gente que le echa ganas de verdad, verdaderos ratones de biblioteca que escanean papel viejo y hasta corrupto y descubren obras absolutamente desconocidas y que nos presentan como se puede, de mala manera, con rotos y agujeros, sin restauración de ningún tipo... Pero es lo que hay, o eso o nada. Nadie va a editar jamás muchos cómics pioneros, fundacionales, que palidecen ante Winsor MacCay; pero qué carajo, que tampoco están tan mal. Y gracias a Internet las cuelgan en sus páginas, de las que me quedo con dos entre varias: Barancle Press y The Fabuleous Fifties. La primera es un verdadero desván de obras de principios de siglo XX de las que nadie se acuerda. Tampoco nadie las querría editar hoy porque nadie quiere perder el dinero publicando lo que no se vende. Muchas de ellas son obras huérfanas de derechos de autor, y por eso nadie las quiere editar ni restaurar: como pasa con tantas películas hechas jirones que, algunas, a pesar de su importancia, sólo podemos visionar en versiones reducidas a añicos. Un océano de ellas están, por ejemplo, aquí. Hay filmes de Huston, de Fritz Lang o de Ida Lupino, pero...

Barnacle Press es un filón de maravillas olvidadas, la mayoría desconocidas para mí. Como esta serie que hoy empiezo a presentarles y que me parece absolutamente deliciosa: Lucy And Sophie Say Good Bye (Lucy y Sophie se dicen adiós). ¿Quién la dibujó? Nadie lo sabe. Sólo sabemos que se publicó en 1905 en periódicos de Estados Unidos. ¿Cuántas planchas abarcó la serie? Misterio. La anécdota es de lo más simple, pero su desarrollo narrativo y visual no lo es tanto: Lucy y Sophie son dos encopetadas señoras de 1905 a quienes encontramos siempre a punto de despedirse. ¡Pero ya se sabe cómo son las mujeres! ¡Tardan tanto en hacer todo, que una simple despedida provoca el caos a su alrededor!

Lucy y Sophie es una pequeña maravilla de humor gráfico y de sátira costumbrista. Que las féminas de hoy día no se sientan ofendidas. Pero, ¿son Lucy y Sophie simplemente amigas o... algo más? Porque algunos de sus besos de despedida son casi (¿casi?) besos de tornillo. ¿Y cómo podían publicarse estas maliciosas escenas en la prensa mojigata de 1905? O dándole la vuelta a la tortilla: ¿realmente eran tan mojigatos hace 105 años o lo somos ahora mucho más?

Mi intención es colgar aquí poco a poco las treinta y tres planchas de Barnacle Press. Simplemente porque adoro esta joya y quiero contribuir a su difusión, porque las quiero lucir aquí. Leídas de un tirón todas las páginas que subsisten, uno no puede dejar de reconocer que se encuentra ante una rara pieza olvidada y, con toda seguridad, sepultada en el interior de microfilmes de multitud de bibliotecas. ¿Cuántas obras más que, como ésta, no podríamos catalogar entre las imprescindibles, están esperando en su sepulcro que alguien llegue y les ordene: "Levántate y anda"? No, el reciente revival de los clásicos del cómic de prensa USA no es suficiente. Y lo peor de todo es que fuera de Estados Unidos también se publicaron cómics cuyo recuerdo hoy nadie atesora.

miércoles, septiembre 01, 2010

SOLAR 69

El número 69 de la revista Solar, editada por el ICHICULT (Instituto Chihuahuense de la Cultura) viene dedicado a la literatura y artes plásticas producidas en Ciudad Juárez. Entre los cronistas de la ciudad del genocidio cotidiano se encuentran Alberto García Lozano, Blas García Flores, Miguel Ángel Chávez, José Lozano Franco, Agustín García Delgado, Guadalupe de la Mora, Osvaldo Ogaz, Nabil Valles o Ricardo Vigueras con el relato "Una noche tan espesa como la sangre". En la portada, el simpar Tintán. ¡Pídala a su voceador antes de que se agote!