La puerta del estudio de papá generalmente estaba cerrada. No era para evitar que entrasen ruidos, era para contener el humo dentro. Los puros que se fumaba mi padre eran legendarios, y cuando abrías la puerta de La Mazmorra te encontrabas con una gran nube de humo. No era tan malo si se estaba fumando algo bueno, como un Garcia Vega, y el olor era casi tolerable. Por desgracia, eso solo sucedía por su cumpleaños o el día del padre, cuando aparecían cajas de puros decentes con un lazo. Cuando los compraba papá, no se preocupaba por las marcas buenas. No le importaba si se trataba de repollo apestoso liado, para él un purito era un purito.
Una emotiva evocación de Jack Kirby por parte de su hijo Neal Kirby. En Entrecómics, clicando aquí.
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