Se ha muerto Ray Bradbury, aquel monarca de los cielos que abrió la cremallera del firmamento como quien descorre la cremallera de un vestido de satén y nos descubre una espalda tersa e infinita que nunca podríamos llenar de besos. Me gustan algunas de sus novelas, pero sobre todo me hechizan sus cuentos, que no tardaron en ser adaptados a otros medios, donde brillaron como joyas de la historia corta (los cómics de EC, luego de Warren, los fabulosos "sonetos fantásticos" de Rod Serling para Twilight Zone). Hace unos años escribí algo aquí sobre Bradbury. Lo retomo ahora que Bradbury ha montado en el cohete final y ha rebasado ya la última galaxia de la imaginación y la experiencia humanas. Bradbury: ahora y siempre. Clicando aquí.
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