El 2 de julio falleció John Cullen Murphy, quien fuera el sucesor de Harold Foster como responsable de la serie Príncipe Valiente. Pocos artistas han tenido una responsabilidad tan gigantesca y tan ingrata como la de Cullen Murphy. Si sustituir a cualquier gran artista que abandona una serie señera es siempre problemático, sustituir nada menos que al gran maestro del clasicismo romántico del cómic era nada menos que una vocación de fracaso. Y no es que Cullen Murphy hiciese mal su trabajo, no es eso. Fogueado con una gran serie realista como Big Ben Bolt, Murphy era uno de los dibujantes más capacitados de la generación de los 50; a pesar de esto, el lirismo exacerbado del Príncipe Valiente, la meticulosidad de las viñetas de Foster y esas características de artista bigger than life que aún nadie ha superado, convirtieron a Cullen Murphy en el artista de un arte incompleto. Donde en Foster había todo un estudio a fondo de la naturaleza y de la figura humana, además de un despliegue documental y arquitectónico apabullante, en Cullen Murphy sólo podía haber profesionalidad, enorme talento y eficacia, dignidad... Cullen Murphy comparado con Foster era como la tragedia de Séneca frente a la tragedia de Eurípides, una prolongación artificial, una belleza prestada, un resplandor opaco, una catarsis fría y racionalista... Si bien nadie niega su mérito a Cullen Murphy, y su obra es digna de estudio por sí misma, también es cierto que los dioses tienen el doble de divinidad que sus hijos los héroes. En el Olimpo del cómic mundial, el rayo de Zeus Foster resplandece todavía como un fuego no arrebatado.
Para mí John Cullen Murphy, sin comparaciones odiosas por delante, siempre será el formidable artista de aquella gran serie realista sobre el boxeo que fue Big Ben Bolt. La excelente mezcla de rudeza y contención de los trazos de Murphy fueron el llamativo reclamo de aquellas tiras diarias de un tiempo también extinguido, en que alcohol, boxeo y tabaco formaban parte de una vida cotidiana desaparecida.
No deja de ser irónico que la muerte de Cullen Murphy haya sobrevenido pocos días después de que Fantagraphics Books editase el número 50 (y último) del Prince Valiant tras publicar la última plancha de Harold Foster. La editorial norteamericana ha decidido no continuar la publicación de la saga con el material dibujado por Cullen Murphy desde 1970. Es como si, en menos de un mes, John Cullen Murphy hubiese muerto dos veces. Descanse en paz el hombre y el gran artista.
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