Chusmeando hace un par de meses entre los anaqueles de las librerías de viejo, halléme numerosas novelas policiacas editadas en el año de la cachetada. Algunas, firmadas por autores interesantes y consagrados como Mickey Spillane o Donald Westlake; otras, como es el caso de esta Honey West firmada por G.G. Fickling, absolutamente desconocidas para mí. Como puede advertirse por las fotos que cuelgo aquí, Honey West era una chica bimbo que hereda de su padre el trabajo de detectivesa privada y se lanza con mucho glamour y sentido del humor a resolver casos criminales. Honey West fue primero una serie de novelas policiacas escritas por Gloria y Forest Fickling, marido y mujer que firmaban con el seudónimo de G.G. Fickling, un binomio de la novela policiaca cuya contribución al medio no ha perdurado entre los grandes clásicos del medio.
La primera aparición de Honey fue en su novela This Girl for Hire (1957), primera de la serie, y sus aventuras se extendieron hasta conformar una decena en 1971, último año de aparición de un título de esta detective. Honey pretendía ser una respuesta femenina a las novelas tradicionalmente protagonizadas por detectives masculinos, por lo que es considerada una de las protagonistas de una literatura prefeminista cuyo exponente máximo, en años posteriores, sería Modesty Blaise de Peter O´Donnell y Jim Holdaway. Como puede verse por los recortes que acompañan este blogo, también Honey West tuvo su oportunidad en la pantalla chica al protagonizar su propia serie en 1965. Producida por Aaron Spelling (el mismo de Los ángeles de Charlie, Dinastía o Melrose Place) y con guiones escritos por Gwen Bagni y Paul Duvov, la serie sólo duró una temporada (1965-1966) y hoy no parece recordarla casi nadie, a pesar de ser, también, una de las primeras series de televisión donde el papel protagónico correspondía a una chica, en este caso interpretado por la bella Ann Francis, cuyo físico y peinado recuerda mucho a la deliciosa Pussy Galore (interpretada por Honor Blackman) del clásico Goldfinger de la saga 007. Los episodios duraban media hora y alguno de ellos fue dirigido por Ida Lupino, gran actriz del periodo dorado de Hollywood y la primera mujer en conseguir ponerse detrás de una cámara en Estados Unidos. Otra pionera.
Honey West es hoy una rareza olvidada, pero merece la pena volver a hablar de ella, aunque sólo sea por el hecho de haber sido una pionera y haber protagonizado una de esas series sesenteras, seguro que llena de humor, glamour, mucho suspenso y un poco de erotismo para niños. La novela que me tocó conseguir, cuya portada y contraportada reproduzco aquí, se tituló en su edición mexicana Comedia sangrienta y es una mala traducción de Blood and Honey.
En esta novela, Honey acude a Nueva York para supervisar los ensayos de un montaje de Broadway dedicado a su persona, pero alguien que intenta boicotear el espectáculo comienza a sembrar de amenazas y de cadáveres el proyecto. Novela de fácil lectura, ligera hasta casi parecer leve, destaca sobre todo el sentido del humor de su protagonista, un sentido del humor que aleja esta serie del dramatismo de la novela negra y se constituye como una novela problema de baja graduación, carente de todos los elementos de crítica social o del ser humano que hoy hacen atractiva la lectura de esta clase de obras. En definitiva, Blood and Honey es un divertimento poco trascendente que hoy parece haber pasado sin pena ni gloria por los anales de la novela policiaca de los últimos cincuenta años, aunque eso sí, mantiene todavía sus dosis de dinamismo e interés en una historia donde los personajes son menos importantes que una trama complicada donde algunos no son lo que parecen en el viejo estilo de Stanley Gardner o Agatha Christie.
1 comentario:
vaya, en términos anecdóticos suena muy interesante, veré si encuentro una de esas novelas en las librerías del centro donde siempre hay de todo
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