La obra de Víctor Mora es una de las grandes influencias de mi vida. Yo, para mis adentros, le llamo mi tío Víctor, porque así llamo yo a esos escritores y artistas que, sin haber conocido personalmente (aunque a Víctor Mora le conocí el año pasado, en la Semana Negra de Gijón), han influido sobre mí como si fueran parte de mi familia.
En mayo o junio de 2002, los locuelos que integramos la Asociación de Amigos del Capitán Trueno (entre quienes se cuentan también Alberto Álvarez-Perea y el Brujo Don Carlos) escribimos cada quisque una carta dirigida a don Víctor, con ellas conformamos un libro y se lo mandamos. Se trataba de escribir un texto breve donde manifestásemos lo que había representado su obra en nuestras vidas, un escrito nada intelectual ni lleno de pamplinas, algo sincero y entrañable, propio de frikis que son como niños que no crecieron nunca. Don Víctor nos respondió con una emotiva carta escrita a máquina y firmada de su puño y letra, carta bella que no reproduzco aquí porque no tengo permiso para ello (ni lo he solicitado, caramba). Vaya por delante esa cartita que le escribí a don Víctor como niño aplicado que soy, y tengan ustedes, compatriotas de Iberia, feliz regreso de vacaciones. Ah, la fichita de hoy la escribió don Mariano Ayuso.
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Querido Víctor: te escribo para decirte que eres el culpable de mi educación sentimental.Mi nombre es Ricardo Vigueras, nací en Murcia, tengo treinta y tres años y desde hace ocho vivo en Ciudad Juárez, urbe fronteriza de México con Estados Unidos. Yo soy de aquella generación de españoles que crecieron leyendo el Trueno Color de los años setenta, con aquellos horribles colores Bruguera y aquellos mecanografiados que producían dentera emplastados en viñetas remontadas. A pesar de la horripilante manipulación de tu obra y de la obra de Ambrós, Pardo y otros dibujantes, ésa fue la edición que pudimos gozar miles de niños de la época. Con aquel Trueno, con aquel Jabato que hermoseaba, semana a semana, el pincel inolvidable de Antonio Bernal, nos inculcaste, creo yo, una visión más justa del mundo. Y es que creo que eres, no sólo un gran demiurgo y el más grande guionista español, sino también un gran educador. Eres el culpable de una educación sentimental que recorre la segunda parte del siglo XX español.
Yo dividiría tu obra en didáctica y no didáctica, por así decirlo. Tu obra didáctica, Víctor, fue la que construiste con tesón y no sin fatigas a la sombra de un Alcázar impuesto, pero ésa fue con la que nos empapaste a muchos niños y jóvenes de un odio feroz a los tiranos; de tolerancia al que es diferente; de un elevado sentido de lo que significa la palabra Amistad; de que el reposo del guerrero puede ser una biblioteca, y sobre todo, a saber que cuando se piensa ¡ES EL FIN! —como tantas veces pusiste en boca de Trueno y de tantos personajes— no es el fin. Nunca es el fin para quien no dobla el espinazo ante la adversidad ni ante los déspotas ridículos que tú recreaste y que —¡ay, desgracia!— existen. Desde la trinchera de tu Alcázar, Víctor, nos diste un puñado de valores sin los cuales la vida pierde dignidad. Por eso eres el culpable de mi educación sentimental. ¿Qué hubiera sido de muchos de nosotros sin esos maravillosos personajes que nos enseñaron tanto a través de tantos avatares y que no nombro por razones de espacio?
Como te digo, Víctor, vivo en México, donde imparto clases en una universidad. Siempre he intentado regirme, con alegría pero con rigor, por el espíritu de justicia que Trueno inculcó en muchos de nosotros. No es fácil, ya sabes lo reales que son los Titlanes y los condes Kraffa a los que Trueno siempre vencía. El año pasado me di el gusto de impartir una clase sobre los cómics. Por supuesto, hablé de ti y hablé de Trueno. Les dije a mis alumnos algo que no sé si es verdad, pero en lo que yo creo: les dije que a finales de los años cincuenta un intelectual llamado Víctor Mora creó un personaje llamado El Capitán Trueno que inculcó en los españoles un espíritu distinto que trascendía el revanchismo doloroso que había dejado la guerra civil. Les dije que tú educaste a una nueva generación para que amasen la justicia, despreciasen a los tiranos y se preparasen para una España mejor y más libre. Les dije que sin el gran éxito popular del Capitán Trueno los españoles no hubiesen estado preparados para una transición pacífica hacia un país distinto. Quizá yo exagero, y Trueno no tuvo nada que ver, pero no me importa. Para mí, eres el culpable de toda una Educación Sentimental. Gracias, Víctor; gracias, amigo; gracias, Maestro.
Ricardo Vigueras. Ciudad Juárez, 6 de abril de 2002.
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Clicar sobre la imagen para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.
1 comentario:
Víctor Mora ha influido en varias generaciones de niños españoles. Lo que no es poco.
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