El verano es tiempo de vacación, desconexión y esparcimiento (para los que pueden, claro). La relajación de costumbres y de cerebros, la calentura de los cuerpos y de las seseras que espuman como champán al baño maría se prestan para la generación de noticias que durante otra época del año no existirían o carecerían de resonancia. Regreso a Juaritos, me conecto a la blogosfera y me encuentro con que, otra vez, Memín Pinguín vuelve a ser causa de furibundas reacciones entre algunos miembros de la comunidad negra de Estados Unidos. La noticia puede leerse aquí. El pobre Memin ha sido retirado de los Wal-Mart de ese país como si fuera una vulgar mujerzuela del cómic indie. Algunos lugares que se han hecho eco de la noticia han sido Apostillas literarias, y sobre todo, La cárcel de Papel, donde se desató, además, una encendida retahíla de dimes y diretes en los comentarios. Lo que pienso al respecto ya lo escribí hace tres años, cuando miembros de la comunidad afroamericana pusieron el grito en el cielo porque se comercializaran sellos con el beatífico rostro del buen Memín. Pueden leerlo aquí.
Pero hoy, tres años después, quisiera hilar un poco más fino y hacer precisiones sobre la responsabilidad de ambas partes en estos tontos escándalos originados, no por Memín, sino por sus editores y receptores. Memín Pinguín, sin entrar en cuestionamientos sobre su calidad, es un popular pepín (tebeo) mexicano que empezó a publicarse en 1945. Estaba escrito por Yolanda Vargas Dulché y dibujado por Sixto Valencia. Las historias que ahora distribuye Vid son las mismas, redibujadas y coloreadas para el gusto “moderno”. Es un tebeo que tiene más de medio siglo y que habla de un México y de unas costumbres que, en buena medida, ya no existen. La popularidad de Memín es tan grande en México que su fama ha trascendido las fronteras que los mexicanos han podido trascender para labrarse un futuro mejor. Es un tebeo ternurista lleno de optimismo, para espíritus sencillos de pocas lecturas y con un gusto por los cómics poco desarrollado, con muy pocos referentes sobre la trayectoria del medio.
Como Cantinflas, como Tin-Tan, como Pedro Infante, Memín sigue vivo en el imaginario colectivo mexicano, y en este país es un clásico por derecho propio. Si Editorial Vid quiere seguir vendiendo a Memín en USA sin molestar a los afroamericanos que no soportan una caricatura de sí mismos (raíz del problema), creo que en vez de protestar por la proverbial hipocresía norteamericana y su incapacidad para comprender otras culturas, lugares comunes ambos, (basados, ay, en una gran verdad) deberían conocer mejor cómo funciona la industria del cómic en Estados Unidos, y reconocer que los estereotipos que se manejan en Memín pueden molestar a personas de allí que poco saben de la vida en otros países y de sus iconos culturales. Con no poca frecuencia, cuando en Estados Unidos reeditan un clásico del cómic, incluyen una pequeña nota en la página legal que dice algo así:
The strips reprinted in this volume were produced in a time when racial caricatures played a larger role in society and popular culture. They are reprinted whithout alteration for historical reference.
O en traducción mía:
Las tiras reeditadas en este volumen fueron producidas en un tiempo en que las caricaturas raciales jugaban un papel más importante en la sociedad y en la cultura popular. Se reeditan sin modificaciones para que sirvan como referencia histórica.
A nadie se le pide disculpas (como ha hecho Wal-Mart), y nadie puede darse por ofendido. No se puede protestar por la divulgación de la cultura del pasado, aunque ésta no coincida exactamente con las ideas que una sociedad defiende en un determinado periodo de su historia. Memín no tiene inspiración racista, pero sí es estereotipado y por lo tanto simplista, y entra en la misma categoría que los negros o chinos que aparecen por Dick Tracy, Terry and the Pirates o The Spirit. Memín es muy querido en un país donde existe cariño por la raza negra, pero ese cariño por los negritos es difícilmente entendible en Estados Unidos.
Estoy de acuerdo en que la reacción de Wal-Mart quizá ha sido demagógica y exagerada, pero también es verdad que Editorial Vid es una empresa que sigue desde sus orígenes una política editorial poco hábil y de pocas aspiraciones que sólo genera polémica y decepción cuando se introduce en mercados donde la edición de cómics y el gusto por los mismos están muy consolidados. Vid comete muchas torpezas que los lectores ya no perdonan. El reciente caso de su introducción en España hace unos años con los títulos de DC, que Vid traducía, editaba y distribuía de manera calamitosa, le hizo perder el monopolio que tenía de la edición de estos personajes, que tras duras negociaciones pasaron a Planeta-De Agostini para ser editados con mucha mejor calidad y cariño, y en mucha mayor cantidad, para un mercado paradójicamente mucho más pequeño que el de Iberoamérica. Cuando Vid quiere jugar en primera línea internacional, indefectiblemente pierde al principio del partido.
Esta ha sido un patinazo más de Vid, presentarse en Estados Unidos como Pedro por su casa, creyendo que todos somos iguales en todas partes y que todos van a apreciar igual las mismas ternuras de Memín. Un mismo cómic, para tener éxito en países ajenos al suyo de origen, muchas veces debe pasar por cambios de presentación y de formato. A veces hay que explicar algunas cosas que no resultan tan claras para la gente común de otros países del mundo. Creo que en estos tiempos estúpidos de corrección política, si uno quiere guardarse las espaldas, lo menos que puede hacer cuando edita un cómic clásico con estereotipos raciales del pasado, es introducir la nota explicativa en letra pequeña, más que nada para no generar escándalos gratuitos entre personas desinformadas o quisquillosas. Esta nota que he colgado más arriba la he tomado del volumen 1 de The Complete Chester Gould´s Dick Tracy editado por la americana IDW en octubre de 2006, pero también puede leerse en los volúmenes de Terry and the Pirates, de Milton Caniff, que edita en la actualidad la misma IDW, donde el estereotipo recaía en Connie, personaje de raza china. Clásicos del cómic americano, como pueden ver. Y grandes clásicos de referencia mundial dentro del medio. Los modelos gráficos en que se basó Memín Pinguín, ni Yolanda Vargas ni Sixto Valencia lo ocultaron nunca, eran americanos. Quizá por ello mismo, hay que detenerse un poco a pensar en esto, molestan tanto a muchos negros de Estados Unidos.
6 comentarios:
Todo esto tiene tanto de político por parte del gobierno de EU, querido amigo, que en lo particular no me sorprende.
No sabia que en La carcel de papel se habia desatado una polémica que debe de estar interesante, siendo que no es una página mexicana y se desconocerá mucho de la realidad contextual de la época y edición de Memín en México.
Un abrazo para ti
Magda:
Ninguno de los participantes de los comentarios de La Cárcel ha leído a Memín, o sea, que la discusión fue muy abstracta en cierto modo. Sólo Alvaro Pons, el Carcelero, ha leído algunos tebeos del personaje, lo cual lo honra, porque el tebeo tradicional mexicano es desconocido en España (ejem... también el tebeo tradicional español es desconocido en España, al menos entre la juventud). Y es que lo que no sepa don Alvaro Pons de cómics, yo creo que no lo sabe nadie...
Otro abrazo para ti.
Mi padre se llama Guillermo y cada vez que me molestaba jugando...yo le decia: "Ya estuvo no? Memin Pinguin". Un abrazote del otro lado, hasta atras de las turquesas cortinas.Como dicen en mis tierras donde da la vuelta el viento.
Hola, Félix.
Es que Memín es diminutivo cariñoso de Guillermo, como bien sabes. Al marido de Yolanda Vargas Dulché, Guillermo de la Parra, como era muy travieso le decían de niño Memín Pinguín, porque en México "pingo" es travieso. De ahí que Doña Yolanda recuperase este apelativo familiar para su personaje.
Un saludote, mi buen.
Nadie duda de que Alvaro Pons, sepa de tebeos, por supuesto que sí, sabe, y sabe mucho.
Pero este asunto no es de saber o no saber de tebeos o comics, esto es de saber de contexto mexicano, de la sucia política de EEUU al decir semejante barbaridad y tonteria. A eso me refería con que el debate que mencionas esta basado, seguramente (no lo he leido) es mucha subjetividad.
Amiga Magda: sólo puedo decirte que tienes razón. Y sí, es sucio que desde Estados Unidos empiece una polémica que, además de estúpida y gratuita, guarda mucho de hipocresía.
Un saludote.
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