Perdónenme que no les hable de Michael Jackson, pero es que no se me ocurre nada que decirles. En cambio, este miércoles 23 se cumplieron cincuenta años de la muerte de Boris Vian. Más memorabilia nostálgica, regreso de nuevo a mi adolescencia. Boris Vian, mi tío Boris, fue uno de los autores que más me marcaron la vida. Le llamo tío Boris porque es como de la familia. Ahí están esos grandes e ilustres desconocidos que surgen del cine o del papel y te marcan para siempre en el momento determinado, como los parientes con sus mejores enseñanzas. Podría pasarme horas hablando del tío Víctor, del tío Boris, del tío Henry, del tío Raoul, del tío Blaise, del tío Benito… Recuerdo mi primera novela de Boris Vian: La hierba roja, comprada en un saldo en Benidorm a los quince años. Una bella historia de amor en un marco imposible, porque muchos argumentos de Vian eran imposibles en escenarios imposibles. Con el tío Boris aprendí que la realidad a veces sólo puede ser comprendida cabalmente por medio de la ficción. Y recuerdo algunos viernes invernales, por la murciana tarde húmeda y oscura que te calaba en los huesos, cuando mi amigo Pepe Ramos y yo acudíamos a cierta librería de Murcia a robar libros de Bruguera. Eran tiempos sin códigos de barras ni controles policiacos en las librerías. Creo que no existía ni la SGAE. Robábamos libros como locos, que introducíamos en la cintura del pantalón y cubríamos con la camisa y el abrigo por encima de todo (qué quieren, la magra paga semanal de los papis se iba en las cervezas y el vino). Pocos libros pueden ser tan dulces como los robados a los quince años: El otoño en Pekín, Las hormigas, Vercoquin y el Plancton, El arrancacorazones… Recuerdo con especial cariño El otoño en Pekín, sobre unos individuos que construían una línea ferroviaria en un desierto por el que jamás cruzaba nadie. Es célebre la broma de que ni la novela transcurría en otoño ni en Pekín. El surrealismo más puro.
Y qué decir de aquellas novelas negras llenas de humor y crueldad que el tío Boris escribió con el seudónimo de Vernon Sullivan: Escupiré sobre vuestra tumba, Que se mueran los feos, Con las mujeres no hay manera... Verdaderas delicias que improvisaba en breve tiempo mi tío Boris. La leyenda asegura que Escupiré sobre vuestra tumba la escribió en un fin de semana. Luego la novela fue un escándalo en Francia, y el tío Boris se convirtió en objeto de ataque continuo. Cuando publicaba una nueva novela de las “serias”, el plumilla de algún periódicucho escribía “Boris Vian vuelve a escupir sobre nuestra tumba”. Coetáneo y amigo de Sartre y Camus, su irreverencia y frescura le alejaba en forma y fondo de la literatura "seria"de su tiempo, aunque abordase de manera tangencial los mismos temas que la desolación de la posguerra hizo carne de palabras.
Boris Vian, genio lleno de humor, poesía y vitalidad, precoz en todo, músico y crítico de jazz y él mismo al final actor de cine y cantante. Otro escándalo tardío fue su canción El desertor. Nunca olvidaré aquellos tiempos pre-internáuticos de los años 80 en que no existían el e-mail, ni el Ares ni El tubo, cuando el mundo no era un pañuelo sino un lugar muy grande, y muy desconocido que no te permitía, salvo a Corto Maltés, vivir dos vidas en dos continentes. Recuerdo que un primo de mi amiga La Tere (Tere: ¿adónde, adónde, adónde estarás...?) había tenido una novia francesa, en Francia, y de allí nos trajo un tesoro inencontrable en toda España: una cinta de casette pirata con canciones de Boris Vian. Ella y yo escuchamos entonces El desertor durante algunas noches de verano en que yo no me atreví a declararle mi amor. Escuchábamos El desertor hasta ver amanecer bebiendo las botellas de vino que sustraíamos de la bodega de su madre, que no se enfadaba porque era una madre liberal. Liberal de las de antes, debo añadir.
Boris Vian era un ejemplo paradigmático del hombre que sabe que su vida se termina poco a poco y que debe aprovechar hasta el último instante. Como el Bolaño que escribió 2666, Vian vivió apurando la copa de la literatura y de la vida, pues sabía que no habría una nueva ronda al volver el recodo del camino. Y que ese recodo estaba ya allí, ante sus ojos. Enfermo desde los doce años de una dolencia cardiaca que se lo llevó a la tumba a los 39 años, la obra de Boris Vian ha sido engrandecida por el tiempo y fue objeto de culto durante los años 60, cuando en Francia había dos temas de moda: el cine de James Bond y la literatura de Boris Vian. Pues el miércoles se cumplieron cincuenta años sin el tío Boris. Queda su obra, de la que hace cerca de veinte años que no visito ninguna de sus iglesias de palabra. Quizá estas próximas semanas traigan el momento precioso de volver a tumbarse sobre la hierba roja o de pasar un veraniego otoño en Pekín.
Aquí les cuelgo la letra original de El desertor, tanto en francés como en su traducción al español tomada de aquí. El tubo de antes, con fotos del tío Boris, tiene subtítulos en inglés. ¿Qué más pueden pedir de su viejo Pobresor?
LE DÉSERTEUR
Monsieur le président
Je vous fais une lettre
Que vous lirez peut-être
Si vous avez le temps
Je viens de recevoir
Mes papiers militaires
Pour partir à la guerre
Avant mercredi soir
Monsieur le président
Je ne veux pas la faire
Je ne suis pas sur terre
Pour tuer des pauvres gens
C'est pas pour vous fâcher
Il faut que je vous dise
Ma décision est prise
Je m'en vais déserter
Depuis que je suis né
J'ai vu mourir mon père
J'ai vu partir mes frères
Et pleurer mes enfants
Ma mère a tant souffert
Elle est dedans sa tombe
Et se moque des bombes
Et se moque des vers
Quand j'étais prisonnier
On m'a volé ma femme
On m'a volé mon âme
Et tout mon cher passé
Demain de bon matin
Je fermerai ma porte
Au nez des années mortes
J'irai sur les chemins
Je mendierai ma vie
Sur les routes de France
De Bretagne en Provence
Et je dirai aux gens:
« Refusez d'obéir
Refusez de la faire
N'allez pas à la guerre
Refusez de partir »
S'il faut donner son sang
Allez donner le vôtre
Vous êtes bon apôtre
Monsieur le président
Si vous me poursuivez
Prévenez vos gendarmes
Que je n'aurai pas d'armes
Et qu'ils pourront tirer
EL DESERTOR
Señor presidente
Le escribo esta carta
Que quizá lea usted
Si tiene tiempo
Acabo de recibir
La orden militar
Para ir a la guerra
El próximo miércoles
Señor presidente
No voy a hacerlo
No vine a este mundo
Para matar pobre gente
No quiero que se enfade
Pero he de decirle
Que mi decisión es firme:
Voy a desertar
Desde el día en que nací
He visto morir a mi padre
Partir a mis hermanos
Y llorar a mis hijos
Mi madre sufrió tanto
Que ya está bajo tierra
Se ríe de las bombas
Y hasta de los gusanos
Cuando estuve preso
Me robaron la mujer
Me robaron el alma
Y todo mi pasado
Mañana muy temprano
Les cerraré la puerta
A aquellos años muertos
Y me echaré al camino
Pediré limosna
Por las rutas de Francia
De Bretaña a Provenza
Y les diré a las gentes:
«Niéguense a obedecer
Niéguense a colaborar
No vayan a la guerra
Niéguense a partir»
Si hay que derramar sangre
Derrame usted la suya
Pues tan buen apóstol es
Señor presidente
Si ordena que me busquen
Dígales a sus agentes
Que no llevaré armas
Que pueden disparar
Monsieur le président
Je vous fais une lettre
Que vous lirez peut-être
Si vous avez le temps
Je viens de recevoir
Mes papiers militaires
Pour partir à la guerre
Avant mercredi soir
Monsieur le président
Je ne veux pas la faire
Je ne suis pas sur terre
Pour tuer des pauvres gens
C'est pas pour vous fâcher
Il faut que je vous dise
Ma décision est prise
Je m'en vais déserter
Depuis que je suis né
J'ai vu mourir mon père
J'ai vu partir mes frères
Et pleurer mes enfants
Ma mère a tant souffert
Elle est dedans sa tombe
Et se moque des bombes
Et se moque des vers
Quand j'étais prisonnier
On m'a volé ma femme
On m'a volé mon âme
Et tout mon cher passé
Demain de bon matin
Je fermerai ma porte
Au nez des années mortes
J'irai sur les chemins
Je mendierai ma vie
Sur les routes de France
De Bretagne en Provence
Et je dirai aux gens:
« Refusez d'obéir
Refusez de la faire
N'allez pas à la guerre
Refusez de partir »
S'il faut donner son sang
Allez donner le vôtre
Vous êtes bon apôtre
Monsieur le président
Si vous me poursuivez
Prévenez vos gendarmes
Que je n'aurai pas d'armes
Et qu'ils pourront tirer
EL DESERTOR
Señor presidente
Le escribo esta carta
Que quizá lea usted
Si tiene tiempo
Acabo de recibir
La orden militar
Para ir a la guerra
El próximo miércoles
Señor presidente
No voy a hacerlo
No vine a este mundo
Para matar pobre gente
No quiero que se enfade
Pero he de decirle
Que mi decisión es firme:
Voy a desertar
Desde el día en que nací
He visto morir a mi padre
Partir a mis hermanos
Y llorar a mis hijos
Mi madre sufrió tanto
Que ya está bajo tierra
Se ríe de las bombas
Y hasta de los gusanos
Cuando estuve preso
Me robaron la mujer
Me robaron el alma
Y todo mi pasado
Mañana muy temprano
Les cerraré la puerta
A aquellos años muertos
Y me echaré al camino
Pediré limosna
Por las rutas de Francia
De Bretaña a Provenza
Y les diré a las gentes:
«Niéguense a obedecer
Niéguense a colaborar
No vayan a la guerra
Niéguense a partir»
Si hay que derramar sangre
Derrame usted la suya
Pues tan buen apóstol es
Señor presidente
Si ordena que me busquen
Dígales a sus agentes
Que no llevaré armas
Que pueden disparar
6 comentarios:
es usted un irreverente escupiendo sobre el recuerdo de esta mala yerba marginal, y que no me digan que no le he advertido de ello.
Bella entrada dedicada a un genio de la literatura.
Recuerdo todavía el impacto que supuso para mí "Escupiré sobre vuestra tumba" y "El lobo-hombre" hace ya muchos años.
Un autor irrepetible que hace usted muy bien en reivindicar.
Me uno.
Impacientes Saludos.
Pues aquí en el país más ejemplar concebible el productor Jerry Gross le robó a Vian el nombre de su novela más célebre para intitular una película de muy baja factura (que sin embargo me encanta, pero que nada tiene que ver con la obra original), llamada "Day of the Woman," toda una leyenda a parte. Siempre había tenido curiosidad por este personaje, del que francamente no se nada, pero ahora con la letra de su canción, sumamente relevante a la actualidad, voy a darle una revisada a su obra. Afortunadamente hay algunos ejemplares de su obra literaria en línea, y creo que hasta una adaptación en película de "Escupiré Sobre Sus Tumbas."
Aquí te esperamos!
Pablo: ¡Boris Vian FOR EVER!
Y un saludote.
Don Melòn:
Curiosamente, y sòlo por casualidad, me descargué esa peli de la que usted habla. No la he visto aún, y no sé si usted creerá que podríamos verla como ocasión de otra cena.
Como no dura mucho la susodicha, podríamos hacer programa doble con aquella de la prostituta adolescente que volvió de la tumba (o ansina), otra cosa rara thailandesa de ninfas zombies que también descargué y dura una hora. Es que me muero por verlas.
Usté dirá.
Saludote.
¡Qué lindo blog! Muy buen homenaje para el inventor del pianocóctel
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