41 años después de su estreno, la influencia que sobre el cine posterior ejerció 2001 es el pan nuestro de cada día. Posiblemente continúe siendo la obra maestra del cine de ciencia-ficción, y si la película ha perdido parte de su poder de sorprendernos, es porque aquel futuro es en buena medida nuestro presente. Pero, ¿realmente a alguien le importa que algunos de los adelantos técnicos que entonces parecían ciencia ficción hayan sido superados por la más consuetudinaria realidad? 2001 sólo ha tenido parangón con otros dos filmes en la historia: El acorazado Potemkin, donde se asentaron las bases del montaje cinematográfico, y Ciudadano Kane, que fue la película por antonomasia durante décadas. Hoy, Kane es mucho más que eso: es un mito, el producto más sofisticado de un tiempo desaparecido. Algo parecido sucederá con 2001, pero todavía es pronto: su época, que es la nuestra, sigue aquí porque seguimos nosotros. 2001 va más allá de sus alardes técnicos o fotográficos: su gran mérito consiste en ser todavía un impresionante poema visual. Uno de los más hermosos que jamás se hayan concebido y ejecutado. Los confines del universo están mucho más cerca de lo que parece: en nuestro mismo corazón.
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1 comentario:
Esta pelicula es una chingonada. Si asi hablo yo y eso que soy un egresado de Letras de UACJ. De hecho hoy me detuve a pensar en la manana que a mi coleccion de pelis, les hace falta un poco de Kubrick, esta no caeria nada mal porque es pelada una de las mejores peliculas en la historia del cine. Bravo Maestro Stanley! Por cierto pronto nos veremos por alla para platicar y degustar de una cebada que bien nos hace falta.
Abrazos...Felix!
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