miércoles, febrero 28, 2007

PALABRAS DE DON ANTONIO ALVAR

Me llega este recorte, vía aemilium interretis, de la Sociedad Española de Estudios Clásicos. Publicado en El Mundo, el 7 de febrero del año en curso. Lo comparto con aquellos a quienes pudiere interesar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ricardo:

Pues nuevamente, qué triste que se empeñen en crear sistemas educativos donde se formen elementos que piensen en función de las grandes empresas y no en función de su propio crecimiento como individuos. Como bien lo insinúa el maestro Alvar, la universidad perdería con esto su cometido inicial de formar profesionistas con capacidades integrales, y como bastión de la cultura. Ahora se convertiría a sí misma, como a los intereses que pretende servir, en una fábrica de mano de obra. Los humanistas, por otro lado, deberían hacer objeción de estas medidas retrógradas en una forma más activa, para que a la sociedad no se le olvide la importancia de estas disciplinas.

Saludos y abrazos. Gracias por comunicarnos el deplorable estado de las cosas.

Francisco Ortiz dijo...

Qué asco de mercado, de mentalidad utilitaria, reduccionista, qué asco creer que sólo vale lo que tiene precio. Claro que desaparecerán las Humanidades: seremos robots.

El Pobresor Gafapasta dijo...

Yo me mantengo dentro de un pesimismo moderado. Para eso estamos quienes nos rebelamos contra esta mirada podrida sobre lo que una vez fue la universidad (universitas: universalidad). No tenemos por qué dejarnos avasallar, y no lo haremos, pardiez. Nada se consigue con ser determinista y callar. Es por eso que algunos con más voz, como el maestro Alvar, le dan leña al mono. Nada está escrito, todo está por hacerse.

Un saludote.

Marlon Martínez Vela dijo...

Estimados Ricardo, Omar, Francisco:
Esta es una muy buena oportunidad de replantear lo que Fernand Braudel cuestionaba en algún momento: las ciencias sociales y las humanidades, ¿tienen alguna utilidad?, si es así, ¿cuál es esa utilidad?
Y bueno, el maestro Alvar ha hecho ya parte del reclamo pero nos falta hacer, a científicos sociales y a humanistas, la siguiente labor, dar ese siguiente paso que muchas veces estamos esperando que alguien más dé.
Es decir, no es gratuito que haya pocas personas interesadas en estas materias o que nuestro impacto en la sociedad sea mínimo. Cabe hacer una pausa y medir cuál ha sido nuestra responsabilidad en ello.
Ahora, no hay por qué alarmarse o desgarrarse las vestiduras con el tema, ya que la universidad a la que Omar hace referencia, es relativamente nueva.
Las universidades antes que buscar innovaciones, estuvieron supeditadas al poder, a las órdenes y necesidades del Estado: durante siglos el monopolio de la educación estuvo en manos de la Iglesia y durante el siglo XIX y principios del XX sirvió como depurador e instalador de la conciencia nacional.
Una de sus funciones fue crear disciplinas para saber de qué manera se podían diferenciar de las demás naciones, algunas de las disciplinas principales para tal empresa fueron la historia, sociología y antropología.
En fin, la tarea es nuestra. No debemos esperar a que desde arriba se hagan las cosas. Ya no estamos en la Edad Media donde todo se dejaba al designio divino.
Saludos.