viernes, agosto 13, 2010

LA NOVELA PASIONAL: LA ROMÁNTICA VICIOSA

Bonita portada: la niña, con el pechito al viento, contempla con gusto un volumen de esta misma colección. La romántica viciosa no es uno de los mejores títulos de la colección La novela pasional. A mi entender, le sobra naturalismo y le falta guarrindonguería. Tampoco un par de tortillitas a lo largo de sus ligeras 63 páginas elevan mucho la temperatura, sobre todo cuando, después de una de estas mentadas escenas, el autor, sabio y paternal como un Gandalff de la II República, apostilla su reflexión que suscribiríamos cualquiera que esté en su sano juicio:

Los rancios moralistas abominan de todo aquello que no sea la antigualla española. ¡Lo natural! ¡Lo natural!, claman, apocalípticos. ¿Qué es lo natural? ¿Saltar como un centauro sobre la mujer y hacerle un centaurito? ¿Realizar la más bella de las necesidades, con la misma indiferencia que el comer o el dormir? Los divinos preludios, así como los recuerdos, son en amor las más bellas realidades, y precisamente el momento ese que se llama psicológico, es de lo más bestial que darse puede.

¡Olé, olé y requeteolé! ¡Qué bien escribían estos escritores de La Novela pasional camuflados bajo seudónimo! En este caso se nos cuenta la historia de dos hermanas, Pura y Adela: dos pubescentes madrileñitas de la burguesía cucú que se inician en los giros de Venus cada cuala a su manera. Purita, safohambrienta y machofamélica; Adela, ingenua y fina, descubre un día que hay teclas de carne más gratas de tocar que las de su piano. Es la romántica viciosa de la noveleta, como Pura resulta ser la viciosa romántica. Son anacoluto de sangre, como el anacoluto con que se abre la novela: "¡Pero qué importancia daban a ciertas cosas la gente!" Como siempre en estas novelas, una lección de lenguaje y de estilo: ese castellano castizo y sabroso que uno creía que se remoría en herrumbrosos sainetes y revive a cada página de estas novelas humildes, ignoradas y muy estimulantes. Con las que se aprende lengua castiza y estilo de decir como hoy se ve poco en nuestro castigado idioma.

Estas novelas de las años 20 las reeditó en los 90 el gran Abelardo Linares en su Editorial Renacimiento, de Sevilla. Linares, un personaje singular y absolutamente genial, fue entrevistado ayer por El País. Como podrán suponer, aprovecho para enlazarles a esta maravillosa entrevista que enamorará el corazón de cualquier amante de los libros. Seguiremos hablando de La Novela Pasional. Es pasión por la carne; es pasión por el libro.

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