El señorito Calderón quiere "cuota" (cobro por extorsión) para seguir combatiendo contra el Narco, reza el Diario en su noticia apocalíptica de la mañana de hoy; si no, subirá los impuestos. O sea: aquí en México, o te matan o te mueres. Algunos han lamentado el lenguaje populachero del titular, pero a mí lo que me preocupa es que el señor presidente haya usado un estilo bíblico de expresarse, lo cual no ha notado nadie:
"El presidente Felipe Calderón dijo ayer que mantendrá al Ejército en las calles hasta el último día de su mandato si de aquí a dos años no hay 32 Policías “confiables y fuertes” para combatir la delincuencia, y advirtió que si el Congreso no reasigna recursos para las dependencias involucradas en la narcoguerra, la salida del Gobierno federal será aumentar impuestos".
32 policías confiables y fuertes en todo el país. ¡Cojones! ¡Es la repanocha! Me recuerda al Yahvé de la Biblia cuando advertía a Abraham de que exterminaría la ciudad de Sodoma si no encontraba en aquellas ciudades nosecuántos hombres justos; y andaba Abraham regateando con Yahvé para evitar la destrucción de Sodoma, y Abraham insistía: "Supongamos que se hallen allí 30 hombres justos". Y a su vez, Él dijo: "No lo haré si hallo allí 30 hombres justos" (Génesis 18.30). Y siguió el regateo de hombres justos hasta que Yahvé hizo con Sodoma lo que un niño haría con un petardo y un hormiguero.
Calderón, como el Yahvé de la Biblia, está dispuesto a sacrificar a todo su pueblo por quedar bien con Estados Unidos, y quizá también, porque ya empieza a sentirse un poco Dios, un poco juez de quién debe morir y vivir. No en vano, Moridero, Ciudad Juárez, Juaritos, el Lejano Norte tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos, ha sido de siempre satanizado por el Centro como tierra de barbarie, tolerancia, vicio y prostitución. La Sodoma del Norte. Amén, señor Presidente. Que el Verdadero Cielo lo Juzgue de nuestra masacre.
La foto que encabeza este blogo no es del señorito presidente. No ha enflaquecido tanto por su fracaso ante el crimen organizado, ni por la angustia que su mala planeación y su ignorancia sobre las verdaderas raíces del caos han causado en él. Es el inmortal H. P. Lovecraft, que hoy hubiera cumplido 120 años. El padre del horror de Dunwich es también el padre del horror cósmico que hoy viene cada tarde a tomar café y galletas en nuestra casa. Porque acaricia al gato, y le hace mimos, creemos que las próximas víctimas no seremos nosotros. Estamos muy equivocados.
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