Tirando de archivo, que en estos días no hay mucho tiempo para más. Publicado en Antonio Busquets (ed.), Homenaje a Carlos Giménez. Ediciones Flash Back. San Sebastián, 2003.
Creo que fue en algún momento de los años 80 cuando se acuñó desde un ministerio aquella ñoña perla de la bobería cultural: “Donde hay un cómic, mañana habrá un libro”. La máxima pretendía promover la lectura de cómics entre los más jóvenes, y veinte años después sorprende descubrir que la frasecita se ha convertido en una especie de máxima recurrente, como si se tratara de las antiguas “Conócete a ti mismo” o “Todo con medida” que lucían en la entrada del oráculo de Delfos. Recientemente, un catedrático de Ciencia Política de la Complutense recordaba aquella “joya” de la sabiduría popular desde las páginas de un importante diario de tirada nacional, y a veinte años de aquel parto de la abuela me pregunté por qué no sólo más del cincuenta por ciento de los españoles jamás lee un libro, sino que cada vez se leen menos cómics, y la mayor parte de los que se leen no auguran precisamente un futuro de lectores de buena literatura.
También fue en los ochenta, desde una de las publicaciones del gran Josep Toutain, que Carlos Giménez vino a responder algo así como que, y un pimiento, que donde ahora hay un cómic, mañana debe haber un cómic mejor. Resulta relevante que fuese Giménez quien lanzase el varapalo a la máxima ministerial, no porque a Carlos Giménez no le guste leer libros —idea que me parece absurda— sino porque Carlos Giménez es uno de los grandes autores literarios de historieta de todos los tiempos.
Hay autores de cómic cuya presencia es una cálida compañía a lo largo de toda una vida, quizá porque en su misma grandeza está contenida la vida entera. Son pocos, pero Carlos Giménez es uno de ellos, y pertenece al club de los más grandes. Entre mis primeros recuerdos cuento el haber conocido el arte de Giménez sin saber que aquello era Giménez sólo de una manera muy peregrina. Me refiero a las series Tom Berry y Kiko 2000 que Giménez abocetaba y para las cuales dibujaba portadas en lo que fueron sus albores profesionales. Mi padre compraba estos tebeos en Barcelona y los traía a nuestra casa en Vic. Después de aquella primera vez, el arte de Giménez ya no me abandonó con los años, sino que se convirtió en el gran Giménez y en un habitual de los mejores momentos de mi vida lectora: el Dani Futuro de Bruguera en los 70, el de Hitpress en los 80, el Hom, el Paracuellos en Comix Internacional, Los profesionales, por dar sólo unos ejemplos... Lo que siempre me ha asombrado más de Giménez es la elevadísima calidad de sus guiones aunada con un prodigioso y singularísimo dibujo semihumorístico que produce una sensación de extrañeza, de distanciamiento: este hombre nos cuenta estas historias tan dramáticas con un dibujo maravilloso, pero cercano a la caricatura: aquellos niños de grandes ojos tristes, aquellos malvadísimos maestros del Movimiento... Ni siquiera el humor está exento de una carga pesimista o cruel. Carlos Giménez es un maestro del distanciamiento en el cómic, un cómic excelentemente dibujado y prodigiosamente bien estructurado y escrito. Un cómic que por ser cómic nada tiene que envidiarle a ningún libro por ser libro (y por libro entendemos novela, que es el libro por antonomasia de nuestra época).
Es sobre todo en el dibujo donde encontramos con toda su fuerza la expresión de este “distanciamiento” que, de manera también formal, Bertolt Brecht deseaba para su teatro: la caricaturización aparente de la realidad la distorsiona para provocar un efecto multiplicado, como en la búsqueda brechtiana del distanciamiento, llamado así porque se distancia estéticamente del realismo para acentuar la crudeza de la realidad. La exageración estética de los rasgos de personalidad es fundamental en Giménez como vehículo para transmitir su mensaje, que es el de un observador de la realidad, un hombre que no necesita ir más allá del bar de la esquina o de la calle donde vive para encontrar historias que puede transformar en hermosa narrativa gráfica. Parafraseando a Blaise Cendrars cuando hablaba de concepto de escritor, Giménez es un hombre vivo entre los hombres, un hombre sumido en la existencia concreta y que, además, escribe. Y dibuja, debemos añadir. La exageración estética de los rasgos de personalidad en Giménez es fundamental en su arte, porque él no describe la realidad tal cual es; Giménez huye del sentido de la realidad costumbrista o naturalista para transformarla en un arte superlativo, en una recreación ideológica y política del mundo.
La búsqueda del distanciamiento también tenía un objetivo político, y así lo vimos en Brecht como lo vemos en Giménez. Las obras de Giménez nacen también de un compromiso artístico por desvelar las aristas de un mundo imperfecto. Otro rasgo propio de Giménez por el que quisiera expresar mi más rendida admiración es el hiperrealismo. Dentro de cada viñeta, el ojo de Giménez parece ver más de lo que un ojo “normal” vería, pues la abundancia de trazos y detalles también redunda en el delicioso efecto distanciador que produce su obra: Giménez es el menos realista dentro de los autores de cómic realista; pero dentro de su estética semihumorística que se aleja del realismo, él es el más hiperrealista. En su barroquismo, sin embargo, nada sobra o confunde, puesto que todo guarda un equilibrio prodigioso en el que nunca hay ocasión para el cansancio de la mirada. Toda las líneas de la figura humana guardan una armónica relación con los trazos que completan la utilería o el paisaje dentro de la viñeta, y a su vez nunca se produce disonancia entre una sola viñeta y el conjunto de ellas dentro de la página.
La obra de Carlos Giménez es la obra de un poeta del corazón humano, y en ella parece estar encerrada la vida entera con sus pequeñeces y sus abismos. Gran dibujante y gran escritor, Giménez cumple con los requisitos de muchos de los más altos genios: es profundo, pero no oscuro; es alegre, pero no frívolo; es dramático, pero no sensiblero; es complejo, pero no confuso. Por encima de todo, leerle es y será una enorme fuente de gozo. Un gozo que ya viene durando muchos años, y que como el primer día, se mantiene siempre fresco. Posiblemente Giménez pensaba en los cómics que a él le gustaría leer cuando lanzó su defensa del cómic hoy, pero mejor cómic mañana. En el mejor de los mañanas posibles, allí estará la obra de Carlos Giménez.
6 comentarios:
Totalmente de acuerdo, Ricardo, sobre Gimenez. Puede que te hayas pasado en los elogios, pero bueno, subscribo lo que he visto escrito.
Solo una cosa,".....Bertolt Brecht deseaba para su teatro: la caricaturización aparente de la realidad la distorsiona para provocar un efecto multiplicado, como en la búsqueda brechtiana del distanciamiento,...."
Bertolt Brecht es el más coñazo de los coñazos. ¿Distanciamiento?, claro, cualquiera que se acercará a su teatro salía huyendo, se "distanciaba". Es soporífero, pero bueno es solo una opinión, como dicen los cursis.
Desde luego yo no tengo esa capacidad que muestras de crítica y esa prosa tan bien hilada, y no es coña. Pero yo siempre he juzgado a los comics (y he leído muchos)primero en los dibujos, si me gustaban o no, la claridad, exactitud, limpieza de trazo...y en el guión, originalidad, historia, moraleja,... y Gimenez siempre lo ponía al lado de los buenos, vamos que buscaba sus comics.
Si sigues en España, pues un saludo hasta allá. Acá siguiendo tus andanzas blogueras.
¿Has visitado esta página?:
www.angelfire.com
Saludos. (hb)
Perdón, puse mal la dirección: la correcta es esta:
http://www.angelfire.com/az/monjeloco/indice.html
Jody:
Comparto tu opinión sobre el plasta sobrevalorado de Brecht. Le reconozco, sin embargo, un par de obras buenas: Madre Coraje y La ópera de tres peniques. Tuve que leer una buena cantidad de obras suyas para la dirección de una tesis y fue terrible. Sin embargo, su teoría del distanciamiento es válida, aunque otros como Valle Inclán la usaron antes (con el nombre de esperpento) y mucho mejor.
Un saludo.
Hola, Nacho. ¿Mucho calor por Beautyfulville? Por aquí, bastante. Luego me paso por la página que me recomiendas.
Un saludote.
Nacho: ya he entrado en la página, y se ve estupenda. Un montón de información sobre el cómic mexicano que viene muy bien tener a mano. Y para mirarla con mucha calma. Gracias por el tip.
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