Hoy/ayer día 21 Sartre nacía hace cien años. Los gacetilleros y críticos, así como la oficiosa oficialidad de los vendedores del nuevo Occidente que se lava la cola en el bidé relumbrante de China insisten en cuán importante fue, y cuán desfasado se encuentra hoy día su discurso. Quizá tengan razón, pero para mí siempre será el autor de un libro emocionante que me hizo comprender durante la adolescencia el amor que las palabras de la literatura merecen: Las palabras. Era ésta una obra donde Sartre evocaba sus vivencias infantiles y su vinculación mágica y profunda con el mundo de la literatura, el nacimiento de una fascinación que sólo terminó con su muerte. Feo, chaparro, bizco, fumador y camandulero, Sartre fue un sapo cuyo hechizo no concluyó tras el beso de miles de princesas Nalganieves que parirían enanitos para este reino globalizado y neoliberal. El autor de Las palabras, genio de otro tiempo que ya no es el nuestro, es otro genio más que aguarda en el purgatorio un nuevo vuelco de la percepción de nuestro presente y lo que nos reste de futuro.
martes, junio 21, 2005
SARTRENARIO
Hoy/ayer día 21 Sartre nacía hace cien años. Los gacetilleros y críticos, así como la oficiosa oficialidad de los vendedores del nuevo Occidente que se lava la cola en el bidé relumbrante de China insisten en cuán importante fue, y cuán desfasado se encuentra hoy día su discurso. Quizá tengan razón, pero para mí siempre será el autor de un libro emocionante que me hizo comprender durante la adolescencia el amor que las palabras de la literatura merecen: Las palabras. Era ésta una obra donde Sartre evocaba sus vivencias infantiles y su vinculación mágica y profunda con el mundo de la literatura, el nacimiento de una fascinación que sólo terminó con su muerte. Feo, chaparro, bizco, fumador y camandulero, Sartre fue un sapo cuyo hechizo no concluyó tras el beso de miles de princesas Nalganieves que parirían enanitos para este reino globalizado y neoliberal. El autor de Las palabras, genio de otro tiempo que ya no es el nuestro, es otro genio más que aguarda en el purgatorio un nuevo vuelco de la percepción de nuestro presente y lo que nos reste de futuro.
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5 comentarios:
Teniendo en cuenta que estamos empezando el siglo XIX (no se me ha cambiado un palito de sitio; he escrito XIX) calculo que Sartre volverá a nacer dentro de otros cien años. Hasta entonces nos espera el apogeo del capitalismo salvaje neoliberal, la caída en la miseria de una parte importante de la población, la aparición del neomarxismo, etc.
Desde el punto de vista literario, siendo muy estimable Las Palabras, personalmente me quedo con La Nausea, que es la novela que más me influyó hace ya un montón de años y me gustaría releerla un día de estos y tal vez lo haga.
Un abrazo
Lo siento si hiero sensibilidades, Sartre, Jean Paul, ha sido uno de los mayores bluffs de mi adolescencia, ha habido otros, claro.
Mi comentario sobre Sartre ya lo he puesto en otro blog.
http://www.lapetiteclaudine.com/archives/005066.html
Jody, he leído tu comentario y creo que ninguno de los argumentos que das -pudiendo ser ciertos todos ellos- sirve para descalificar a Sartre como escritor. En general, ningún argumento sobre la bajeza moral, la ignorancia, la cobardía o cualquier otra cualidad personal de un escritor sirve para descalificarlo como escritor. De hecho, casi ninguno de los grandes escritores que han existido ha sido ejemplo de nada bueno en su vida.
Lo único que descalifica a un escritor es que escriba mal. Y eso no puede decirse de Sartre.
Estoy de acuerdo con las palabras de Carlos, y también he leído con interés tu comentario, Jody. Sartre era un hombre lleno de flaquezas, pero también de grandes virtudes. Era un gigante de cuando en el mundo había una estirpe de gigantes que hoy ha desaparecido. Digamos que casi completamente, para ser optimistas. Comparto la admiración por Boris Vian y por su señora. No tenía que ser tan abyecto el señor para auparse a camas tan señoriales y pasar tan buenos ratos. ¿Impotente? Algunos grandes amantes lo han sido. Pienso que no es cuestión de hacer un santón de Sartre, y no es uno de los míos, pero el simple hecho de que los mismos franceses le borren su cigarrillo de las fotos indica en qué mundo vivieron estos espìritus avasalladores, entregados, incómodos y contestatarios, y en qué clase de tiempos vivimos ahora de vulgar avasallamiento.
La semblanza del País, por supuesto, apesta por todas partes, y no sólo el artículo de Octaví Martí.
Carlos: coincido con tu baile de los palitos seculares. Llamémosle a este siglo el Siglo XIX bis, o siglo XIX Reload.
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