miércoles, noviembre 07, 2007

LUNAR TUNES, DE WALLY WOOD

Lunar Tunes es una obra tan extraña y definitiva como el hecho de quitarse la vida. Las obras finales de los grandes artistas están cargadas, muchas veces, de significación. Sófocles se despidió de la vida con Edipo en Colono, y en el monólogo final de Edipo escuchamos al próspero y longevo poeta trágico que se aparta del mundo con un emotivo lamento. En 2666, de Roberto Bolaño, vemos la voluntad de un hombre que lucha contra el plazo final con el deseo, imposible en todo creador, de contarlo todo sin dejar nada en el tintero. Alex Raymond no sabía que dibujaba la última viñeta de su vida (para Rip Kirby) cuando dibujó el rostro que diría (no tengo la versión original): “Malas noticias. ¡Mi trabajo de investigación ha concluido!”. Yo no sé si Wally Wood había tomado ya la decisión de quitarse la vida cuando escribió y dibujó este apático y en muchos aspectos informe Lunar Tunes, tan malogrado como el propio destino de su artífice. Obra extraña y confusa, paseo sideral poblado de citas, viejos chistes reciclados de las películas y fotografías de revista, Lunar Tunes parece la obra cansada e indolente de un hombre que alcanzó grandes cimas de expresión gráfica y que se despide de su arte sin amor ni odio, sólo con un indiferente encogimiento de hombros, con un humor sin chispa y unas pequeñas dosis de erotismo tan tieso como el protagonista de un funeral. Lunar Tunes, dibujado en 1981, no fue publicada hasta 2005 por Vanguard Productions, y entre ella y el universo satírico-erótico de Sally Forth o el vigoroso trazo de sus historietas para la EC Cómics hay un abismo que sólo puede ser interpretado como el conjuro para el advenimiento de la muerte.

Wally Wood, Lunar Tunes. Vanguard Productions. USA, 2005.

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