Hoy 8 de marzo ha sido (sigue siendo en algunas latitudes) el Día Internacional de la Mujer. Día Internacional de la Mujer no quiere decir Día de la Mujer Internacional, que conste. Las mujeres internacionales no necesitan que les pongan día en el calendario. Este debió haber sido el día de las obreras, de las madres, de las golpeadas, violadas o desaparecidas, de las víctimas del sexismo y del poder salvaje de la economía. Yo no creo mucho en esto de los días internacionales, y seguro que quien me lee tampoco. Son cosas que se inventa la ONU, o cualquier otro organismo internacional, para quedar bien, para que parezca que hay buena voluntad. Es como un día de San Valentín del Corte Inglés de los derechos humanos. Lo mismo que yo no dejo de fumar el Día Mundial Sin Tabaco, no creo que el marido golpeador deje por ello de convertir en saco de boxeo a su santa. Tampoco los empresarios se van a tocar el corazón concediéndole el día libre a sus obreritas, que a veces llegan de muy lejos en autobuses ronchosos para trabajar en sus fábricas por una miseria. Lo dejo aquí, ya que el blues de la maquila no es mi tema, pero sí el de cierta señora que dicen que sabe mucho y tiene un blog al respecto.
Puestos a tener buenos deseos, desearía que este día hubiera sido una jornada de reflexión acerca de las múltiples problemáticas de las mujeres más pobres en los países más precarios, y cómo muchas veces se violan y acallan sus derechos. A veces, las violadas y acalladas también son ellas.
Yo, que me he pasado toda la vida como un ser chiquitito contemplando a las mujeres y reflexionando sobre ellas y su grandeza desde muchos puntos de vista; yo, que siempre me he considerado un vouyeur y un púdico ensoñador de la Mujer, que así, con mayúscula, siempre me ha dejado fascinado; yo, que tengo entre mis filmes favoritos y más queridos El hombre que amaba a las mujeres, de Truffaut, desearía que este día sirviera para algo. Me gustaría que tuviese mucho éxito, y que las actividades desarrolladas beneficiasen realmente a las mujeres necesitadas de este mundo. Quizá este éxito conduciría a la creación de un Día Internacional del Hombre, ese ser antaño cazador y nómada que en los tiempos que corren parece estar tan devaluado.
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