jueves, octubre 28, 2004

JASÓN Y LOS ARGONAUTAS

Siempre da gusto ver película de aventuras de las de antes. Me refiero a ese cine hollywoodense bien hecho que alcanzó su mayor gloria en los años 50, con genios como Raoul Walsh, Jacques Tourneur o Fritz Lang al frente de producciones para toda la familia, banda sonora deslumbrante, cinemascope y technicolor de colores irreales y rabiosos, guiones llenos de episodios trepidantes. Me refiero a películas como El hidalgo de los mares, de Walsh, o La mujer pirata, de Jacques Tourneur, por dar dos ejemplos entre cientos. Da gusto, de vez en cuando, recuperar alguna de estas joyas o joyitas que aún no se han visto, y gozarlas con la misma mirada limpia con que uno contempló estos filmes en la adolescencia. En este ocasión he visto Jasón y los argonautas, película célebre por los efectos especiales de Ray Harryhausen, un hombre que entre los años cincuenta y setenta colaboró en un puñado de films que todavía resisten bien el paso del tiempo. Estamos hablando, claro, de efectos especiales anteriores a la época digital: artesanales, realizados con mucho ingenio, paciencia y meticulosidad, moviendo laboriosamente las articulaciones de los muñequitos para filmarlos en tomas fijas que luego se llenarían de movimiento gracias al milagro de las 24 imágenes por segundo. Tienen esa calidez de los viejos tiempos, ese genio manual y ese talento infinito de este Prometeo hollywoodense que fue Ray Harryhausen.

En este caso la película retoma la mitología griega, que volvería a darle notables resultados en Furia de Titanes (Clash of the Titans, 1981). Los actores y la dirección no van más allá de lo correcto (destaca especialmente Nigel Green como Hércules), pero esto ya es bastante en una producción donde la gran estrella son los efectos especiales de Harryhausen: ese combate a espada de Jasón con un tropel de esqueletos, o Tritón surgiendo de las profundidades marinas para evitar que un alud de rocas hunda la nave Argo (ésta es mi escena favorita, junto a aquellas que reflejan la vida cotidiana en el Olimpo) tienen una contundencia primitiva que las emparenta directamente con la contundencia de los antiguos mitos. La épica banda sonora de Bernard Herrman y la fotografía en Eastmancolor otorgan al conjunto una majestuosidad que rezuma el sabor de toda una época desaparecida del mejor cine de serie B. La modosita Medea interpretada por Nancy Kovack es literalmente devorada por la despampanante Honor Blackman (Pussy Galore en Goldfinger), que presta su cuerpo y expresivo rostro a una Hera más graciosa y guapetona de como nos la presentan las fuentes literarias clásicas.

Jasón y los argonautas (Jason and the Argonauts, 1963). Dirección: Don Chaffey. Escrita por Beverly Cross y Jan Read. Fotografía en Eastmancolor de Wilkie Cooper. Música de Bernard Herrmann. Producción de Charles H. Schneer y Ray Harryhausen. Con Todd Armstrong (Jasón), Nancy Kovack (Medea), Gary Raymond (Acasto), Larurence Naismith (Argos), Niall McGuiniss (Zeus), Michael Gwynn (Hermes), Honor Blackman (Hera), Nigel Green (Hércules). USA-UK. 103 minutos. (***)

3 comentarios:

Carlos César Alvarez dijo...

Es una de mis películas de aventuras favoritas. Los guerreros esqueletos son una maravilla, y todo sin ordenador :-)

El Pobresor Gafapasta dijo...

Es una pena que Harryhausen se haya quedado arrinconado por no trabajar los modernos efectos digitales. Es, claro, un hombre formado en otra época y fue el mejor de su tiempo.

absence dijo...

Gran película. A HArrihausen lo he visto en persona en un par de ocasiones. La última, hace unos cinco años, ya muy viejecito.