Mañana (en realidad, dentro de una hora visitaremos la medianoche) es día de muertos en México. Lo que cuentan las guías turísticas es rigurosamente cierto: se levantan altares funerarios en las casas, en los colegios, en las oficinas, en las cantinas, en los grandes almacenes, en los baños públicos... Las almas en pena vagan por México y exigen atención. Los espíritus noctívagos se rebelan y asoman su rostro monstruoso para caminar por las calles profiriendo alaridos... Como dijo el poeta: ¡Sólo una vez al año los muertos viven un día! Dentro de poco, los descarnados vendrán a tocar a mi puerta exigiendo que les entregue las ofrendas rituales que les corresponden: pan de muerto, huesos de monja, calaveritas dulces... ¡No les va a gustar nada que sólo tenga latas de fabada asturiana para agasajarles!
Durante varios días hay signos que presagian esta cita con los lémures, pues comienzan a suceder extraños acontecimientos... Los objetos modifican su emplazamiento y los retratos de los antepasados cantan sin karaoke; la cama se eleva tres palmos del suelo sin que tengas que cambalachear a tu esposa por Mary Poppins; rostros se dibujan en los vidrios de las ventanas y un vaho de ultratumba permanecerá adherido a ellos durante meses... Yo mismo, ayer por la tarde, tras un esfuerzo que me dejó extenuado, conseguí encontrar la horrible faz de una presencia indescriptible que quizá quiso aparecerse, al menos por un instante putrefacto, junto a sus amados tebeos en la lejana Murcia. ¡Pobre diablo! ¡Criatura digna de lástima! Os ruego una oración por su alma, sin duda condenada.
Durante varios días hay signos que presagian esta cita con los lémures, pues comienzan a suceder extraños acontecimientos... Los objetos modifican su emplazamiento y los retratos de los antepasados cantan sin karaoke; la cama se eleva tres palmos del suelo sin que tengas que cambalachear a tu esposa por Mary Poppins; rostros se dibujan en los vidrios de las ventanas y un vaho de ultratumba permanecerá adherido a ellos durante meses... Yo mismo, ayer por la tarde, tras un esfuerzo que me dejó extenuado, conseguí encontrar la horrible faz de una presencia indescriptible que quizá quiso aparecerse, al menos por un instante putrefacto, junto a sus amados tebeos en la lejana Murcia. ¡Pobre diablo! ¡Criatura digna de lástima! Os ruego una oración por su alma, sin duda condenada.
1 comentario:
Don Melón: me alegro de que te haya gustado mi breve y humorística visión del día de muertitos. Gracias por seguir ahí.
Un saludote.
Publicar un comentario