El gran mérito de Persépolis, afamada obra de Marjane Satrapi, es haber contribuido desde su trinchera a dar a conocer un tema poco conocido: la triste realidad de los iraníes durante la dictadura de los ayatollahs, y en concreto, la hundida condición de sus mujeres. Por otra parte, Persépolis pertenece al comic-verité que ahora ha fructificado más que nunca desde los tiempos de Maus y antes (siempre hay antecedentes para todo) y que parece bien instalado en nuestras librerías especializadas. Sirve, además, para cerrar la boca a quienes piensan que los cómics son un producto exclusivamente dirigido a niños, nostálgicos de la dorada infancia o tarados sin remisión. Leído el tomo 2 de Persépolis, se profundiza en la amarga descripción de un Irán secuestrado por el fundamentalismo donde sus ciudadanos más serviles vigilan y agreden a quienes no desean vivir en el embrutecimiento. Son recuerdos de Satrapi, como toda la serie Persépolis, ya que Persépolis, como todos los lectores de buenos tebeos saben, es la autobiografía de Marjane Satrapi (aquí abajo, en la foto).
Si hablamos de dólares o de euros, Persépolis es al cómic lo que es El código Da Vinci a la literatura. La cornucopia. Satrapi es una sensible escritora de su propia vida, y en Persépolis conjuga con hábil maestría la crítica social y política a un sistema de gobierno abyecto con la ternura de sus historias y el encanto sencillo y minimalista, muy expresivo, de sus dibujos. Resulta curioso que un tebeo cuya gracia no se encuentra precisamente en sus dibujos quede ante quienes no leen cómic como ejemplo de cómic como obra de arte y hasta de obra literaria. Un cómic trascendental. Algo tiene Persépolis de engañabobos y de moda de País de las Tentaciones; algo tiene de pólvora mojada y de rifle de barraca de feria. Por supuesto que tiene su mérito y su encanto: intimismo muy logrado, relatos cortos bien redondeados, denuncia del fundamentalismo árabe, emotividad conmovedora en el desarrollo y conclusión de sus historias... El dibujo de Satrapi es premeditadamente adolescente, como también sucedía en otra obra trascendental: La muñeca de papá. Leídos los dos primeros volúmenes de Persépolis, espero con ganas la lectura de su conclusión para comprobar si el conjunto realza el mensaje general. Al fin y al cabo, Persépolis cuenta la vida de Marjane Satrapi, y una vida así merece ser escuchada. Aunque sólo sea por respeto a quienes padecieron la misma opresión en Irán y no pueden contarlo, bien porque no saben, bien porque no sobrevivieron para poder hacerlo.
Marjane Satrapi, Persépolis I y II. Norma Editorial. (***, de 4).
Marjane Satrapi, Persépolis I y II. Norma Editorial. (***, de 4).
6 comentarios:
Durante algún tiempo rehusé leer Persépolis por culpa del dibujo infantilizado. Sin embargo, una vez vencí ese prejuicio, creo que Persépolis es una obra maestra y que el dibujo que hace Satrapi es el más apropiado para lo que narra.
Por cierto, que en el mismo estilo que Satrapi está David B. con otro extraordinario cómic llamado La Ascensión del Gran Mal, cuatro tomos en Ediciones Sinsentido
Un abrazo
David B. me parece menos accesible. Leí "Persépolis" en la edición de El País, así que me he quedado también en el segundo tomo. Me encanta la sencillez -en todos los sentidos- con la que narra todo.
Creo que deberíamos dar gracias de que la Satrapi sea ya conocida. Gracias, quizás, a cierto progresismo infantiloide, universitario años 70,s.
En cualquier caso ya mucha gente la conoce y ha leido sus comics. Comics que por cierto alcanzan la cumbre de lo mítico, con tan pocos años, si, es una verdadera suerte conocer, leer y poder comprar sus comics. Que tratan de esa vida, denunciable, en un Iran que no es lo que parece, que no es como creemos en Occidente que es.
Como dice la Satrapi, Iran no es todo ni solo fundamentalismo, no, es algo más, es "mi patria, donde he nacido"...y eso es lo que explica la Satrapi por medio de dibujos.
La admiro intensamente!!
No he podido resistir la tentación, hoy cuando he ido a comprar el periodico he visto que vendian "Mogambo".....he querido apartar la vista, he querido conservar mi mito, pero no, no he podido resistir y la he comprado.
Pues espero que disfrutes enormemente de tu mito, Jody. Al fin y al cabo las películas, sean o no míticas, son para disfrutarlas. Ya nos contarás.
Un saludote.
Me acordé de mi amigo Ricardo Vigueras ahora que escucho:
"...ahí fue donde a Lauren Bacall
Humphrey Blogart le juró amor eterno".
De Los fantasmas del Roxi de JM Serrat.
Un abrazo.
nacho mondaca (hb)
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