Cuando la leí por primera vez tenía quince años. Yo a esa edad era un cursi, y Dafnis y Cloe me pareció una novela cursi. Ahora la he vuelto a releer y me ha parecido deliciosa. Ya no soy cursi, y como no lo soy, el ternurismo mágico de Dafnis y Cloe no me ofende porque no me refleja. Antes al contrario, familiarizado con la lírica pastoril, Dafnis y Cloe me ha conmovido por su dulzura e irrealidad, tan remota y sin embargo tan cercana, pienso ahora, a determinados textos de Ionesco, Arrabal o Beckett. Dafnis y Cloe tiene con ellos puntos de conexión. Es decir, que Dafnis y Cloe es hoy inspiradora de buena parte de la representación absurda del mundo, porque la inocencia de Dafnis y Cloe es absurda en un mundo como éste que nutrió dos guerras mundiales, un Vietnam, dos torres gemelas despanzurradas y una democracia en Irak. La obra es un texto escrito en griego por un tal Longo en el siglo III d.C. Se trata de una fábula milesia, que fue como en el mundo clásico se conoció a las primeras novelas, que no se llamaban novelas sino fábulas milesias. Eran una prolongación en prosa de los dramas de la comedia nueva, que a su vez eran un desarrollo posterior y sentimental de los melodramas de Eurípides (que no tragedias) como Helena, Ifigenia entre los Tauros o Alcestis. Dice Lesky en La tragedia griega que a Eurípides no le gustaba el drama satírico, y para sustituirlo por algo que no fuese una tragedia, inventó el melodrama: historias de reconocimiento, de búsquedas y pérdidas, encuentros y desencuentros, amores y desamores, y final feliz. Este fue el germen de la comedia nueva, de la fábula milesia, de la novela, del melodrama y del culebrón.
Dafnis y Cloe son dos bebés expósitos criados como pastorcillos que se enamoran. Se enamoran, pero sufren porque no saben cómo aplacar su amor. Creen que desnudarse y darse calientes besitos es amarse, que retozar en cueros entre la hierba y refrescarse mutuamente en las fuentes es el amor, pero algo falla porque se quedan peor que antes de quitarse las vestiduras. Cuando una astuta vecina, Lycenia, enseña a Dafnis en qué consiste realmente el amor carnal entre hombre y mujer podríamos pensar que la acción de la novela va a llegar inmediatamente a su final, pero no: la mujer advierte que Cloe sangrará la primera vez, y que quizá sienta dolor. El pobre Dafnis se queda peor que antes, porque, piensa el pobre pastorcillo: ¿Cómo voy a causar sangre y dolor en mi querida Cloe, mi querido amor? Y la fábula milesia sigue hasta el final feliz, en medio de incursiones de piratas, raptos y envidias de cabreros que quieren gozar de la belleza de Cloe. Al final, Dafnis y Cloe serán reconocidos por sus verdaderos padres y Dafnis y Cloe llegarán felices al tálamo nupcial, escena en que Longo cerrará su novela con estas palabras: "Dafnis hizo a Cloe lo que le había enseñado Lycenia y Cloe comprendió entonces que lo que antes hicieron en el bosque y al amparo de los arbustos, no había sido más que juegos de pastorcillos".
Admirada por autores de la talla de Goethe y otros muchos durantes generaciones, Dafnis y Cloe pasa por ser la novela griega de belleza más prístina, honda y perfecta, y su belleza ha influido la lírica pastoril durante siglos hasta el punto de que hoy, enterrada definitivamente la temática pastoril, influye sobre otras obras y géneros con su ternura casi irreverente, más que ridícula, para estos tiempos impíos.
Admirada por autores de la talla de Goethe y otros muchos durantes generaciones, Dafnis y Cloe pasa por ser la novela griega de belleza más prístina, honda y perfecta, y su belleza ha influido la lírica pastoril durante siglos hasta el punto de que hoy, enterrada definitivamente la temática pastoril, influye sobre otras obras y géneros con su ternura casi irreverente, más que ridícula, para estos tiempos impíos.
5 comentarios:
Richard tu que andas entrado con todo eso de los griegos...La pregunta es Habra algo que sea de la antigua Grecia osea de los clasicos, que no sea digno de revisar o releer?
atte. felix!
Qué bonito post Ricardo.
Ricardo, eres de las pocas personas que de un argumento narrativo provocas que un libro se busque, cuando usualmente un argumento nos mueve a poco o no es suficiente para avistar las propuestas de un libro.
Encontré la traducción de Juan Valera. Sobra decir que tú leíste la novela en griego, ¿es así? Sería interesante que mirases los primeros dos o tres párrafos de la traducción (del link que ofrezco) para que nos digas si es buena o no.
Saludos.
acabo de releer la novela en la traducción de Juan Valera, que me ha parecido magnífica. Y me ha pasado como a ti. No la había leído antes pensando encontrarme algo ñoño y empalagoso y en cambio, me ha resultado tan delicado como artificioso. Qué arte tienen los griegos para bordear los abismos. La trama tan absurda como seductora es una muestra de la literatura escapista, esa que tanto consumimos antes.
El texto invita a la ensoñanción de un mundo precisamente idílico, y los pasajes de la desazón erótica me han resultado más evocadores que mucha literatura digamos erótica
has de disculpar lo infantil de mi comentario pues solo tengo quince años,pero a comparacion de ti la novela me fue simplemente exquisita,aunque el final es muy apresurado dados los problemas que atravaseron.
tu reseña es muy buena
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