lunes, octubre 10, 2005

EL LIBRO DEL TÉ, DE KAKUZO OKAKURA.

Alguien ha dicho que el hombre es a los diez años un animal, a los veinte un loco, a los treinta un fracasado, a los cuarenta un farsante y a los cincuenta un criminal. Tal vez termine así porque nunca superó su naturaleza animal (El libro del té, p. 96).

Mis escarceos con la literatura oriental fueron actos de amor en trenes de paso. Recuerdo con especial cariño los Cuentos de Ise, de Ariwara No Narihira, El libro de los cinco anillos, de Miyamoto Musashi, y sobre todo, en mi tierna adolescencia, la lectura de una obra que quisiera recuperar en su versión extensa, El loto Dorado, una obra maestra de la narrativa pornográfica china del siglo XV que mezclaba sexo y aventura en estimulantes dosis, sobre todo para un jovencito. Un gran amigo me regaló El libro del Té, y me lo bebí mientras bebía el charco por enésima vez hace unos días. Entretuvo el té mi sopor atlántico y concedió a la migración una textura perfumada y violácea, casi gongorina, llena de flores y de aromas exóticos. Kakuzo Okakura (1862-1913) publicó en 1906 este Libro del Té, una obra donde Okakura, arrebatado por una honda nostalgia ante el Japón milenario que se derrumba, entona un canto de cisne ante una vieja tradición que en sí misma traducía una espiritualidad y entrañaba una filosofía de la vida: la del ritual sagrado de la preparación del té. Mientras cruzaba las turquesas cortinas se aproximó un sobrecargo para preguntarme si mi lectura consistía en un manual para la preparación de té; afirmaba que su hija era muy aficionada a esta infusión. Tuve que explicarle que no, que el libro era en realidad un tratado de estética aplicado a la preparación del té, algo muy alejado de lo que, posiblemente, pudiera haber interesado a su hija. La obra está llena de encendidas descripciones y pasajes de una belleza arrebatadora. Su lectura deja una calma espiritual que debiese ser recurrente, por lo que su lectura es más que aconsejable. No sé si estaré muy viejo para impregnarme de sus conceptos y saludar primero a las flores que a las personas cuando entre en una estancia. La cita que Okakura recoge en su obra y que yo he reproducido al principio de este blogo me dejó pensativo. A mis 37 años, cronológicamente situado entre el fracasado y el farsante, sólo puedo dar fe de lo primero (como también del animal y el loco). El tiempo rubricará, si lo cree pertinente, al farsante y al criminal.

9 comentarios:

Jody Dito dijo...

Como "criminal" hecho y derecho, preguntarte que donde has dejado a Yukio Mishima. Me arrebató siendo un auténtico "animal"

Flakushis dijo...

Sobresaliente cum laude... y por unanimidad... ¡No cualquiera! Un abrazo.

El Pobresor Gafapasta dijo...

Jody: tienes razón. Me olvidé del gran Mishima: "El pabellón dorado","Confesiones de una máscara", y esa otra novela maravillosa con un título que ya es una obra maestra: "El marino que perdió la gracia del mar"... Formidable escritor. La película de Schrader también me gustó mucho.

El Pobresor Gafapasta dijo...

Don Melón: gracias siempre por sus buenos deseos. El manga y el animé... Tan denostados por los "viejitos" que no se reciclan (creo que no soy uno de ellos) está haciendo mucho por difundir la cultura oriental a todos los niveles. Hace veinte años era imposible encontrar un jovencito que estudiara japonés, y ahora... Venga, hasta el lunes (¿pasa algo el lunes?)

El Pobresor Gafapasta dijo...

Vaya, Jorge. Interesante libro. ¿Es la novela el Loto Dorado? ¿Cuántas páginas tiene? Tusquets publicó una versión mayor en su colección La sonrisa vertical, ya que las traducciones que han circulado por occidente están comprimidas, no abarcan la obra original, como las ediciones de otro clásico, este inglés, My secret life.

Creo recordar que El loto dorado era una mezcla de amor y aventuras, pero con pasajes muy explícitos en cuanto a sexo. Era como Emilio Salgari cruzado con Emanuelle. ¿Seguro que no es pornografía?

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Saludos a tanta...no sabría cómo expresarlo tras la tremenda sequía de personas que hablasen como vosotros...del gran Mishima su obra y 'tanto té'...Estoy fascinada por Kakuzo san...me gustaría poder tener algo que ver con vosotros...acompañadme en mi soledad...yo he llegado al punto de mi vida en que toca ser una fracasada...probablemente así sea puesto que la sensación de tristeza y nostálgia es cada vez más honda...el asesinato...de uno mismo...la muerte interna del sueño que jamás existió.

María

El Pobresor Gafapasta dijo...

Hola, María. Bienvenida a esta humilde página. No es éste un blog muy popular, aunque ya sean frecuentes de esta página algunas personas muy valiosas y a quienes estimo enormemente. Ojalá tú llegues a ser también una habitual. Quiero que sepas que todos, en algún momento de nuestra vida, hemos sentido la hiriente soledad y hemos creído en nuestro fracaso existencial absoluto. Es una vana ilusión, todo pasa y siempre llega un mañana mejor, te lo aseguro. Un abrazo, y seguimos en contacto.

Ricardo

Anónimo dijo...

Hola, saludos a todos, vivo en Venezuela, llevo 9 años de graduada y cuando estaba en la universidad una gran profesora me habló del Libro del Té, espero sea el mismo...siempre he querido encontrarlo pero ni siquiera sabía cómo buscarlo.
Ella me comentó, con mucho cariño y emoción, que en ese libro salía el orígen de mi nombre y de cosas maravillosas, ahora que leo lo que está arriba me llama mucho más la atención y saber si es el mismo, me llamo Sikiú, escribo desde Venezuela y me gustaría saber cómo adquirir el libro...gracias, espero me puedan ayudar y poder seguir leyendo este blog...un abrazo

Anónimo dijo...

*~* Kiú *~*

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Te llevará a otra página para que descargues una copia digital del libro que andas buscando

Saludos