jueves, noviembre 30, 2006

ÚLTIMAS COMPRAS

Acabo de recibir un paquete con mis últimas compras en Amazon, que es mi librería favorita, sobre todo por sus estupendos descuentos. Les comparto: el tomo 6 de Modesty Blaise, The Hell Makers, donde finaliza el trabajo que mi llorado Jim Holdaway realizase para mi chica favorita de la historia de los cómics. Romero le sustituyó cuando la historia The War-Lord of Phoenix se encontraba en pleno desarrollo, y a pesar de que Romero hizo un trabajo espléndido, podemos seguir llorando a Holdaway hasta el día en que necesitemos que nos lloren a nosotros. La edición de Planeta no está mal, pero el inglés cockney de Willie Garvin merece leerse en la versión original de Titan Books. Otro caso de versión original insustituible, pero ahora con mayor razón, es Krazy Kat, de la que se anuncia en España edición inminente. Aquí sí que no valen coplas: como en el caso de Thimble Theater o Li´l Abner, Krazy Kat traducido a cualquier idioma pierde el 75 por ciento de su encanto original. De Krazy acabo de recibir el volumen que recopila las estupendas dominicales a color de 1937-1938 de Fantagraphics Books.

Sigue el primer Wonder Woman escrito por Greg Rucka: The Hiketeia. La chica de Themyscira es uno de mis tebeos de piñón fijo, y la única serie que sigo al día en su edición usaca (más que por su calidad, a veces muy relativa, por ser una puesta al día de la mitología griega). Luego un tocomocho que parece guía telefónica llamado Essential Marvel Horror recopila en blanco y negro todo The Son of Satan, una serie setentera que me impresionó en mi tierna infancia y que jamás había vuelto a ver editada. Estos Essential de Marvel son tomos gordos y baratos, en blanco y negro, que tienen un añejo encanto a Vértice muy apropiado para completistas. Qué gracioso que, tantos años después, Marvel descubriera a Vértice.

Y por fin, la joya de la corona: el Absolute Sandman, vol. 1. Mi Sandman quedó interrumpido a mediados de los 90, cuando colgué mi cabeza en Mexamérica. Es una buena oportunidad para completar la colección. Este volumen tiene más de 600 páginas y publica la primera parte de la serie con un nuevo color y en edición de lujo en tapa dura. No creo que todos los dibujantes del Sandman aguanten una ampliación de tamaño a edición de libro de arte, pero veremos qué tal. En general, la colección Absolute es recomendable.

Como ven, puedo comprar más tebeos de los que puedo leer (por no hablarles de las pilas de libros de literatura-seria-sin-dibujines-más-propia-de-mi-edad que tengo acumulados). Creo que tengo un probema del carajo. ¿Qué hago? ¿Dejo de comprar?¿Es sólo consumismo, doctor? ¿Acaso es tiempo de tener un hijo? ¿Ustedes qué piensan?

miércoles, noviembre 29, 2006

INFILTRADOS (THE DEPARTED, 2006)

Vaya por delante que The Departed (traducida en México y España como Infiltrados) es un peliculón excelente y una de las mejores obras que nos han llegado desde territorio usaca en este 2006. Sin embargo, a mí no me ha gustado tanto como Bandas de Nueva York o Casino, obras también magistrales de esta leyenda viva que es Martin Scorsese, un tipo que, independientemente de los resultados, siempre es una buena razón para abandonar la cálida madriguera del hogar y visitar uno de esos abyectos lugares que son los cines (donde no se puede fumar, donde no se puede beber tequila, donde hay que aguantar la peste a palomitas y fritangas de los demás, donde uno tiene que soportar sus comentarios en voz alta, o peor aún, que usen el teléfono móvil durante la proyección…). No, no me gusta acudir al cine, pero estaba dispuesto a disfrutar de Infiltrados, ya lo creo. Tanto que lo primero que hice fue exigir que el acomodador regañase al pedazo de bestia del proyeccionista, quien, mientras proyecta el film, mira la televisión, y a veces (ya me pasó con Babel en la misma sala), puedes escuchar con mayor nitidez las tonterías de Adal Ramones que lo que sucede en pantalla. Después de comprobar con mis propios ojos que el acomodador acudía a regañar al proyeccionista (que sí, bajó el volumen de su tele y no me molestó en lo más mínimo), me senté a disfrutar del film arropado en el correspondiente silencio que pagamos con nuestro dinero.
Digo que no me ha gustado tanto como Casino o Bandas de Nueva York. No tiene ni la circense concepción y ejecución de la primera ni el romanticismo de la segunda. Cuestión de gustos, nada más. Infiltrados es otra cosa, una película sin afectaciones líricas ni crescendos musicales o estilísticos. Su mayor mérito, si es que uno sabe apreciar estos méritos, es su sequedad formal, la contundencia en la exposición de su relato, la vertiginosa sucesión de acontecimientos, ese conceptismo cinematográfico donde nada sobra y nada falta. Es una película a disfrutar como se disfruta de una novela del maestro Jim Thompson: una exposición descarnada y sin moralismos ni anatemas de una historia que va al grano con una dureza que tampoco se recrea en la fiesta de la sangre. Los personajes entran y salen, matan y mueren con una dignidad estoica. No cabe duda de que el último asesinato de la película (donde incluso la víctima hunde los hombros como si expresara: Bueno, acaba de una vez porque estoy hasta las napias) refleja a la perfección el espíritu de esta película, el arte del buen matar y morir de las películas de gángsters de Scorsese.
De nuevo una historia de gángsters, una buena, algo que hay que celebrar cuando ocurre, que no es todos los meses. Una curiosa revisión de un filme hongkonés que, curiosamente, parece una revisión de White Heat, de Raoul Walsh (además, hay por lo menos dos homenajes al cine clásico: uno a Psicosis, y otro a El tercer hombre). ¿O será solo el tema de los infiltrados lo que me recuerda White Heat (uno en una banda criminal que a su vez mantiene a otro infiltrado en la policía: formidables Matt Damon y Leonardo Di Caprio, esta vez estos nenes sí me convencieron). Una película de gángsters irlandeses, y uno no sabe si la mafia irlandesa hubiese sido italiana si el papel que ejecuta estupendamente Jack Nicholson hubiera sido aceptado por Robert De Niro. No cabe duda de que el personaje hubiera adoptado otro giro más severo: la escena del cine porno (con Nicholson sorprendiendo a Matt Damon con un dildo de tamaño respetable) no creo que la hubiera rodado un tipo tan circunspecto como De Niro. A pesar de lo que algunos nos temíamos, Nicholson está comedido en esta interpretación, bien controlado por un Scorsese que no deja que su papel de príncipe de las tinieblas se convierta en el de un nuevo Joker desmelenado. Infiltrados (The Departed en inglés, un título con implicaciones más metafísicas que el de su pobre traducción) es una buena razón que los amantes del cine negro tienen para ir de nuevo al cine a disfrutar de un producto, si no genial, sí conducido a buen puerto con verdadera mano de maestro. Scorsese nada menos. Canelita en rama, chochito. (****, de 5)

martes, noviembre 28, 2006

FICHAS TOUTAIN XXXVI: FRANK GODWIN

El elegante Frank Godwin es otro de esos autores que la crítica y la historia del cómic consideran fundamentales, pero de quienes poco hemos leído. Yo, al menos, sólo tengo referencias muy entusiastas, pero nunca he tenido la oportunidad de leer una sola historia de Connie. Otro clásico a recuperar, pero al paso que vamos nos moriremos antes de tener una cabal cultura del medio. La ficha la escribió, en este caso, Salvador Vázquez de Parga.

Clicar sobre las imágenes para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.

miércoles, noviembre 22, 2006

LA VENGANZA DE MAIWA

Compré este volumen, La venganza de Maiwa, en la sección de ofertas de una librería de Madrid. No venía solo, sino que lo acompañaron tres volúmenes más de este soberbio escritor. Todos juntos me costaron tres perras gordas.

Desde mi adolescencia, Hery Rider Haggard ha sido mi autor favorito de novela de aventuras. No me considero un experto del género, no soy un Fernando Savater en la materia, pero he leído a unos cuantos, como los hemos leído casi todos. Rider Haggard siempre ha sido mi favorito, quizá por esa mezcla tan sabia que tenía para mezclar aventura, violencia, peligrosidad y lirismo con una fina y recreación de la vida de los pueblos africanos. Todo empezó con un profe de inglés que nos mandó leer a los 15 abrilitos una adaptación en inglish pitinglish de Las minas del rey Salomón. Como yo tenía por casa una traducción de la obra completa, me dije: "Voy a leerme esta coña marinera para enterarme bien de qué va este rollo". ¡Las minas del Rey Salomón! ¡Con la de veces que me había tragado la peli de Stewart Granger y Deborah Kerr en matinés de domingo! Comencé el libro y descubrí que la película nada tenía que ver con la novela, descubrí a un gran poeta de la vida africana, y descubrí sobre todo al gran personaje de Rider Haggard: el inolvidable, amargo, viejo y resignado cazador Allan Quatermain, a quien los zulúes llaman Macumazán, "el hombre que vela durante la noche". Desde aquella sorpresa inicial, he comprado todo cuanto ha caído en mis manos de Rider Haggard, sobre todo si la novela pertenecía al ciclo protagonizado por Quatermain. Y no ha sido fácil, porque salvo la historia del tesoro de Salomón, Rider Haggard ha sido un autor publicado en España con cuentagotas.

Esta La venganza de Maiwa es una obra menor dentro del ciclo de Quatermain, sin los elementos más líricos, románticos y fantásticos que adornaron las mejores novelas de este autor para este personaje. Cierran este volumen, nacido para ser saldado, tres relatos amenos, pero también poco sorprendentes, en los que Allan Quatermain se enfrenta a las fieras de la selva. Ya iré dando cuenta de los otros tomos en otra ocasión. Aun siendo un Rider Haggard menor, es una lectura que merece la pena. ¿O quizá lo defiendo por nostalgia? (Como dato curioso debo decir que el escritor Alan Moore rescató a Allan Quatermain para su tebeo la Liga de Hombres Extraordinarios, y en la gran pantalla fue interpretado por Sean Connery).

Henry Rider Haggard, La venganza de Maiwa. Ediciones Abraxas. [Allan Quatermain, 3]. Barcelona, 2001.

martes, noviembre 21, 2006

FICHAS TOUTAIN XXXV: CARLOS GIMÉNEZ

Una de mis colaboraciones más queridas se la debo al infatigable Antonio Busquets, quien me invitó a participar en el Homenaje a Carlos Giménez que su sello Flash Back editó en 2003. Escribí un artículo titulado El distanciamiento gimeniano, que también colgué en esta bitácora y que puede ser revisado clicando aquí. El mismo Carlos Giménez me envió un correo electrónico agradeciendo mis palabras, y por supuesto que flipé en colores (un pobre transterrado como yo, recibiendo un emilio de Giménez). Ni que decir tiene que Giménez es uno de los más grandes de los grandes de toda la historia del medio, y afortunadamente, Glénat está recuperando toda su obra anterior y publicando la que este artista insuperable y genial sigue produciendo. La fichita de hoy, como es natural muy desfasada, la escribió Manuel G. Quintana.

Clicar sobre las imágenes para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.

lunes, noviembre 20, 2006

MATCH POINT (2005)

La vi en enero y apenas escribo ahora sobre esta película. No puedo hacer una reseña muy acá, pues ha pasado el tiempo, que es lo que pasa cuando sólo pasa la vida. La crítica puso Match Point por las nubes, y mi abuela Juana también. Mi abuela Juana estudia a sus 79 años para sacarse el graduado escolar, pero el graduado escolar es algo intrascendente cuando se han cumplido 79 años y uno sabe que nunca llegará a ser ministro. Mi abuela continúa asistiendo a la escuela desde hace quince años, pero a ella el graduado escolar le importa un chícharo. Lo que quiere, asegura, es el aprendizaje, no la obtención de un título. Esta es la razón por la cual, cuando toca un examen que ya debería haber aprobado hace más de una década, se fuma la clase y se va al cine.
Mi abuela se fuma las clases, y además se ríe
Y ahí estaba mi abuela, en la puerta del cine. Quería ver una de tiros, que son las que más le gustan, pero no, que la de tiros se la habían quitado y sólo le quedaba Match Point. Cuando el acomodador le dijo que la película era de Woody Allen, mi abuela se llevó una amarga sorpresa: "¡Madre mía! ¡Si lo sé no me fumo la clase! ¡Con lo mal que me cae ese Booby Allen que tanto le gusta a mi nieto Ricardo!". El acomodador, viendo a mi abuela tan compungida en la puerta del cine, muy caballero murciano él, quiso averiguar cuál era la causa de su congoja. "Pues que venía al cine a ver una película, y me la han quitado -explicó mi abuela-; las demás ya las he visto, y sólo me queda ésta de Booby Allen, que es un artista que yo qué sé…¡Pues que nunca le he visto la gracia, las cosas como son!". El acomodador se atusó el bigote y se ajustó mejor la gorra antes de responder: "Esta película no es como las demás de Woody Allen, señora, hágame caso. A mí ese Woody Allen tampoco me gusta, pero esta película es muy interesante y tiene unas imágenes muy bonitas". Mi abuela, persuadida por las palabras del acomodador, decidió entrar en el cine y meses más tarde me confesaría cuánto le había gustado: "Es la primera vez que me gusta una película que te gusta a ti". Mi abuela es un ángel, y por eso le perdono la grave omisión de no recordar que fui yo quien le recomendó en su tiempo El silencio de los corderos, film que también hizo sus delicias, como las de todo el mundo en aquel tiempo. Y bueno, yo quería hacer una crítica de cine y me ha salido otra cosa, pero no en vano esto es una bitácora de internet, uno de esos blogs que el diablo se lleve con escasa credibilidad social…
Scarlett Johansson
Y que iba yo en mi avioncito nuevo de Aeroméxico acuchillando turquesadas cortinas cuando consulto la programación del minicinito avionero, y veo que entre la oferta se encuentra Match Point. Era una buena oportunidad para volver a disfrutar de este clásico en ciernes, pero sobre todo, oportunidad de disfrutar de algo que la cartelera murciana me escamoteó en enero: la versión original, en este caso sin subtítulos.

Muy bien le ha ido a Match Point, penúltima película estrenada de Woody Allen. Todo el mundo la ha puesto por las nubes, éxito de crítica y éxito de público, algo que al viejo Woody no le sucedía desde, por lo menos, Hannah y sus hermanas, mucho antes de que Mia Farrow le obligara a salir del armario de Soon Yi. Match Point es una nueva disección de los conflictos adonde conduce el deseo humano, y disección, término frío y profesional, es un sustantivo adecuado para definir este film, ya que también Match Point tiene mucha pasión entre sus personajes, pero presentada de manera fría y profesional. Chris (Jonathan Rhys Meyers), un trepa que recién llegado a Londres se gana la vida como profesor de tenis de la clase púdiente inglesa se casa con Chloe (Emily Mortimer), la hermana de uno de sus alumnos, Tom (Mathew Good), quien a su vez tiene un romance con una descocada americanita aspirante a actriz (Nola, interpretada por Scarlett Johansson). Una vez casado con Chloe, e interrumpida la relación entre Nola y Tom, nuestro amigo el trepa comienza una tórrida relación amorosa con Nola. El primer encuentro de ambos ya echa chispas, como pueden ver en este Tutubo.



En realidad Match Point es un viejo tema obsesivo de Allen, presente en su carrera al menos desde Delitos y faltas, donde la historia paralela del personaje de Martin Landau se desgaja en esta ocasión para constituirse en película propia. Match Point, sin embargo, es mucho más fría que Delitos y faltas, pero también por eso, más formalmente perfecta. Mucho se ha comentado cómo en esta obra Allen cambió su New York natal por un Londres exquisito y monumental cuyo tufo a vieja Europa está perfectamente retratado desde fuera, con fruición de turista, por este norteamericano cada vez más asilado en Europa. La perfección formal de Match Point, debo decirlo, no deja de parecer un ejercicio manierista lleno de una hermosura carente de la calidez de las películas neoyorkinas de su autor, que en filmes como Manhattan, Hannah y sus hermanas o Broadway Danny Rose retrata a la clase media alta neoyorkina y le confiere de un humanismo cálido y una campechanería que Allen no parece sentir por estos ingleses de clase alta, gélidos en el fondo como el hielo de sus scotch whisky. También existe más piedad por sus personajes norteamericanos que por éstos, y creo que sólo habría que revisar comparativamente Delitos y faltas para contemplar cómo nuestra conciencia, hasta cierto punto, se pone del lado de Martin Landau hábilmente conducida por la sabiduría expositiva de Allen. Sólo el personaje compuesto por la deliciosa Scarlett Johanson parece salvarse en este ejercicio gélido y bello que es Match Point. Como buena americanita surgida de la nada, este personaje apasionado, tierno y trágico, se lleva la palma dentro de una película llena de aciertos y maestrías, filmada con cierto capricho curioso y escrutador de entomólogo. Llevo años diciéndotelo, abuela: Woody es mejor chico de lo que parece. Para terminar, les enlazo otro tutubo con Scarlett (doblada al italiano), donde pueden apreciar muy bien su belleza por medio de unos primeros planos más que certeros.


Match Point. Dirección: Woody Allen. (****, de 4)

miércoles, noviembre 15, 2006

EL ETERNAUTA: EDICIÓN DEL CINCUENTENARIO

Vía Foro Eternautas me entero de que los argentinos van a celebrar por todo lo alto el cincuentenario (2007) de su personaje emblemático de los cómics: El eternauta, de H. G. Oesterheld y Solano López. El Eternauta, que comenzó a publicarse en 1957 y que tuvo dos continuaciones y hasta segunda versión (fallida) dibujada por Alberto Breccia, es una de las grandes obras maestras de los cómics de todos los tiempos, una obra capital que se adelantó en varias décadas a su época y que, leída hoy, deja el regusto de estar leyendo un cómic recién escrito y dibujado, pero mejor. La nueva edición aparecerá, dicen, a más tardar a principios de diciembre de este año, y aunque no contiene material de rescate, sí será mucho más digna que la excéntrica edición rascacielos de Récord. Parece ser que habrá un prólogo y un epílogo bastante enjundiosos, y sería deseable que tanto la calidad del papel como la impresión estuviesen a la altura de tan magno acontecimiento como los primeros cincuenta años de una obra redonda y absoluta. ¿Algún librero piadoso la distribuirá en España? O mejor aún: ¿la editará Planeta con la misma calidad que ya hizo con Mort Cinder?
Y pasando a otro cincuentenario, y de este mismo año al que pronto despediremos, ustedes con doce uvas, yo con doce aceitunas rellenas: Ediciones B editará en diciembre una mítica aventura de El Capitán Trueno: Chandra el usurpador. Escrita por Víctor Mora y dibujada por Ambrós en estado de gracia para las páginas centrales de la revista Pulgarcito, el extravagante formato ciclorama en que fue inicialmente publicada había hecho imposible su reedición en aceptables condiciones. Ediciones B nos devuelve el esplendor de Chandra en una edición de lujo en formato calendario de pared (¡¿?!), para que los truenófilos de toda la vida se la pidamos a los Reyes Magos por Navidad. Cartoné, buen papel a color y restauración. Merecerá la pena. El único pero es que se tratará de una edición numerada y limitada, no sabemos de cuántos ejemplares. A ver si al final nos tendremos que dar de hostias por el tebeo y mandar a tomar por saco el espíritu de la Navidad.

martes, noviembre 14, 2006

RAFAEL RAMÍREZ HEREDIA

La madrugada del miércoles 25 de octubre nos trajo la triste noticia de la muerte de Rafael Ramírez Heredia con 67 años. Precisamente en estos días finalizaba yo la lectura de Trampa de metal (1978), una obra más técnica que verdaderamente efectiva, apenas un atisbo de la maestría que llegaría a alcanzar el futuro autor de obras maestras como El Rayo Macoy, los excepcionales relatos del volumen Del trópico o la imprescindible novela La Mara, obra magistral de la moderna narrativa mexicana que el tiempo marmoleará entre los clásicos. Se murió Ramírez Heredia y al final tuve que quedarle mal, hecho que lamento con hondura y que comparto públicamente para mi vergüenza.

Yo me hallaba en Mérida, Yucatán, hace un par de años. Asistía a un congreso sobre comida y literatura denominado En gustos se comen géneros. Mi ponencia versaba sobre la recreación de la comida de los antiguos romanos en modernas novelas policiacas de género histórico. Rafael Ramírez Heredia había participado también con una conferencia magistral en la que aprovechó el tema para insultar públicamente al presidente Arbushto y llamarlo imbécil. La sala repleta se atiborró de palmas, de bravos y de olés que debieron complacer a este narrador torero que fue Ramírez Heredia. Asistí con alborozo al acto, me gustó el vitalismo de aquel hombre, su prosa vibrante, sus bigotes decimonónicos, su actitud combativa de intelectual progresista. Ni que decir tiene que aquel ídolo de multitudes me resultaba desconocido, pues nada había leído hasta entonces del maestro (muy mal por Vigueras). El congreso prosiguió, hicimos una visita nocturna a las ruinas de Uxmal. Comimos queso asado en un merendero próximo al fulgor todavía latiente de los mayas. En Uxmal contemplé el cielo estrellado más impresionante y amedrentador que he visto en mi vida y recordé a Nietzsche y a Góngora. Viajé de regreso a Mérida sentado detrás de Helena Poniatowska y Laura Esquivel, quienes conversaron apasionadamente durante dos horas, no sobre literatura, sino sobre trapitos, perfumes y colguijes. Vivir para oir.

La última noche de congreso las botellas corrieron, y algunas lo hicieron hacia el interior de mi estómago. Clausuré la melopea en mi cuarto con un cuarto de tequila blanco. Madrugué mucho y a las cinco y media de la mañana me hallaba en el recibidor del hotel, aguardando a que llegase el chofer de una camioneta que me conduciría al aeropuerto. Todavía no amanecía, y todo el hotel estaba impregado de esa luz de libro viejo que poseen los hoteles decadentes o de provincias donde todos los botones parecen un Spirou que no llegó a nada en la vida. En aquella soledad ocre llegué a sentir un poco de miedo. Fumaba para ahuyentar los bichos de la inquietud.

De repente se abrió la puerta del ascensor, y en vez de descubrir a un psicópata armado con un hacha, vi recortarse en la puerta a Rafael Ramírez Heredia. Fue directo hacia donde me hallaba y me dio una palmadita en el hombro como si me conociera de toda la vida, se sentó frente a mí y comenzó a darme conversación en aquellas legañosas horas de la madrugada. Debo decir que quedé enormemente sorprendido, pues a lo largo de mi vida he tratado con algunos escritores y académicos célebres y jamás me había encontrado con alguien con un carácter tan cordial como el de este escritor. En idéntica circunstancia, lo normal hubiera sido que el divo de turno se quedase merodeando alrededor de la conserjería del hotel, preguntándose con aspecto huraño quién sería aquel piojo que pugnaba contra el sueño en un sillón del vestíbulo. Por supuesto, Ramírez Heredia era un vitalista, un hombre enamorado de la vida y de las letras en la mejor tradición del gran Blaise Cendrars, y bajo ninguna circunstancia se hubiera permitido dejar pasar una oportunidad, una sola, de entablar conversación con un ser humano en cualquier circunstancia propicia. Durante quince minutos charlamos de diversas cosas, comenzando por las que rodeaban al congreso propiamente dicho: el banquete de queso asado, que Ramírez Heredia comió con fruición rodeado de admiradores a quienes él trató como colegas, la visita nocturna a Uxmal. Mostró interés por el tema de mi ponencia. Recuerdo que al principio le traté de usted, formalidad que él atajó enfáticamente: "No vuelvas a tratarme de usted". Le pregunté por su obra en proceso y comenzó a hablarme con pasión, la voz en alto y los ojos encendidos, de la novela en que trabajaba entonces y que acabó publicándose como La Mara:

—Es una novela sobre la inmigración, pero no sobre la inmigración de la que tanto se habla; no la inmigración de mexicanos a Estados Unidos, sino sobre una mucho más dramática que nadie ha abordado hasta ahora: la inmigración de guatemaltecos a México. Personas que quedan varadas en los villorrios de la frontera, que tienen que prostituirse para sobrevivir, que malviven hacinados en cuartuchos, que entran en las filas de la Mara Salvatrucha… Gente a quienes los oficiales de la migra mexicana tratan mucho peor que como a nosotros nos tratan los gringos. Para entrar en México, yo he estado ahí, he visto cómo los guatemaltecos aguardan en la selva escondidos a que pase un tren de mercancías, y entonces, cuando pasa junto a ellos, una multitud abandona la maleza y salta hacia el tren y se aferra a cualquier agarradera. Yo he estado ahí y lo he visto -volvió a insistir-. ¡Yo mismo he tomado ese tren en la selva!

—¿Y cómo se titulará esa novela? -quise saber, ya bastante interesado en el tema de la novela, y con ganas de devorarla de una sentada. Ramírez Heredia tenía esa gran capacidad de persuasión de la que carecemos la mayor parte de los seres humanos.

—¡Satanachia! -respondió con énfasis. Debí hacer algún gesto de extrañeza, porque enseguida apostilló-. Es un nombre inventado, claro, el nombre de un río imaginario: el que separa Guatemala y Chiapas, Chiapas y Satanás: ¡Satanachia!

Satanachia. A esas alturas de nuestra conversación yo me hallaba completamente cautivado con aquel hombre pequeño de enormes y singulares bigotes. Volvió a abrirse la puerta del ascensor, y con pereza se unieron a nosotros tres congresistas más. No tardó en llegar el chofer para conducirnos al aeropuerto, y durante el viaje, Ramírez Heredia volvió a contar el argumento de su novela a los demás pasajeros de la camioneta. Eso sí, insistiendo una y otra vez a quien rompía la única regla áurea del divertido trayecto: "¡No vuelvas a tratarme de usted!"

Sólo Ramírez Heredia y yo íbamos a tomar aquel madrugador vuelo al Deefe. Se separó de mí para dirigirse a la línea de pasajeros de clase premier. "Nos vemos en México", me dijo antes de formarse en su fila. Por supuesto, yo no tenía ni la más mínima esperanza de volverlo a ver en mucho tiempo, aunque me había prometido encontrar sus libros y leerlos. El vuelo duró las dos horas cortas acostumbradas, dos horas durante las cuales dormité con enorme gusto. Al desembarcar del avión, me quedé de una pieza al darme cuenta de que Ramírez Heredia me esperaba en la salida.

—¡Vamos! -me dijo como un general, antes de echar a caminar a paso marcial- Te acompañaré hasta tu puerta de embarque.

Durante los cinco o seis minutos que tardamos en llegar a la sala donde debería esperar el avión de Juárez continuamos hablando de esto y de lo otro. Me contó que tenía un piso en Madrid, y muchos amigos en España, que le encantaba el vino rojo de la Ribera del Duero... Antes de despedirse, extrajo una tarjeta de presentación de su cartera y me la tendió.

—Sigamos en contacto. Escríbeme.

Balbuceé que así lo haría mientras él echaba a caminar lejos de mi vista. Antes de desaparecer por una escalera mecánica, se volvió de nuevo hacia mí y me señaló con el dedo: "¡Escríbeme!"

Y esta es mi anécdota con el escritor mexicano que nos dejó para siempre hace unas semanas. Ni que decir tiene que en cuanto llegué a Juárez busqué sus libros en la biblioteca universitaria y leí El Rayo MacCoy y Del trópico. Ni que decir tiene que los relatos de su libro Del trópico me fascinaron por su facilidad para recrear ambientes y evocar colores, aromas, sabores… Para construir un universo de sensaciones alrededor de la lectura capaz de transportarte muy lejos. Investigué más y descubrí que Ramírez Heredia había sido uno de los renovadores de la novela negra escrita en español durante los años 70. Siempre tuve el pendiente de escribirle. Primero no lo hice porque me daba vergüenza que me leyera sin conocer más su obra. Luego no le escribí porque no era capaz de decirle nada sobre su obra que no fuesen vaguedades intrascendentes. Luego no le escribí porque esperaba mi confirmación como coordinador de la Maestría en Cultura e Investigación Literaria para, conocedor de su amplia experiencia como tallerista en México y en el extranjero, invitarle formalmente a visitar nuestra universidad para impartir un curso a nuestros estudiantes. Luego no le escribí porque Rafael Ramírez Heredia se me murió el 24 de octubre.

Quede aquí, como signo de mi vergüenza y arrepentimiento, esta breve semblanza de un breve encuentro. Quede aquí este escrito, un poco como homenaje al narrador que se ha ido y como penitencia por el e-mail que nunca le escribí. Ojalá, maestro, allá donde estés reconozcas que, al final, pinche pendejo de mí, he tenido que escribir este rollo tan largo para pedirte perdón por no haberte escrito nunca un breve correo para decirte algo así como: "Hola, qué tal. Sigue escribiendo así de cojonudo, porque tu literatura nos hace un montón de falta".

Publicado en El Reto de Ciudad Juárez, # 361, 10 de noviembre de 2006

lunes, noviembre 13, 2006

FICHAS TOUTAIN XXXIV: PAUL GILLON

Blogger ya nos invita a pasarnos al Blogger beta. La verdad, no hay ninguna diferencia aparente, aunque proporciona mayor rapidez y comodidad a la hora de lanzar un blogo. Como a mí no me gustan los cambios, paso mucho de la versión Beta (que, según tengo entendido, da algunos problemillas) y me espero a que me migren a la fuerza. Acabo de salir de la universidad de impartir una clase de literatura española actual de ¡4 horas! y estoy cansado. Afortunadamente, comí bien, pues ayer fue el aniversario de Sor Juana Inés de la Cruz y algunas de las alumnas de Literatura nos obsequiaron con una buena tanda de platillos extraidos del recetario de Sor Juana. Además de unos deliciosos buñuelos de queso, me comí una buena polla que me dejó la boca toda chorreada (la polla portuguesa es un platillo colonial cuyo ingrediente fundamental es la polla o gallina joven). Ahí les dejo una fichita Toutain escrita por Enrique Martínez Peñaranda sobre Paul Gillon, el estupendo artista de Los náufragos del tiempo. Ya estuvo por hoy.

Clicar sobre las imágenes para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.

domingo, noviembre 12, 2006

BABEL (2006)

Seis años después de su obra maestra, Amores perros, el tándem González Iñárritu/ Guillermo Arriaga ha depurado su técnica para contar tres historias interrelacionadas. Cada vez más lejos del primer film, los resultados parecen ser también más insustanciales. Amores perros era una película tremendista, como no puede ser menos un film que se desarrolla en México y que bebe con avidez de la tradición tremendista que se inspira en la realidad social del país. Amores perros nos dejó la presencia de un vigoroso narrador de historias (Iñárritu) en perfecta colaboración con un narrador verbal no menos diestro como lo es Arriaga. Su segunda película, 21 gramos, partía del mismo planteamiento de interrelacionar tres historias, pero se trataba de una producción en el seno del cine independiente norteamericano, contaba con excelentes actores que desarrollaban notables interpretaciones (Benicio del Toro, Sean Penn) y poseía un aprovechamiento ejemplar de los medios técnicos de la industria cinematográfica al servicio de unos inspirados creadores. Entre todos consolidaron un film contundente y vibrante, redondeado por ciertas inquietudes metafísicas (¿son 21 gramos el peso del alma?).

En Babel, tercera colaboración de ambos artistas, Iñárritu y Arriaga ya están completamente instalados en la industria norteamericana y practican un cine independiente con vocación de universalidad, una universalidad que en esta ocasión les invita a interrelacionar tres historias vinculadas por la ominosa presencia de un Winchester. Tres historias que transcurren en Marruecos, Japón y la frontera mexamericana cuyos protagonistas hablan varios idiomas. Babel es el mito de la confusión de las lenguas, el mito ilustrador del desentendimiento, y en esta película Iñárritu y Arriaga inciden en uno de los graves conflictos de nuestro tiempo: la imposibilidad de hacernos entender. Creo que lo combinan elegantemente con la sugestiva teoría del efecto mariposa: así como el aleteo de una mariposa en un remoto rincón de nuestro planeta puede desencadenar un huracán en otra región en sus antípodas, el suicidio de una mujer en Japón (no se dice, pero aparentemente es con el Winchester convertido en casus belli de las acciones dramáticas del film) puede generar la deportación de una pobre empleada de hogar mexicana en Estados Unidos, o que una turista norteamericana se encuentre al borde de la muerte en Marruecos.

Formalmente perfecta, habilidosa y más que efectiva desde el punto de vista de narratividad, echo en falta en Babel la reflexión en una voz más alta sobre estos aspectos filosóficos o existenciales. Sin aportar nada novedoso, no cabe duda de que se trata de uno de los productos comerciales más decorosos del año cinematográfico norteamericano, un film independiente para todos los públicos con toques de cinema d´auteur. Un buen puñado de interpretaciones perfectas, donde por expreso deseo de Iñárritu nadie destaca sobre nadie, dan carne y vida a estos tres relatos sobre la moderna Babel, la Babel eterna, la Babel de nuestras almas. Puestos a elegir, me quedo con la historia que transcurre en Japón, donde la intensidad de las miradas y silencios de Rinko Kikuchi y Koji Yakusho rozan, gracias al depurado y limpio guión de Arriaga, las más altas cimas estéticas de esta película.

Babel (2006). Dirección: Alejandro González Iñárritu. Guión de Guillermo Arriaga. Más información, IMDB. (***, de 4).

jueves, noviembre 09, 2006

LOS AZNAR

Llevo toda la vida oyendo hablar de las novelas de George H. White, seudónimo del escritor español Pascual Enguídanos, que a partir de los años 50 escribió una serie mítica de la ciencia-ficción de kiosco: La saga de los Aznar. También hubo una serie de cómics que editó Valenciana. Este verano, por arte de magia, me encontré con un montoncito de ellas en un tenderete callejero, y me llevé un par en su edición de Valenciana de 1975 (las portadas que cuelgo son los números 1-3 de la misma reedición). Acabo de terminar la primera, El ángel de la muerte (número 33 de Luchadores del Espacio, serie que englobaba la Saga y otras novelas) y enseguida he empezado su continuación (número 36 de la misma edición). La sensación con la primera novela ha sido muy agradable, un poco pesada al principio, pero tiene su punto, y creo que la segunda me va a gustar más. Todavía hoy es raro ver cómo un español concibió una saga de españoles exploradores del espacio. En aquellos tiempos tuvo que ser la repera del optimismo. Hubo mucho chacoteo al respecto cuando Aznar fue presidente del Gobierno, pero no duden de que para la posteridad, el Aznar más digno de recuerdo será el Almirante Aznar de Pascual Enguídanos. Ya les contaré cuando acabe la segunda novelita.

FICHAS TOUTAIN XXXIII: ROBERT GIGI

Quizá ande yo muy errado, pero me parece que el para mí desconocido Robert Gigi no hubiera tenido ficha en una empresa como estas Fichas Toutain si la Historia de los Cómics se editara en estos tiempos (a ver cuándo se anima Planeta). La ficha de Gigi la escribió Luis Conde.

Clicar sobre las imágenes para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.

martes, noviembre 07, 2006

PALABRAS DE DON ANTONIO ALVAR EZQUERRA

Ayer recibí, vía aemilius de la Sociedad Española de Estudios Clásicos (SEEC), un par de recortes de prensa en los que acabó dividido una breve y sustanciosa conversación con don Antonio Alvar Ezquerra. Don Antonio, catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares, presidente de la SEEC y eminente latinista español, acaba de regresar de Bolivia, donde ha acudido para diversos actos académicos y donde ha concedido unas cuantas entrevistas a los medios. Una de ellas, publicada en el diario La Prensa, es la que enlazo al final. Además de defender la importancia vital de los estudios clásicos sobre Grecia y Roma en los modernos planes de estudio (en lo que parece una batalla perdida a nivel mundial, salvo en carreras y/o universidades aristocráticas para élites económicas), don Antonio despotrica en la última columna contra los modernos modelos educativos que prohiben la memorización y el individualismo del aprendizaje. Quienes trabajamos de este lado del charco ya llevamos un buen rato sufriendo los devastadores efectos del Constructivismo en la educación. El constructivismo (ideología agazapada detras de los "acuerdos del Pacto de Bolonia") será la nueva filosofía educativa que se impondrá a fuerzas en la educación superior en España, como en otros países de Europa, a partir de 2010. Puedo dar fe de que se trata de uno de los jinetes del Apocalipsis. Numerosas sociedades científicas ya han solicitado firmas para declararse en pie de guerra contra este modelo educativo que viene de Estados Unidos y que hoy promueven con frenesí toda clase de psicólogos, pedagogos y trotaconventos. Yo ya he firmado alguno de estos manifiestos, aunque claro, no servirá de nada teniendo en cuenta la naturaleza de la casta política que gobierna hoy día en los países occidentales. Volviendo al artículo, estoy completamente de acuerdo con el señor Alvar, y sobre todo, comulgo religiosamente con el contenido de su larga respuesta a la última pregunta. El artículo completo puede ser leído pinchando aquí.

lunes, noviembre 06, 2006

FICHAS TOUTAIN XXXII: FRED (1931)

Confieso mi desconocimiento por la obra de Fred, y en concreto, por su famosa serie Philemon (no confundir con el jefe de don Mortadelo). En Amazon France están disponibles todos los volúmenes. Habrá que hacer algo al respecto. La fichita de hoy fue escrita por Joan Navarro.

Clicar sobre las imágenes para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.

domingo, noviembre 05, 2006

DAMPÝRICO FIN DE SEMANA

Un fin de semana de los buenos. Con peliculitas, tebeítos, algo de literatura (en fin de semana sólo leo tebeos, pero como ando releyendo a Horacio, aproveché para concluir el libro I de sus maravillosas Sátiras). Buena comida y cero vida social. Poco más se le puede pedir a la vida, salvo bebida. He leído los cinco primeros tomos de Dampyr, esa serie de Bonelli que trata sobre el hijo de un vampiro y una mujer mortal y que vaga por el mundo defenestrando colmilludos y buscado a su papá. Menudo Edipo tiene el tío. Tiene algunas influencias del Preacher de Garth Ennis, pero se diferencia, sobre todo, en que Dampyr está bien escrito. Dampyr es uno de esos maravillosos tebeos que edita la casa italiana Bonelli, sin lugar a dudas, y con diferencia, la editora de los mejores tebeos populares de este planeta y parte del extranjero. En España ahora mismo lo saca Aleta Ediciones, aunque con muchas faltas de ortografía producto del entusiasmo juvenil y un bachillerto de la ESO. Dampyr es una creación de Mario Boselli y Maurizio Colombo, una recreación de los mitos vampíricos y de terror, un género que a nivel popular sigue generando mucha literatura interesante. Dampyr es una prueba de producto popular excelente como hoy día sólo se hace en Italia, último bastión del cómic literario popular que aspira a rivalizar con los grandes novelistas del siglo XIX.
Porque si algo le debemos agradecer a los tebeos de la casa italiana Bonelli es que continúen produciendo diversas series mensuales en tomos de cien páginas donde el dibujo todavía se supedita a unos guiones elaborados, narrativos, llenos de diálogos interesantes y con una documentación estimable para cada álbum. Novelas gráficas en el más puro sentido de la palabra. Yo soy fanático de los tebeos Bonelli, el último bastión del gran tebeo popular y una de las pocas alegrías que a uno le quedan mes a mes en esta vida. Dampyr, serie de la que no tenía referencias y que ahora me ha convencido para seguirla como hago con mis queridos Dylan Dog y Martin Mystere, es, una excelente saga de aventuras y terror con interesantes conexiones tanto clásicas (tan lógicas por su género) como contemporáneas (la guerra de los Balcanes, las mafias rusas…). De los cinco primeros tomos (no tendré más hasta volar en diciembre a España, donde mi librero de toda la vida me guarda mis Bonellis de todo el semestre), no puedo dejar de recomendar Fantasmas de arena (número 3), y sobre todo, el número 5: Bajo el puente de piedra. Una historia que transcurre en una Praga fantasmal de atmósfera expresionista y donde Dampyr deambula entre el mundo de los muertos y el de los vivos con una maestría y un sentido lírico y macabro absolutamente impresionantes. Muchas referencias literarias y estéticas para cien páginas de un tebeo absolutamente formidable. Sin lugar a dudas, para mí ha sido la alegría de la semana que termina ahora mismo. Pueden echar un vistazo a los Bonellis de Aleta Ediciones clicando aquí.

jueves, noviembre 02, 2006

FICHAS TOUTAIN XXXI: FRANK FRAZETTA

Uno de los grandes artistas de la segunda mitad del siglo XX. Recientemente he comentado desde este mismo rincón los dos primeros tomos de la reedición que se ha llevado a cabo de la etapa Frazetta de las dominicales del Li´l Abner de Al Capp (que son más Capp que Frazetta). Para quienes no hayan tenido el placer de contemplar al Frazetta ilustrador en su mero mole (ciencia ficción y fantasía), no puedo dejar de recomendar, una vez más, que se paseen por esta impresionante galería dedicada al maestro. Sin duda, un verdadero placer para los sentidos. La ficha de hoy fue escrita por Manel Domínguez Navarro.

Clicar sobre las imágenes para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.