Un fin de semana de los buenos. Con peliculitas, tebeítos, algo de literatura (en fin de semana sólo leo tebeos, pero como ando releyendo a Horacio, aproveché para concluir el libro I de sus maravillosas Sátiras). Buena comida y cero vida social. Poco más se le puede pedir a la vida, salvo bebida. He leído los cinco primeros tomos de Dampyr, esa serie de Bonelli que trata sobre el hijo de un vampiro y una mujer mortal y que vaga por el mundo defenestrando colmilludos y buscado a su papá. Menudo Edipo tiene el tío. Tiene algunas influencias del Preacher de Garth Ennis, pero se diferencia, sobre todo, en que Dampyr está bien escrito. Dampyr es uno de esos maravillosos tebeos que edita la casa italiana Bonelli, sin lugar a dudas, y con diferencia, la editora de los mejores tebeos populares de este planeta y parte del extranjero. En España ahora mismo lo saca Aleta Ediciones, aunque con muchas faltas de ortografía producto del entusiasmo juvenil y un bachillerto de la ESO. Dampyr es una creación de Mario Boselli y Maurizio Colombo, una recreación de los mitos vampíricos y de terror, un género que a nivel popular sigue generando mucha literatura interesante. Dampyr es una prueba de producto popular excelente como hoy día sólo se hace en Italia, último bastión del cómic literario popular que aspira a rivalizar con los grandes novelistas del siglo XIX.
Porque si algo le debemos agradecer a los tebeos de la casa italiana Bonelli es que continúen produciendo diversas series mensuales en tomos de cien páginas donde el dibujo todavía se supedita a unos guiones elaborados, narrativos, llenos de diálogos interesantes y con una documentación estimable para cada álbum. Novelas gráficas en el más puro sentido de la palabra. Yo soy fanático de los tebeos Bonelli, el último bastión del gran tebeo popular y una de las pocas alegrías que a uno le quedan mes a mes en esta vida. Dampyr, serie de la que no tenía referencias y que ahora me ha convencido para seguirla como hago con mis queridos Dylan Dog y Martin Mystere, es, una excelente saga de aventuras y terror con interesantes conexiones tanto clásicas (tan lógicas por su género) como contemporáneas (la guerra de los Balcanes, las mafias rusas…). De los cinco primeros tomos (no tendré más hasta volar en diciembre a España, donde mi librero de toda la vida me guarda mis Bonellis de todo el semestre), no puedo dejar de recomendar Fantasmas de arena (número 3), y sobre todo, el número 5: Bajo el puente de piedra. Una historia que transcurre en una Praga fantasmal de atmósfera expresionista y donde Dampyr deambula entre el mundo de los muertos y el de los vivos con una maestría y un sentido lírico y macabro absolutamente impresionantes. Muchas referencias literarias y estéticas para cien páginas de un tebeo absolutamente formidable. Sin lugar a dudas, para mí ha sido la alegría de la semana que termina ahora mismo. Pueden echar un vistazo a los Bonellis de Aleta Ediciones clicando aquí.
1 comentario:
Cuanto más leo Dampyr más me gusta. En Italia ya llevan algo así como 70 números, o sea, que -salvo que Aleta desista- tenemos tebeo para rato.
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